El Español
Treintayseis
Vivir
|
Música

Así fue la noche que A Coruña pasó a solas con Rosalía y sus bailarines

La potencia vocal de la artista y su completa lista de éxitos son la baza del espectáculo 'Motomami World Tour', que tuvo su única cita en Galicia ayer viernes en la ciudad herculina
Uno de los momentos del conciertos de Rosalía en el Coliseum de  A Coruña
Uno de los momentos del conciertos de Rosalía en el Coliseum de A Coruña
Ofrecido por:

Rosalía, un lienzo blanco, un equipo de bailarines y dos pantallas. Esa es la propuesta minimalista que la cantante catalana ofreció a los casi 9.000 asistentes que llenaron el Colisuem de A Coruña. Un espectáculo sobrio que no pasará a la historia, como sí hizo el Sin Cantar ni Afinar Tour de C Tangana que se vivió en el mismo recinto en la ciudad herculina; pero que se cimienta en el icono que representa la artista, su calidad vocal y un nutrido número de temazos

Eran las 21:29 horas y los asistentes al concierto ya comenzaron a corear el nombre de Rosalía, que los había citado para un minuto después. Hasta las 21:50 no comenzó el show, que terminaba pasadas las 23:20 horas. Hora y media de aterciopelada voz y coreografías de su cuadrilla de bailarines, que no consiguieron llenar el espacio que merece la banda. Apenas salió en un momento un pianista, que estuvo escondido en un rincón del escenario durante todo el concierto. 

La calidad vocal de Rosalía emociona y asombra

Una vez superada la sensación de vacío, Rosalía supo convencer al público gracias a su larga lista de éxitos, incluido Despechá, que sonó en A Coruña por primera vez tras su lanzamiento oficial. O Aislamiento, que la artista también presentó como un nuevo tema y una primicia para el público gallego. Y por un torrente vocal que demostró en temas como Hentai, que dedicó a su pareja, Rauw Alejandro, que estaba entre el público. No obstante, faltó un poco de su etapa anterior más flamenca, aunque sí hubo tiempo para piezas como Malamente, que rindió al público.

Además, la cantante también se ganó a los asistentes con su forma de moverse por el escenario y con momentos muy de Motomami, ya sea poniéndose unas simples gafas o haciendo algo de twerking. Una atmósfera diva que no nubló el carácter cercano de Rosalía, que contó su experiencia en el Camino de Santiago, leyó alguna de las pancartas de los seguidores de primera fila o se hizo con una bandera gallega entre el público, que subió al escenario. 

Este cariño, sus hits y su voz llenaron las ganas de Rosalía que tenían sus más acérrimos y jóvenes fans, que también querrán volver a repetir la experiencia en alguna de las siguientes citas de este tour. Sin embargo, los que van pintando canas o los no tan fans, se quedaron a medias. Una falta de emoción que no pasará a la historia.

Vivir