17 mayo, 2022 03:35

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Este martes se cumple un año del punto más álgido en la crisis bilateral de España y Marruecos. Del 17 al 19 de mayo de 2021, entre 12.000 y 13.000 personas -cifra estimativa de las autoridades- entraron de Marruecos a Ceuta ante la inactividad de las fuerzas del orden del país vecino.

Un año después, todavía se recuerdan en la ciudad ceutí momentos de caos y de desesperación. Miles de personas, entre ellos cientos de menores, atravesaron las vallas abiertas o rodearon a nado el espigón del Tarajal para llegar a Ceuta, mientras las fuerzas de seguridad españolas intentaban enviarlos de vuelta a Marruecos.

Esa tragedia la vivieron de primera mano Abdou, un joven senegalés, y Aschraf Sabir, un menor marroquí. Ambos llegaron nadando a Ceuta el 19 de mayo. En poco tiempo, a pesar de la angustia y los sollozos, los devolvieron por la valla a Castillejos.

En medio de todo ese drama humanitario estaban también Jon Nazca y Mariano Valladolid, fotógrafo y cámara españoles de la agencia de noticias británica Reuters. Ambos consiguieron inmortalizar dos momentos de la pacífica invasión que dieron la vuelta al mundo.

Dos imágenes icónicas: la de un niño marroquí llorando en medio del agua, flotando gracias a varias botellas de plástico atadas alrededor de su cuerpo menudo, y la de una voluntaria de la Cruz Roja abrazando a un chico subsahariano, que no la soltaba para que los antidisturbios no se lo llevaran.

Precisamente, Reuters eligió como una de las imágenes del año 2021 la instantánea que retrata al menor marroquí flotando en el agua con su mecanismo casero de botellas atadas en sus brazos. Ese niño es Aschraf Sabir.

Toma 1: "Morir antes que volver"

Quién: Aschraf Sabir, huérfano marroquí de 16 años. / Qué hace: Cruza la frontera a nado desde Marruecos. / Dónde: Playa del Tarajal, Ceuta. / Cuándo: 19 de mayo de 2021. / Cómo: Usa botellas de plástico como salvavidas. / Por qué: Dejó a su segunda madre adoptiva en un barrio de chabolas de Casablanca para buscar trabajo en España.

Aschraf Sabir huyó de su segunda familia de adopción en un barrio deprimido de Casablanca en el mes de febrero de 2021 con solo 16 años para intentar llegar a Europa. Durante dos meses, hasta mayo, malvivió por las calles de Tánger, cercanas al puerto y a la frontera, con la vista puesta en España.

El chaval intentó hacer valer su derecho. Insistió en que no quería volver a Marruecos y que su deseo era ganar dinero para mantener a su familia pobre. Según publicó El País, fue abandonado a los pocos días de nacer. Su primera madre adoptiva murió y vivía con su segunda madre adoptiva, a la que abandonó para intentar llegar a España. Cuando esta revista se intentó poner en contacto con él en el barrio de chabolas de Sidi Moumen, un suburbio pobre de Casablanca, el chico ya se había ido de nuevo.

Reuters eligió esa instantánea, pero hay toda una serie de imágenes del fotógrafo malagueño Juan Jesús García Vivas, conocido profesionalmente como Jon Nazca, que narran la desesperación de este menor marroquí por intentar llegar a tierra esquivando a la policía que lo espera al borde del espigón.

Nazca, en conversación con EL ESPAÑOL | Porfolio, lo describe como "un escenario de película, un escenario bélico. Si lo preparas no te queda tan perfecto". Ceuta es una ciudad con presencia militar, pero "no esperaba que hubiera tanto despliegue, todo muy concentrado en la orilla, con los tanques, mucha gente intentando pasar y botes de humo de un lado al otro", describe el fotógrafo malagueño.

Cuando tomó esta foto, en el agua había más niños como Aschraf, incluso más pequeños, y mujeres con bebés

Cuando tomó esta fotografía, en el agua había más niños como Aschraf, incluso más pequeños, y mujeres con bebés. Nazca resume ese momento como "la desesperación".

Según llegaban a la playa, los militares los iban agrupando: a un lado, los menores marroquíes; para el otro, las familias, y más allá, las personas subsaharianas.

En medio de semejante caos, Nazca dirigió su objetivo a un chico nadando entre botellas, y lo siguió durante 500 metros. "Vino desde la frontera, pero siguió nadando en la orilla. Estuvo más de una hora en el agua nadando sin parar. Me llamó la atención el hecho de las botellas, porque si hizo eso es porque pensó que su vida corría riesgo", relata.

El adolescente llora mientras nada hacia la costa de Ceuta, el 19 de mayo de 2021.

El adolescente llora mientras nada hacia la costa de Ceuta, el 19 de mayo de 2021. Jon Nazca Reuters

Siguió disparando con su cámara sin interrumpir las labores de las fuerzas del orden. Cuenta que "el chico se fue alejando de la zona caliente. Había cada vez menos soldados apostados en la orilla, el hueco era más grande. Lo siguieron para ayudarle y cuando alcanzó el muro no tuvo otro remedio que dejarse coger. Los militares lo estuvieron consolando. Después lo acompañó una chica militar hasta la puerta". En cierto modo, remedaba el desembarco de Normandía, pero en este caso no eran fornidos militares en el Día D, de junio de 1944, sino simplemente un niño aterido agarrado a unas botellas para flotar y poder llegar a la orilla.

El otro protagonista de esa historia fue el soldado Rachid Mohamed Al Messaoui, de 25 años. Salvó a Aschraf, lo escuchó, pero junto a otros compañeros finalmente lo devolvió a su país unas horas más tarde. El chico le dijo en dialecto marroquí al militar: "Prefiero morir que volver a Marruecos. No me importa morir porque no tengo nada en Marruecos".

En esos días de entrada masiva de Castillejos a Ceuta, Aschraf intentó colarse hasta en tres ocasiones, por mar y tierra, pero en todas lo devolvieron a su país.

Testigo en la Fiscalía

Una de las razones de la elección de la imagen de Aschraf en medio del Tarajal con su flotador de botellas de plástico es que recorrió el mundo entero. Poco después los medios de comunicación de diferentes países la difundieron y contaron la historia de pobreza del menor. Abrió una ventana para conocer la situación de los menores en Marruecos.

Un año más tarde, Ceuta tiene acogidos a 450 menores marroquíes; otro centenar malvive en las calles

Un año más tarde, la Ciudad Autónoma de Ceuta tiene acogidos y atiende en sus instalaciones a 450 menores marroquíes, según los datos proporcionados por la Ciudad a EL ESPAÑOL | Porfolio. Además, alrededor de un centenar sigue malviviendo en las calles.

La estrategia del gobierno de España de negociar con Marruecos para devolver a sus menores el verano pasado no funcionó. A los dos días de comenzar la operación de devolución, la Fiscalía paralizó las expulsiones. Aún así, ya habían expulsado a 55 menores.

El fotógrafo español de Reuters Jon Nazca, cubriendo una llegada de emigrantes africanos.

El fotógrafo español de Reuters Jon Nazca, cubriendo una llegada de emigrantes africanos. Cedida

Precisamente, el fiscal llamó a declarar como testigo a Jon Nazca para preguntarle qué había visto. "Me insistió en la puerta de la valla, si habían expulsado o golpeado al chaval. Pero en ese caso, para nada; lo estaban consolando. En ningún momento le hicieron pasarlo mal porque el chico estaba desesperado llorando. Vamos, fui capaz de entender lo que le ocurría por los gestos corporales y por la forma de llorar, a pesar de no hablar la misma lengua. Ahí vi la desesperación de una persona".

El fotógrafo de Reuters tuvo que pasar las imágenes completas sin editar a la Justicia. Finalmente, el caso se archivó a finales de 2021.

Premio Pulitzer

Mientras se preparaba este reportaje, Jon Nazca, que lleva trabajando en la agencia Reuters desde 2016, fue elegido como finalista del premio Pulitzer por una instantánea del volcán de La Palma. Ni siquiera sabía que habían presentado una de sus fotos. Se enteró porque le comenzaron a llegar felicitaciones.

Le gusta estar detrás del objetivo. Incluso no ha recogido algunos de los premios que le han otorgado. "Estoy para contar lo que ocurre, y disfruto mucho cuando las cosas salen bien y damos en el clavo, como en el caso del niño de Ceuta. Podía haber puesto el foco en otro sitio, pero te digo que la suerte es uno de mis compañeros de trabajo. De entre tanta gente que había allí nadando, es fácil que te despistes y no lo veas".

Si hay otra imagen icónica de esta crisis migratoria creada por Marruecos es el abrazo de la trabajadora de Cruz Roja y el migrante subsahariano en la playa.

Nazca también consiguió plasmar ese momento de empatía en que la joven Luna Reyes, voluntaria de Cruz Roja, abrazaba a Abdou, ante su llanto desconsolado.

Toma 2: "Abdou se quería matar"

Mariano Valladolid Reuters TV

Quién: Abdou, albañil senegalés de 28 años. / Qué hace: Se abraza a la cooperante española Luna Reyes, desesperado por su inminente expulsión. / Dónde: Playa del Tarajal, Ceuta. / Cuándo: 19 de mayo de 2021. / Cómo: Cuando se enteró de que la Gendarmería Real permitía pasar a los migrantes a Ceuta, Abdou caminó 76 kilómetros desde Tánger. / Por qué: Contó que con su sueldo en Senegal no podía mantener a su abuela y a su hermano.

Realmente, el primero en captar ese abrazo fue el cámara de televisión, también de Reuters, Mariano Valladolid. Esas imágenes abrieron los telediarios de todo el mundo. De hecho, fueron las más solicitadas a la agencia británica. El tema de España que se convirtió en récord de ventas.

El video se hizo viral y el autor recibió decenas de solicitud de entrevistas de medios de todo el planeta.

Entre todos los marroquíes que pasaban a nado, consiguió entrar un grupo de 150 senegaleses. Los antidisturbios los dejaron en la orilla, sentados en la arena prácticamente todo el día, y pensaron que no los iban a devolver. Finalmente, un militar dio la orden de devolución.

En ese grupo de migrantes subsaharianos estaba Abdou. Al salir del agua, una persona cercana se desplomó exhausta en la arena. Militares y personal de Cruz Roja acudieron a prestarle asistencia. Y Abdou se puso nervioso.

"Estaba muy débil, y se empezó a dar con piedras en la cabeza porque veía que los estaban devolviendo. Se quería matar. Lo atendieron los militares, y fue cuando la chica de Cruz Roja lo ayudó", cuenta el fotógrafo Mariano Valladolid, que siguió toda la secuencia para Reuters (entre otros reporteros gráficos presentes, como Bernat Armangué, de Associated Press).

Abdou se abraza y recibe el consuelo de Luna Reyes, de Cruz Roja, el 19 de mayo de 2021 en Ceuta.

Abdou se abraza y recibe el consuelo de Luna Reyes, de Cruz Roja, el 19 de mayo de 2021 en Ceuta. Bernat Armangué (AP) Gtres

Con desesperación, rogaban a la policía que no los devolvieran, que preferían la muerte. Incluso alguno se desnudó. Luna lo puso en pie y lo acompañó hasta la parte de la frontera donde tenía que pasar con la policía.

Abdou tiene 28 años y llegó a Marruecos desde Senegal. Ese día en que la gendarmería real marroquí decidió cruzar los brazos y mirar para otro lado, aprovechó para cruzar a nado desde Castillejos a Ceuta por el Tarajal.

Ser "su salvavidas" es lo que "todo el mundo tendría que hacer, y no dar porrazos y echarles de nuevo"

Luna Reyes, voluntaria de Cruz Roja en Ceuta

Luna, trabajadora de Cruz Roja, se convirtió en "su salvavidas", y es lo que "todo el mundo tendría que hacer, y no dar porrazos y echarles de nuevo, sino escucharlos, consolarles, darles agua, comida, y lo que necesiten, son personas que están huyendo de su país por algo, no por gusto", decía la joven en declaraciones a TVE.

"Nunca me voy a olvidar de su mirada, de los ojos rojos, y de la mirada de desesperación, de la necesidad de tener a alguien que le ayude", le decía al día siguiente a la periodista Ebbaba Hameida de TVE.

Jóvenes marroquíes, entre ellos menores, cruzan a nado a Ceuta rodeando el espigón del Tarajal, el 17 de mayo de 2021.

Jóvenes marroquíes, entre ellos menores, cruzan a nado a Ceuta rodeando el espigón del Tarajal, el 17 de mayo de 2021. Antonio Sempere Europa Press

Abdou es una de los miles de personas que España devolvió en caliente. Marruecos era solo un país de tránsito, su objetivo era llegar a Europa. Ahora vive en un piso compartido en Casablanca. Allí lo encontró el equipo de TVE de Rabat. Les contó que salió de Senegal porque su sueldo de albañil no era suficiente para mantener a su abuela y a su hermano.

Cuando se enteró que la Gendarmería Real permitía pasar a las personas a Ceuta, Abdou caminó desde Tánger a Castillejos (76 kilómetros).

Tanques y gases lacrimógenos

Mariano Valladolid miró por primera a vez a través de una cámara con muy pocos años, cuando siendo pequeño visitó a una tía suya que trabajaba en TVE. Más tarde construyó cámaras con el Tente, y tras formarse en Imagen y Sonido, comenzó a cubrir sucesos. Actualmente, en Sevilla trabaja para varios medios. Su secreto "es pasar tiempo en la calle y ponerle mucha pasión".

El cámara de televisión Mariano Valladolid, en otra cobertura periodística.

El cámara de televisión Mariano Valladolid, en otra cobertura periodística. Cedida

Ya pasó por la guerra de Ucrania, antes por Lesbos, y durante cuatro años fue el cámara personal del presidente de Ecuador Rafael Correa. Aun así, mantiene: "Lo de Ceuta me marcó muchísimo".

Lo sucedido el año pasado todavía le sorprende. "Aquello parecía un plató de televisión. Toda la playa llena de tanques, tirando gases lacrimógenos de un lado a otro, antidisturbios, gente corriendo, la policía persiguiendo con los tanques y dando palos con las porras, tirándose piedras… Parecía -insiste- el desembarco de Normandía", explica en la entrevista con EL ESPAÑOL | Porfolio.

"Parecía un plató. La playa llena de tanques, la policía dando palos, tirándose piedras..."

Mariano Valladolid, reportero gráfico

Con una cámara y una mochila, enviaba las imágenes en directo. "Teníamos un hotel, donde íbamos a ducharnos y ya, porque trabajamos día y noche sin parar, todo el día entrando gente por el mar", recuerda.

A ambos reporteros gráficos les marcó la muerte de un chico ahogado. "Perder la vida de esta manera no es justo", lamenta Nazca. Y no olvidan la imagen de hombres subsaharianos desnudándose para evitar que los militares los expulsaran a Marruecos. Valladolid recuerda a uno de esos chicos: "Se desnudó completamente, se arrodilló y le pedía a la policía que no lo devolviera, que prefería la muerte".

Pedro Sánchez y Mohamed VI, en su encuentro del pasado abril en Rabat.

Pedro Sánchez y Mohamed VI, en su encuentro del pasado abril en Rabat. Efe

La presión de Mohamed VI

Las cosas han cambiado mucho en este último año. Este escenario de presión migratoria ha quedado atrás. Marruecos y España han puesto fin a la crisis. Ahora se abren las fronteras y se aceptan las devoluciones de personas migrantes, entre ellos los menores no acompañados.

Esta tragedia migratoria causada por el país vecino sirvió para mostrar el enfado del rey Mohamed VI y de su gobierno contra el español por acoger a Brahim Ghali, el secretario general del Frente Polisario, pero también como presión para doblegar al ejecutivo de Pedro Sánchez a fin de que reconozca el plan de autonomía marroquí como la mejor de las soluciones en el conflicto del Sáhara Occidental.