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Tribuna Abierta

Te estamos engañando

La mejor parte de ser emprendedora es construir la empresa donde quieres trabajar con las personas que eliges para crear un proyecto muy personal donde hacer algo bonito.
Lis M. Torrón
Por Lis M. Torrón

La peor parte es que la mejor parte no sucede sin más.

Necesita tiempo. 

El concepto tiempo es variable y subjetivo, normalmente cuando eres joven tienes muchísimo y lo malgastas de mala manera. Principalmente en pasar demasiadas horas despierta que luego debes dormir y vuelta a empezar.

Cuando te das cuenta de que el tiempo es un bien efímero suele ser cuando te haces mayor, vas teniendo más responsabilidades, construyes una familia y pretendes ganar de golpe todo lo que has perdido en décadas. Creo que de ahí viene un poco la crisis de los cuarenta, cuando intentas ponerte al día en formación, hacer spinning, criar a tus hijxs, usar aparato dental, practicar mindfulness, cambiarte el peinado, pasar por un momento existencial delicado y todo fuera de horario laboral, por supuesto.

Lo más curioso del concepto tiempo es que, cuando sabes lo que quieres, por muy poco que tengas, le sacas partido. Pero ¿sabes lo que quieres?

Durante años, mi hermano y yo tratamos de construir la empresa en la que queríamos trabajar. Pero tardábamos mucho en tomar decisiones importantes, no acertábamos con los procesos, no entendíamos a la gente con la que trabajábamos, no supimos gestionar algunas situaciones y fracasamos con un montón de clientes. 

Menos mal. 

Cometer todos esos errores tan jóvenes nos generó un aprendizaje enorme.

Dedicarte a un proyecto donde de verdad quieres trabajar o ser tu propia jefa son las principales convicciones por las que tanta gente se lanza a emprender. 

“¿Tienes una empresa? ¡así cualquiera!”, “¿trabajas en lo que te gusta? entonces no trabajarás ni un día de tu vida”, “¿eres tu propia jefa? ¡qué suerte tienen algunas!”. Automáticamente, pensamos en no madrugar porque no eres una morning person, en trabajar desde casa en pijama porque estás comprometida con el medio ambiente y en tener las tardes libres porque para ti es prioritario el bienestar emocional… Siento ser yo quien te diga esto, pero no funciona así y si piensas que sí, spoiler: tu negocio no va a funcionar.

En el proceso de tener la empresa que quieres, vas a:

invertir toda tu energía, dejar de ver amigxs, desatender tu vida personal, perderte planes, sentirte incomprendida, asumir todos los riesgos, no tener tiempo para nada, ganar muy poco mucho tiempo, sentir que estás dejando de hacer cosas que te gustan, tener que reciclarte constantemente, llevarte decepciones, exigirte estar al 100%, perderás la capacidad de desconectar ya sean findes o vacaciones y por supuesto, el concepto tiempo libre, big fat fail.

Dejemos de romantizar el emprendimiento, es muy duro.

Todo esto centrándome exclusivamente en la gestión emocional que conlleva el emprendimiento, dejo a un lado el maltrato fiscal que sufrimos las pymes y autónomas en este país, porque muchas veces siento que mi profesión es el mecenazgo y que trabajo por amor al arte.

Pero lo peor de todo es que no sé si lo estamos haciendo bien.

Es un rodeo para captar tu atención. Realmente lo estamos haciendo mal. 

Estamos educando erróneamente, mal informando, vendiendo motos que no funcionan a una generación que no solo tiene los techos de cristal que nosotras no hemos roto, sino que sufren rápido e intensamente (lo han tenido todo demasiado rápido, niñxs sobre-estimulados y sobre-protegidos) que no saben gestionar sus emociones.

Tampoco sé si estamos para dar lecciones… 

Mi hijo de 4 años ya tiene una clase de inteligencia emocional en el cole y a mí todavía se me hace un nudo en el estómago cada vez que pido perdón.

Hay un abismo generacional y lo sabemos, pero seguimos engañándoles.

Los Z nos dan mil vueltas en compromiso, sostenibilidad, inclusión, aceptación, igualdad o diversidad, pero aún son muy jóvenes.

¿Se nos ha olvidado nuestra madurez con 14 años?

¿cómo gestionábamos nuestras emociones a los 16?

¿cómo nos comportábamos frente a los adultos con 20?

Por favor, señoras, por favor…

Los padres o madres treintañeros y cuarentones hemos hecho todo lo que ahora criticamos. Pero empezamos a soltar frases tipo “la gente joven está muy perdida”, “no saben lo que quieren”, “no tienen valores” o “la música que escuchan es terrible”. No sé qué les parecía a nuestras madres Blur, Nirvana o Pearl Jam, la verdad…

Me preocupa especialmente cómo la sociedad subestima el emprendimiento.

Y me enfada ver cómo gente que no ha tenido una empresa en su vida habla sobre #business, alguien que jamás ha tenido nadie a su cargo ni ha gestionado equipos da charlas sobre #leadership, o personas muy jóvenes que solo meses después de haber finalizado la carrera hablan sobre #mentoring con naturalidad. 

Esta maldita prisa por tenerlo todo ya nos hace querer ser doctores sin abrir un libro, seniors sin tener experiencia, jefas sin haber trabajado… y luego nos frustramos.

Usar palabras como equilibrio, burnout, balance o salud mental cuando estás empezando anteponiéndolo a conceptos como esfuerzo, talento, ganas o motivación me parece realmente peligroso… 

Todas queremos trabajar en lugares agradables, tener un buen salario y flexibilidad que nos permita tener vida más allá de ir al supermercado el sábado por la mañana. PERO (lo pongo en mayúsculas porque es un pero muy gordo).

PERO asumir que vas a empezar tu carrera o a abrir tu negocio y que vas a triunfar sin esfuerzo, sin un plus de motivación, sin demasiadas ganas, sin horas extra, sin compromiso, sin constancia, sin currar fines de semana, sin seguir aprendiendo, sin tener que echar el resto cuando no tienes fuerzas, sin aguantar a gente que no te gusta, sin pasar mucho tiempo con un sueldo miserable, sin tener que hacer más para que cuadren las cuentas, sin aceptar un montón de proyectos de mierda, sin entender que es un proceso… 

es ir directo al fracaso.

No empiezas y ya está.

No por arriesgarte ya ganas.

No por lanzarte ya lo tienes hecho.

No por tener un máster ya eres la mejor.

Dejemos de enviar estos mensajes arco iris porque no son de verdad.

Y la culpa es nuestra. 

Hablamos de balance, de equilibrio, de salud mental, de liderazgo, de influencia, de tenacidad, de creatividad y de motivación. Usamos un montón de palabras inspiradoras para demostrar lo bonito que es tener tu propia empresa y lo hacemos desde lo alto de una montaña que nosotros ya hemos subido. Porque llevamos 10, 15, 20, 25 años dejándonos la vida en subir esa montaña, pero es que ya estamos arriba o casi llegando. Mientras que ellos, los más jóvenes, están abajo del todo y solo piensan en disfrutar de las vistas ya, asap, olvidándose de la importancia de recorrer (y disfrutar) de ese camino mientras suben.

Cuida a las personas que tienes de prácticas.

Escucha a los perfiles más junior con los que trabajas.

Hay un montón de gente que ahora empieza y hará cosas increíbles.

Debemos ayudarles, apoyarles y enseñarles, no a subir la montaña como lo hemos hecho nosotros, sino a que piensen cómo quieren subirla ellxs. 

Ese sí que es un proyecto bonito.

Lis M. Torrón
Lis M. Torrón
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Copywriter, Escritora, Creadora de Contenido, Socia y Directora Creativa en RECLAM, la agencia de publicidad con más historia de Galicia, fundada en 1940. Nieta, hija y hermana de publicistas. Mamá de un niño de anuncio.