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Santiago entona el 'Grândola' para recordar el 50 aniversario de la Revolución de los Claveles

Con un clavel rojo en la mano y la letra impresa en una octavilla, un centenar de asistentes formaron una cadena humana como simulación del avance pacífico de los soldados portugueses el 25 de abril de 1974
Canto popular del Grândola, Vila Morena, de Zeca Afonso, en la Praza da Música en Santiago de Compostela.
AGOSTIME
Canto popular del Grândola, Vila Morena, de Zeca Afonso, en la Praza da Música en Santiago de Compostela.

Más de un centenar de personas plantaron cara a la lluvia en la tarde de ayer, jueves 25 de abril, para recordar el 50 aniversario de la Revolución de los Claveles de Portugal. Adultos y niños se dieron cita en la Plaza de la Música, cada uno con un clavel rojo en la mano, para cantar a coro el canto popular 'Grândola, Vila Morena', una canción que es un símbolo de la revolución y democracia en el país luso.

La cita fue impulsada por el propio Concello de Santiago, que este año programó una serie de conmemoraciones con motivo del 50 aniversario de la revuelta pacífica que puso fin a la dictadura de António de Oliveira Salazar en Portugal. La alcaldesa, Goretti Sanmartín, hizo acto de presencia y puso en el centro a los que lucharon "pacíficamente" por un país democrático, según recoge Europa Press.

Más de un centenar de santiagueses acudieron a la cita en los antiguos terrenos del pabellón del Burgo das Nacións, pese a la amenaza de lluvia. El enclave elegido para el homenaje no es aleatorio. Allí fue donde en 1972 se interpretó por primera vez la canción que acabaría convirtiéndose en el himno de la revolución.

Con un clavel rojo en la mano y la letra impresa en una octavilla, los intérpretes del himno revolucionario se cogieron del brazo para ir formando cadenas humanas, un gesto que buscaba simular el avance pacífico de los soldados portugueses aquel 25 de abril. Así, la lluvia respetó los escasos tres minutos de actuación, que concluyó con más de 100 claveles rojos en alto.

"La libertad de los pueblos, la camaradería, la fraternidad, esa misma conexión, esas mismas vibraciones fueron las que hicieron que pudiese, en esos momentos, ser una realidad aquí el Grândola por primera vez", expuso Sanmartín.

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