Mujeres y locura en Santiago: 'Voces esquecidas. As mulleres do Hospital de Conxo'
Muchos de ustedes sabrán ya que Conxo fue el primer psiquiátrico que abrió en Galicia. Lo hizo en el 1885 y fue inaugurado por la Iglesia en un monasterio del siglo XII.
Actualmente se entiende por hospital psiquiátrico todo centro dedicado al diagnóstico y tratamiento de enfermedades psiquiátricas. Sabemos que en la Edad Media a las personas que sufrían trastornos de tipo mental se las trataba como seres poseídos por espíritus diabólicos. Por su parte, Hipócrates definió la manía como el estado en el que la persona está fuera de su mente, lo cual es sinónimo de locura. El filósofo afirma que la enfermedad mental no tenía un origen divino sino natural, y que el cerebro era el asiento de los placeres, alegrías, risas, dolores, pesares y lágrimas. Hoy hemos avanzado mucho pero todavía no existe consenso a la hora de cómo se perciben las enfermedades mentales y , mucho menos, como debemos tratar a quienes las padecen. Aunque hay, cada vez más, sensibilidad a la hora de enfrentarnos a la enfermedad mental en nuestra vida sin caer en el estigma que impone etiquetas y miedos y nos aleja de la empatía y la comprensión, indispensables para afrontar el reto de normalizar la salud psiquiátrica, todavía nos queda mucho camino por recorrer.
Precisamente esa es una de las labores que pretende conseguir esta muestra recogida en la exposición del Arquivo de Galicia “ Voces esquecidas. As mulleres do Hospital de Conxo” que aporta gran valor a la investigación y el estudio de la psiquiatría y la salud mental y en concreto analizando los patrones de género seguidos en el centro con las mujeres que estaban allí ingresadas. Se trata pues, de una muestra que a través de 57 piezas intenta visibilizar la condición de las personas con un doble estigma: locas y mujeres.
Desde su apertura en 1885 y hasta 1953 el Hospital Psiquiátrico de Conxo fue considerado el centro de referencia en cuanto a la asistencia psiquiátrica se refiere en el territorio gallego aunque ahora, al tener a nuestro alcance esta exposición cuesta creerlo.
Entre los documentos exhibidos destacan algunos expedientes como este que recogemos en la fotografía. Los antecedentes relatados por el personal sanitario del centro llaman cuanto menos la atención de cualquier visitante, narrando datos de todo tipo sobre los síntomas que presentan las enfermas. En concreto este de Clara Adela, del año 1937, recoge el caso de una mujer que podría estar viviendo en la calle, rodeada de sus animales “Hoy ingresa en un estado calamitoso de abandono de su persona, al extremo que hace aproximadamente dos años que no se baña ni se cuidaron para nada de su aseo, de tal manera que tiene el pelo apelmazado, lleno de inmundicia” y añade que habla en tercera persona y que ingresa junto a un gato al cual llama Fernando.
Otro documento que genera curiosidad es el de las condiciones que han de darse para una petición por parte de una interna para salir del centro“ Para que pueda salir del Manicomio Rosa Falcón , es preciso que el Director comunique a la Audiencia que se halla curada, entonces se manda a instruir expediente, que no es de broma”. Entre otras aclaraciones se recoge que para que el permiso sea otorgado la paciente no puede suponer un peligro para la sociedad y añade “Una vez justificado esto, puede acordarse la libertad, previniendo que esto raras veces tiene lugar, porque la locura, según los Médicos raras veces es curable”.
Muestras de las analíticas de laboratorio, historias clínicas, dibujos y diferentes testimonios de una época en la que muchas mujeres fueron consideradas enfermas mentales y se decidió aislarlas creyendo así que se terminaba con el problema y sufrimiento que padecían. Huelga decir que, en el caso de las mujeres, era más que evidente el machismo imperante en los diagnósticos así como la aceptación de que su sistema nervioso y reproductivo las hacía más propensas a sufrir desórdenes como locura histérica, locura genital o psicosis melancólica. Por supuesto también se presuponía que todas aquellas mujeres que tenían comportamientos propiamente masculinos llevaban una vida “ de cabaret” que las llevaba a padecer trastornos mentales, como podemos ver en una de las fotografías tomadas en la exposición.
Cabe destacar que en la muestra se encuentran los expedientes de las dos primeras mujeres ingresadas en Conxo en los años 1885 y 1886 respectivamente y cartas enviadas por hombres a los medios en los que agradecían la cura a sus mujeres que antes eran “tristes”.
