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El ritual de las hierbas de San Juan en Galicia: Para espantar "ao demo" y cuidar del monte

La bióloga gallega Silvia Domínguez apunta que la pérdida de estos ritos está ligada al descuido del medio, así como al menor respeto y valoración hacia las personas mayores
Las hierbas de San Xoán y los alrededores del monte Pindo, en Carnota (A Coruña)
Las hierbas de San Xoán y los alrededores del monte Pindo, en Carnota (A Coruña)
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San Xoán, o San Juan, es una festividad de origen pagano que celebra el solsticio de verano con distintos rituales y celebraciones. Una de estas tradiciones es la de lavarse la cara el día 24 de junio con el agua en el que han reposado las hierbas de San Xoán. Con este ritual espantaremos a los demonios y nos purificaremos, sin embargo, esta tradición puede ayudarnos también a tomar consciencia sobre la necesidad de cuidar de los montes y bosques en un momento de crisis climática a nivel global, tal y como apunta Silvia Domínguez, bióloga y autora del libro As herbas de San Xoán. Caderno de campo para faceres o cacho.

"Os galegos somos unha mestura de ritos pagáns e de relixión. Galicia está impregnada de ritos pagáns e cristiáns", explica Domínguez, que añade que estos ritos "facíanse por e para a natureza, pero despois chegou o cristianismo, que quitou moitos destes rituais, e os que non podo quitar, fíxoos seus".

Una de esas festividades en las que el cristianismo acabó imponiéndose a un rito anterior en su lucha contra el paganismo es San Xoán: "Cadraba que se leva seis meses co nacemento de Jesús, o período que separa o solsticio de inverno co de verán. E, ademáis unha das herbas de San Xoán, o Hypericum, o espantademos por excelencia, ao macerarse en aceite dá unha cor vermella que metaforicamente era a sangue de San Xoán que foi decapitado", relata la autora.

No sabemos exactamente cuándo nacieron estos rituales, pero se piensa que nos llegaron "de culturas precristiáns e celtas" y, en este caso, se trataba de una festividad muy relacionada con la astronomía, dado que la noche de San Juan es la más corta del año, y se creía que esa noche el fuego, el agua y las plantas adquirían propiedades mágicas.

"Para as xeracións pasadas os ciclos da vida non era lineais, nós poñemos data de inicio e fin a case todo e eles entendían a vida máis como un círculo, e no solsticio de verán renacía todo, e se había boas colleitas implicaba que nos períodos de menos abundancia puideras ter de comer", añade Domínguez.

El objetivo era también protegerse y tratar de evitar que sucedieran fenómenos cuyo por qué aún no se entendía, y a los que se les daban explicaciones de índole mística. "Se a colleita viña mal era polo demo… había explicacións moi místicas, tamén para as plantas", apunta.

Estos rituales, además, estuvieron hasta hace no tanto íntimamente relacionados con el uso de las plantas de forma medicinal: "Hai 40-50 anos ir ao médico era cousa de ricos, e moito antes nin sequera había médicos, e o que facías era remedios con herbas, moitas veces non sabían a explicación pero si sabían que as herbas servían para cousas", detalla la bióloga.

"Agora os montes son pobres"

Sin embargo, a medida que el entendimiento del mundo se fue haciendo mayor, muchos de estos rituales fueron peso e importancia, y desvinculándose de su sentido original. Así, Domínguez relata que aún en su infancia era habitual "ir ao monte polas herbas de San Xoán, era algo natural". Sin embargo, ahora "venden as herbas nas tendas", e muchas veces San Juan "parece que é unha noite de borrachera, non ten nada que ver co que era".

En ese sentido, la bióloga lamenta que la pérdida de estos ritos está muy ligada también al descuido del medio y de los propios montes, así como a un menor respeto y valoración hacia las personas mayores en nuestras sociedades modernas.

"Nós de pequenas xogabamos no monte, non había parques na miña zona. Ademais eran montes onde os meus avós traballaban. Agora os montes non están limpos e están cheos de eucaliptos, son montes pobres, feos. Antes, na casa dos avós aprendías moito, tiñas un respecto, e agora os avós non están na casa, están nas residencias. Agora sentimos vergonza por eses ritos", lamenta.

Así, Domínguez, observa esa "desconexión" con la naturaleza en su día a día, por ejemplo en muchos de los amigos de su hijo que "teñen medo dunha avelaíña", si bien el año pasado se alegró al ver que bastante gente en O Grove (Pontevedra), la zona en la que vive, salió con sus hijos al monte para buscar las herbas de San Xoán "mirando ao chan".

"Precisamos conectarnos coas nosas raíces, estamos destrozando o mundo e dános igual, con estes ritos poderíamos facelo", añade.

El ritual de las "herbas de San Xoán"

Teniendo todo esto en cuenta, y para quien quiera intentar mantener uno de los rituales de San Juan, Domínguez detalla qué tendríamos que hacer para hacer nuestro cacho.

Para empezar, en el cacho debemos echar las siete hierbas a un agua que, en teoría, también debería provenir de siete fuentes distintas. La explicación es "que o sete é un número máxico para os paganos e despois tamén para a relixión. Por iso sete son as herbas básicas, e debían botarse ademáis na auga de sete fontes diferentes", señala Domínguez.

Aunque están son las hierbas "básicas", en las distintas zonas de Galicia se añaden otras muchas dependiendo de cada tradición. En cualquier caso, lo más importante es que estas hierbas tengan unas características concretas: que actúen "como repudio contra o mal, que sexan medicinais, e que cheiren ben ou intenso".

Además habría que recoger estas hierbas en la tarde de San Xoán, antes de que caiga el sol, "porque ao meterse o sol as bruxas saen e comezan a facer das súas".

Hierba de San Juan.

Las siete hierbas

  1. Herba de San Xoán (Hypericum perforatum): Es el "espantademos por excelencia", explica Domínguez, que detalla que tiene propiedades antidepresivas y además florece en estas fechas.
  2. Fiuncho: Es una planta digestiva, "e tamén se usaba para lavar os ollos aos nenos e aos animais, por iso se usa contra o mal de ollo".
  3. Herba luisa: Esta planta es "especial para os enganos amorosos", y además es "moi dixestiva". Como curiosidad, "como daquela non había perfumes nin se duchaban moi a miúdo, as mulleres metíana na roupa interior cando ían á romería", y por eso el dicho de: "Herba luisa con ese bo cheiro, traeme un homiño que sexa casadeiro".
  4. Xesta: Esta planta "usábase para facer vasoiras, e varrías de dentro para fóra para quitar ou que non che vale, por iso se bota no cacho, para que borre o mal que poida haber na auga ou o que poida vir durante o ano".
  5. Fento macho: Este helecho nace cerca de los ríos y dicen que florece en la noche de San Xoán, "o cal non é posible realmente", lamenta la bióloga. Se utiliza en el ritual "porque é protector e antigamente se lle botaba unha mestura de fento con toxo ao facerlle a cama ao gando, ou se poñía fento debaixo das patacas como protector. Hai que botalo ao noso cacho para que nos protexa".
  6. Malva: Esta planta con flores moradas se utiliza para todo: "Pódense comer as follas e os pétalos, pódese usar en infusións para temas dixestivos, e é emoliente para a pele". Por eso, "os campesiños frotaban con ela as mans despois de labrar para que non lles saíran callos". Por esa propiedad, dicen que también "abranda o caracter das persoas e por iso ai que botalo".
  7. Romeu: Por último, el romero, una de las plantas estrellas en cualquier casa gallega junto a la Hierba Luisa. "Era moi raro que nunha casa antiga non houbera Herba Luisa e Romeu, porque co romeu se facía alcol de romeu, que era un antiseptico. Ademais cando a casa estaba cargada de gripe se queimaba porque purifica e clarifica". Además, tiene propiedades estimulantes y Domínguez cuenta que "se tomas unha taza de café de romeu, estimula. Os estudiantes utilizabámolo para poñelo nas muñecas e espertar".

Reposar y lavar la cara el día 24

Con estas hierbas ya tendríamos casi todo, solo nos quedaría el agua -que Domínguez reconoce que puede cogerse del grifo de casa- y, después en algunos sitios "hai xente que bota silveira", pero en su zona ponen unas ramas de toxo en forma de cruz para que, según decían "o demo non encaixe nel de noite", aunque la explicación más probable es que se hacía para evitar "que ningún animal fose beber de noite".

El agua con las hierbas la dejaremos toda la noche reposar y, al día siguiente, la mañana del 24, lo primero que haremos al despertar será lavarnos la cara con ese agua mirando hacia oriente, a la salida del sol. Mientras lavamos la cara podemos recitar una cantiga que dice: "Auguiña bendita de San Xoán, límpame a cara de males e grans, dáme moita saúde, para que a vida moitos años dure", que recoge Domínguez en libro.

Por último, podemos aprovechar esa agua máxica para regar las plantas o en las huertas y las hierbas se guardarán para quemarlas en la hoguera del año siguiente o bien, de modo que las llamas se lleven todos los males que las plantas "atraparon" durante el año, o bien podemos hacer un incienso con el que "purificar" la casa.

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