24 mayo, 2022 01:36

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Amparo reunía todas las cualidades necesarias para ser (de nuevo) pionera. Había pasado las mismas pruebas que sus compañeros varones. Tenía determinación, se había presentado al examen aunque el día anterior había enterrado a su padre y la familia le decía que estuviera a otras coasas. Era el año 2000 y Amparo era la primera mujer Guardia Civil en hacer el curso para ser Tedax y, si todo hubiera salido como estaba previsto, se habría convertido, evidentemente, en la primera mujer Tedax. Un hito en aras de la igualdad.

Pero su cuerpo le dijo que nanay, que no podía más y le falló en las dominadas. No pudo hacer tantas como los chicos y Amparo se quedó a las puertas de su sueño y el puesto en la unidad de desactivación de explosivos acabó yendo (de nuevo) para un hombre. Han pasado 22 años desde aquello. La presencia de la mujer se ha normalizado mucho más en la Benemérita, pero lo cierto es que hay algunos lugares que siguen sin ser precisamente un oasis de igualdad: actualmente sólo hay dos Tedax mujeres frente a 227 hombres.

A pesar de todo, la guardia civil Amparo Zamorano Vital no guarda rencores en la guantera y ha servido más de 30 años como guardia civil sin desencanto. "En ningún momento me he sentido despreciada por ser mujer, al contrario, siempre he recibido un apoyo grandísimo", cuenta. Pero su caso es significativo. Porque mientras la presencia de las mujeres avanza en el Instituto Armado, sigue habiendo algunas especialidades que continúan como si estuvieran vetadas para ellas.

Amparo, con el traje de protección de desactivación de explosivos.

Amparo, con el traje de protección de desactivación de explosivos. Cedida

La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) acaba de elaborar un informe en el que se desgrana el número de mujeres que hay en la Benemérita según su presencia en las distintas especialidades del cuerpo. Si bien es lógico que aparezcan menos representadas, ya que en general ocupan sólo el 8,57% de la plantilla, menos aún que en la Policía o en el Ejército, lo más llamativo es que hay 12 especialidades en las que ni siquiera llegan al 5% y varias en las que no hay ni una mujer. "Tu ausencia me rodea como la cuerda a la garganta", escribía Borges.

Según los datos, que tienen como referencia el cuarto trimestre de 2021, no hay mujeres en adiestramientos especiales ni reconocimiento del subsuelo. Sólo hay una en defensa NRBQ, dos en desactivación de explosivos, tres en intervención especial, otras tres en música militar y cuatro en las especialidades de protección y seguridad, montaña y actividades subacuáticas. Cuando se compara con los varones, es más llamativo aún. Hay 362 en adiestramientos especiales, 227 en desactivación de explosivos y 6.607 en protección y seguridad, por poner algunos ejemplos. Recientemente ha entrado una mujer en el Grupo de Acción Rápida (GAR), la unidad de élite de la Guardia Civil, pero se escapa a los datos por las fechas de su incorporación. 

Los motivos que provocan esto son diversos y complejos. Están, por supuesto, las pruebas físicas. Pero también hay cuestiones estadísticas como que si la mayoría son hombres, los hombres serán mayoritarios en todas las especialidades. Está también que faltan muchos referentes femeninos y a algunas les puede costar ese paso de ser 'la primera'. Está que, a pesar de ser el 8,57% del cuerpo, sólo reciben el 5% de las medallas y acumulan menos méritos necesarios para ascender a las especialidades. O cosas más banales, como que los motoristas son en su mayoría hombres y por eso hay tantos hombres en Tráfico.

Pero también hay factores más estructurales, más de la sociedad en la que se vive. Por ejemplo, que muchas de esas especialidades no casan bien con la conciliación respecto a la vida familiar y en la mayoría de las casas españolas y del mundo sigue siendo la mujer la que hace esos sacrificios laborales a favor de responsabilidades familiares. Así, la guardia civil mujer prefiere optar por puestos con horarios muy establecidos y con pocos viajes. O no prefiere, pero la sociedad se ha construido de esa forma a su alrededor.

María Gámez, directora de la Guardia Civil, en su toma de posesión. Al fondo, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

María Gámez, directora de la Guardia Civil, en su toma de posesión. Al fondo, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Guardia Civil

Pesa más la pistola

"Lo tenía muy claro desde siempre. De toda la vida me ha gustado lo de ayudar, socorrer, el auxilio… no sé. En la Guardia Civil las premisas son esas. Y tenía que ser ese cuerpo. Me ofrecieron con el tiempo acabar de Policía Local de Madrid, pero ni de broma. Yo soy Guardia Civil".

Amparo Zamorano Vital habla de la Benemérita con una admiración que muy pocos le concederían a lo que, a fin de cuentas, es su puesto de trabajo. Y le viene de siempre, desde muy chica. Cuenta a EL ESPAÑOL | Porfolio que fue a rellenar la inscripción para entrar en el Instituto Armado cuando aún tenía 17 años y lo tuvo que hacer con el permiso de sus padres. Así, podía empezar el proceso antes de cumplir los 18 años. Por eso, justo cuando ya había alcanzado la mayoría de edad, en una fecha que tiene como grabada a fuego en algún sitio de la memoria, el 14 de septiembre de 1992, Amparo entró en la Guardia Civil.

Aunque ha pasado la mayor parte de su carrera en el Servicio de Información, la llamada policía secreta y la quinta especialidad con más mujeres en la actualidad (330), lo cierto es que le ha tocado varias veces eso de ser 'la primera'. Su relato arroja luz no sólo sobre la presencia de la mujer en la Guardia Civil, sino también sobre por qué hay tan pocas mujeres en algunas especialidades concretas.

Amparo, nada más entrar en la Guardia Civil en 1992.

Amparo, nada más entrar en la Guardia Civil en 1992.

Zamorano ha sido la primera mujer en entrar como Técnico en Búsqueda y Localización de Artefactos Explosivos (TEBYL) y la primera mujer en presentarse para Tedax, aunque se quedó a las puertas por las dominadas. También ha trabajado protegiendo a Santiago López Valdivielso, el director general de la Guardia Civil más longevo, la mayor parte de los ocho años que estuvo en el cargo. Aunque ahí no fue la primera, fue de las pocas: en la actualidad hay 4 mujeres en esa especialidad frente a 6.607 hombres, según el informe de la AUGC.

"He hecho muchos cursos a lo largo de mi trayectoria y, especialmente al principio, vivía lo que era ser la única mujer entre hombres. A veces incluso la primera mujer en haber llegado hasta ahí", cuenta en conversación telefónica. "Cuando hice el de protección de personalidades tenía que compartir baño y zona de estudio con dos compañeros. Las instalaciones no estaban preparadas para mujeres. Pero en ningún momento me he sentido apartada: me esperaban para comer si tardaba más tiempo en el baño y me dejaban participar igual en los torneos de fútbol sala", añade.

Un día, mientras realizaba el curso para entrar a Tedax, sus instructores tuvieron lo que llamaron un gesto caballeroso. Un "mujeres primero" de esos. Pero con una particularidad. En esta ocasión era para recibir una prueba de carga -hacer a alguien vivir una explosión real para que experimenten cómo se siente-. "Ahí sí qué pasé miedo", reconoce. "Sabes que vas a recibir un petardazo, pero no sabes cuándo ni lo fuerte que puede ser", añade.

Amparo y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez.

Amparo y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez. Mujer y Guardia Civil

Ante esa experiencia, que tienen que superar todos por igual, sus instructores optaron por ponerla a ella la primera del grupo. A fin de cuentas ninguna otra mujer en España se había sometido aún a esa prueba, así que "mujeres primero". "Es un curso muy difícil, física y psicológicamente. Tienes que ponerte un traje de 40 kilos y un escudo de 18 y, si no estás en forma, no lo llevas más de cinco minutos. Pero también tienes que controlar tus instintos, aguantar la presión, tener mucho sentido común…", explica.

Pregunta.- ¿Hay alguna vez que se haya sentido un trato negativo por ser mujer?

Respuesta.- En algunas actuaciones en la calle, sí. Pero no por parte de ningún compañero, sino por los civiles. Antes es que, claro, no habían visto mujeres guardias civiles y yo además tenía 19 años cuando entré. A veces me han tratado con desprecio. Me han dicho eso de que "tienes que estar en casa fregando" o lo de "pesa más la pistola que tú". Luego salí de la calle y con los compañeros no recuerdo haber tenido ningún problema.

P.- ¿Por qué cree que hay tan pocas mujeres en algunas especialidades?

R.- Antes le podía decir que por una cuestión física. Pero ahora hay muchas mujeres que le dan mil vueltas a muchos hombres en el lado físico. Creo que las mujeres buscan o tienen que buscar mayor estabilidad, un horario en el que puedas tener conciliación y no depender de un teléfono. A mí me ha tocado vivir con busca o vivir en el acuartelamiento porque podía hacer falta estar disponible en media hora.

P.- ¿Ha tenido usted que hacer algún sacrificio en ese sentido?

R.- Yo aprobé para ser sargento, pero renuncié, porque me habría tenido que ir fuera de Madrid y di prioridad a mi vida familiar antes que a la profesional. ¿Qué hacía si no con mi hijo? También habría seguido toda la vida en el Servicio de Información, pero nuestros viajes en misiones eran de mínimo 15 días y a veces te tirabas un mes y medio sin venir a casa. ¿Cómo compaginas eso?

Guardias civiles formados en el complejo de Valdemoro (Madrid).

Guardias civiles formados en el complejo de Valdemoro (Madrid). Ministerio del Interior

Oposiciones: distintas pruebas físicas

La diferencia entre hombres y mujeres en la Guardia Civil empieza en el propio proceso de oposiciones y siempre afecta a cuestiones físicas. Alicia Pérez, líder del área de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de MasterD, una de las principales academias de preparación de oposiciones, explica a esta revista las fases para entrar en la Benemérita.

La primera consiste en un examen de conocimientos generales en el que son evaluados por 54 temas (además de inglés). La segunda consiste en ejercicios psicotécnicos donde se valoran las aptitudes intelectuales y el perfil de personalidad. Además, se tiene en cuenta la altura (1,6 metros mínimo en el caso de hombres y 1,55 en el de las mujeres) y otros requisitos obligatorios como el ser mayor de edad, tener la nacionalidad, etcétera.

Hasta este momento, los dos géneros son evaluados igual, excepto la altura. Luego llega la parte física, donde se someten a las mismas pruebas, pero las mujeres tienen que cumplir unos baremos distintos a los hombres. La prueba de velocidad es correr 60 metros, los hombres en un máximo de 10 segundos y las mujeres en 11,2; la de resistencia es 2 kilómetros que los hombres tienen que hacer en 9,25 minutos y las mujeres en 11,14; los varones tienen que superar 16 flexiones y las mujeres 11. En la prueba de natación, los hombres tienen que recorrer 50 metros en 70 segundos y las mujeres en 81.

"No está equilibrado aún, pero en los últimos años hay más mujeres y sí que se nota. Además, desde MasterD traemos a inspectoras y distintas mujeres del cuerpo y se ve que ayuda en la motivación, porque antes eran todas figuras masculinas. Hay más visibilidad y se animan mucho más, se nota", asegura Alicia Pérez.

¿Por qué pasa?

Las palabras de Amparo, aunque no desprenden arrepentimiento, sí demuestran algunos de los motivos por los cuales muchas mujeres no acaban en las especialidades más exigentes del cuerpo. Así, mientras que hay una presencia prácticamente nula en áreas como reconocimiento del subsuelo o desactivación de explosivos, las más pobladas por mujeres son seguridad ciudadana (con 3.009 mujeres), fiscal y fronteras (611), mando/plana mayor (540), policía judicial (527) e información (330).

"Esto se debe a muchos motivos. Pero llama la atención la incursión de las mujeres en la Guardia Civil. Hace 12 años éramos el 6% de la plantilla, ahora somos el 8,57%. Hemos tardado 12 años en subir dos puntos y medio", se lamenta Alicia Sánchez, secretaria de Igualdad en AUGC. "Además, no tenemos mujeres referentes en las distintas especialidades y muchas jóvenes ni se lo plantean. Y, las que lo hacen, acaban en las más cómodas porque la carga familiar recae sobre la mujer porque la corresponsabilidad, a nivel social, sigue recayendo sobre nosotras", añade.

La verdad es que el próximo 2023 se cumplen 35 años desde que la mujer entró en la Guardia Civil como una más -antes estaba, pero en tareas pequeñas- y la Benemérita sigue siendo, de todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la que menor presencia femenina tiene. En la Policía Nacional representan el 12%, en el Ejército son el 12,8% y en la Guardia Civil sólo llegan al 8,57%.

"Aprobé para ser sargento, pero lo rechacé porque me tenía que ir fuera y mi prioridad era mi familia"

Sin embargo, Laura Gómez Campo, jefa del área de Derechos Humanos, Igualdad y Diversidad de la Guardia Civil, asegura que el cuerpo avanza, especialmente desde que entró una mujer -María Gámez- como directora general de la Benemérita. "En los últimos años estamos viendo que cada vez ingresan más mujeres. Son en torno al 30%. Lo que pasa es que aún necesitamos más tiempo porque hay mucha gente y ese porcentaje luego aparece diluido en las cifras totales", asegura.

¿Por qué siguen faltando, entonces, en algunas especialidades? "Para entrar en la Guardia Civil ya hace falta un esfuerzo físico, no son actividades de oficina o pasivas. Pero se ve que las especialidades que requieren un plus añadido de actividad física son las que menos mujeres acaban teniendo", explica Gómez. "En Información y Policía Judicial hay muchas mujeres porque los requisitos no tienen nada que ver", añade.

Laura Gómez Campo, teniente coronel.

Laura Gómez Campo, teniente coronel. Cedida

También hace referencia al factor de la conciliación. Pero no sólo en cuanto a los horarios, sino en cuanto a la ubicación. "Hay unidades que están basadas en ámbitos territoriales muy concretos, que no están dispersas. Un Seprona puede estar en toda España, pero un GAR (Grupo de Acción Rápida), no. Eso también tira para atrás a la hora de hacer esa especialidad porque hay mucha gente que quiere estar cerca de la zona donde vive su familia", apuntala.

Pregunta.- ¿El hombre se apunta también a las medidas de conciliación?

Respuesta.- En la Guardia Civil vemos que los hombres se apuntan, sí, pero cuando no hay detrimento de las retribuciones. Es decir, los hombres sí se cogen permisos como el de paternidad. Pero luego son menos los varones que se reducen la jornada, que implica bajarse el sueldo. Eso les cuesta más y son las mujeres las que lo siguen haciendo.

Pregunta.- ¿Cuál es la gran tarea que queda pendiente?

Respuesta.- Visibilizar a la mujer. Realmente no se nos conoce, las mujeres no conocen las posibilidades de la Guardia Civil. No se nos ve en las grandes capitales de provincia y sí se sabe lo que hace la Policía Nacional, pero no las especialidades que tenemos en el cuerpo. Cuando hacemos jornadas y puertas abiertas vemos que las mujeres se sorprenden de lo que tenemos. También hacen falta referentes dentro del cuerpo, a veces hasta de forma interna ignoramos todo lo que tenemos.

Los detalles que especifica Gómez Campo son también los de la guardia civil Amparo Zamorano. Y los de sus compañeras. Esa sensación de que, por ser mujer, las cosas van cuesta arriba, aunque ahora se haga por rectificarlo. "Una compañera me dijo el otro día: 'me he pasado toda la vida de escolta, de aquí para allá, y ahora no tengo ni hijos ni pareja, ni nada… ¿y ahora qué hago?'", dice. Eso, ¿y ahora qué?