Aprovechando que hoy La Vuelta pasa por Valladolid, cabe confesar que este verano me lo he pasado corriendo por las playas de Cádiz y leyendo compulsivamente a Miguel Delibes. Si no fuera porque está ambientada en el siglo XVI, El Hereje podría ser un magnífico libro de ruta en la crono de esta tarde para los Evenepoel, Roglic y compañía.

El caso es que, aparte de hacer cerebro, también he hecho piernas. Y se da la casualidad de que uno de los recorridos que más he repetido en mis carreras (evitaré en lo que pueda el término running) empieza donde el EuroVelo 8 tiene su kilómetro 0.

La playa de Santa María.

El eurodiputado de Anticapitalistas Miguel Urbán posa junto a una pintada contraria a la construcción del EuroVelo en las dunas de Cádiz.

El eurodiputado de Anticapitalistas Miguel Urbán posa junto a una pintada contraria a la construcción del EuroVelo en las dunas de Cádiz. Adelante Andalucía

¿Qué es esto del EuroVelo?

Eso me preguntaba yo, hasta que una rápida consulta en Google acabó con mi ignorancia. Y disipó mi miedo a que se tratase de la imposición del burka en la Unión Europea. Houellebecq, afortunadamente, aún sigue siendo un distópico.

El EuroVelo es una red cicloturística que se ramifica por todo el continente. Está promovida desde 1996 por la Federación Europea de Ciclistas y financiada por la Unión Europea. Consta de 17 rutas que suman cerca de 90.000 kilómetros.

Por nuestro país pasan las rutas 1, 3 y 8. Si la primera es la Atlántica (bien desarrollada en su tramo portugués, una chapuza en el español), la tercera hace el Camino de Santiago. La octava, la de la discordia, traza el recorrido Serrat. O sea, más o menos de Algeciras a Estambul, para que pintes de azul.

Pero este camino mediterráneo le roba unos kilómetros al Atlántico. Y llega hasta Cádiz capital atravesando Bolonia, Trafalgar y Chiclana. De hecho, nace aquí, donde Galdós comenzó sus Episodios Nacionales.

No he completado en mis trotes estivales los 7.500 kilómetros que suma el EuroVelo 8, sino doce (seis de ida y seis de vuelta), que son los que hay desde el kilómetro cero hasta el ventorrillo El Chato. 

Y es justo ahí, donde me doy la vuelta, en aquella mítica venta entre Cádiz y San Fernando, donde desde hace unos meses, para salvar la bajada que va a la playa de Cortadura, se ha colocado una pastilla de cemento. Es decir, un tramo de carretera de 12x4 metros encima de la arena.

Sobre esta se puede leer una pintada bien grande. "NO AL EUROVELO POR LAS DUNAS". ¿Quiénes están detrás?

Ahora lo veremos.

De ahí en adelante, hasta la isla de León, hay un carril bici elevado y hecho de tablas de madera que este verano avanza de forma arrolladora. Claro, detrás hay tres millones de la Unión Europea en fondos ITI con fecha de caducidad y que tienen que justificarse.

La polémica está en que este carril transcurre por un entorno natural protegido, el istmo que separa La Tacita de San Fernando ("por el cual el continente no tiene la desdicha de estar separado de Cádiz", escribió Galdós). Un espacio de dunas móviles a merced del levante donde viven especies protegidas como el chorlitejo patinegro.

Vale, ahora vamos con los autores de las pintadas (hay otra que reza "No al EuroVelo, atentado ecológico"). Pero antes, permítanme comentarles que la construcción de este tramo cuenta, además de con el beneplácito de todas las administraciones, desde el Ayuntamiento de Cádiz hasta la Unión Europea, con todos los informes medioambientales a favor.

Vamos, que el chorlitejo patinegro, el Sátirus cortadurensis y demás fauna local no se van a ver afectados por este proyecto ecologista, desarrollado para fomentar el uso de la bicicleta y amable con el entorno.

Boicoteando el proyecto están los kichis, o sea, Adelante Andalucía y Teresa Rodríguez. Los mismos que dieron el visto bueno a este tramo del EuroVelo 8 cuando estaban en el Ayuntamiento y pusieron la primera piedra.

Ahora, las piedras las ponen en el camino porque el que ejecuta el proyecto es el PP desde la Junta de Andalucía. Han llegado a presentar un informe en el Parlamento Europeo mediante el eurodiputado eurocomunista Miguel Urbán, en el que piden la paralización y el desmantelamiento de este tramo con el lema Salvemos al chorlitejo patinegro.

Con algo tienen que justificar su sueldo, las criaturas

Mas por volver al comienzo, yo creo que Miguel Delibes, que hoy sería censurado por esta gente por cazador empedernido, que era un amante de la naturaleza y de la bicicleta, y que conocía a fondo la fauna, especialmente la aviar, se reiría de las pretensiones de estos urbanitas que no tienen la menor idea de lo que es el campo.

"Quien no ha visto un árbol seco / no sabe que una calandria / contra más calor más canta / contra más canta más sol", cantaba Carlos Cano en La Morralla.

Y ese es el problema del ecologismo. Que son todos unos urbanitas que no han vivido la matanza del guarro ni el vareo de la aceituna en su vida. Y entre la avidez especulativa de unos y la ignorancia Disney de otros, están pisoteando el campo sin haber salido de sus capitales.