Hasta al mayor de los cuentistas le cuesta trabajo narrarse a sí mismo. El centenario de los estudios fundados por los hermanos Warner en Burbank (California) el 4 de abril de 1923 es motivo para revisar una historia que es la nuestra. En su pantalla amiga le invito a enfrentarse con o sin palomitas a la serie, de cuatro capítulos, que en HBO Max resume los avatares creativos y comerciales de un negocio fundado por cuatro hermanos -Jack, Harry, Sam y Albert-que acabaron a tiros pero cuyo apellido forma parte de nuestra educación. El cine es aun el arma pacífica más grande y rentable que ha tenido la cultura norteamericana para su expansión cultural.  

Es de ser agradecidos rendir vasallaje a la huella dejada por la filmografía de Warner. Basta apuntar por solo citar unos pocos la saga de Harry Potter, Rebelde Sin Causa, Harry El Sucio, El Señor de los Anillos; toda, insisto, toda la filmografía de Kubrick, Superman, El Halcón Maltés o Joker. Yo mismo he aprovechado el visionado para apuntar aquellas películas de su filmografía que se me habían pasado o que me apetece revisar. Y ahora tengo por delante varias horas de superhéroes y algo de cine de autor que tendré que ir combinando con los estrenos de las salas que intento visitar semanalmente.

Clint Eastwood.

Clint Eastwood. Movistar +

En 1927, aun con los cuatro hermanos al frente del negocio, los Warner fueron los primeros en abrazar la llegada del sonido y darse cuenta que las películas mudas no servían para ser sonorizadas y que debían crear otro tipo de cine. En letras de oro queda escrito el título de El Cantor de Jazz, la primera película sonora con el popular Al Jolson que se pintaba la cara para interpretar a un negro. ¡Cómo hemos cambiado! Para el anecdotario, Sam Warner, el hermano que se empeñó en hacerla sonora, falleció la noche antes del estreno. Y a partir de aquí imagine el lector el rosario de curiosidades que el centenario ofrece. Por supuesto solo se cuenta la historia oficial, así que para cotillas de lo oscuro, merece la pena revisar Hollywood Babilonia, el libro de Kenneth Anger que en 1959 ya narraba las triquiñuelas y desvencijas de una industria con más sombras que luces.

La última, el palacio neogeorgiano que fue la casa de Jack Warner, el más presumido de los hermanos, que hace poco batió el récord como la casa más cara vendida en la historia de California. ¿Quién fue el ostentoso comprador? No es difícil de imaginar, el tendero digital Jeff Bezos (59), que hace años que también produce cine en sus Amazon Studios y contra el que Woody Allen (87) tuvo un pleito abierto por producirle una serie y luego no querer emitirla.

Desde luego no todo fue gloria para la Warner, claro. El documental cuenta las décadas de compras y adquisiciones por parte de tiburones financieros deseosos de obtener la pátina intelectual que te proporciona producir películas y que siendo un millonario al uso no tendrás nunca. Es también la historia de un buen pedazo de taquillazos y de otros tantos fracasos. Lástima que el raro de Stanley Kubrick no viva para que el espectador supiese si se hubiera prestado a ser entrevistado echándole laureles a la Warner o hubiese preferido el silencio de la campiña inglesa donde vivía para hacer un mutis por la pantalla.

Del cuidado de sus talentos presume y mucho la docuserie. El ejemplo vivo perfecto el exalcalde de Carmel Clint Eastwood (93). "Yo os hago una película para la taquilla y otra para mí" les dijo. Y ah, ¡sorpresa!, a veces la película de autor daba buena taquilla y la que se había escrito y producido para ganar pasta, también daba taquilla. Eastwood, muy mayor en el documental de la HBO, es la vaca sagrada de la Warner y continua haciendo pelis 50 años después. Es transcendental la huella de Warner en la televisión, con Friends o el Urgencias de George Clooney (62), entre sus grandes éxitos; la animación con todos los queridos personajes de la Warner y en la música con Warner Music que tantos y tantos buenos discos y bandas editó.

A nadie se le escapa que el londinense Christopher Nolan (52), talento de oro que puso a la Warner a ganar dinero y que consiguió de nuevo el respeto con su mirada personal de Batman en El Caballero Oscuro (2008), se ha marchado del estudio. Su esperada nueva película, que ha escrito y dirigido, se llama Oppenheimer, y versa sobre J. Robert Oppenheimer, creador de la bomba atómica, ha sido producida por Universal con 100 millones de dólares. El estreno se espera en España a finales de julio. En las fiestas de Beverly Hills corre el dicho que la Warner fue "el mejor estudio de cine pero ahora es el peor estudio de streaming". Hijos de su madre… pensarían los hermanos Warner que fueron los primeros en "atar" a los actores por 7 años al estudio con contratos leoninos, si levantaran la cabeza. El pleito que les puso contra las cuerdas fue la querella presentada por la actriz Olivia de Havilland que se negó a mantener su contrato en exclusividad con la Warner y cuya victoria en los tribunales cambió para siempre las relaciones estudio-actor. 

Pero…¿Sería Humphrey Bogart la estrella que hoy es sino se hubiese comprometido a filmar lo que le dijeran? ¿Fue rentable Casablanca alguna vez? ¿Son rentables las películas que hacen historia? Es fácil hacerse estas preguntas a siglo pasado lo difícil es no perder el camino cuando navega en medio de la niebla.

¿Qué futuro le espera a un estudio centenario como la Warner Bros cuando los estrenos son simultáneos en casa y en las salas? Sin duda veremos una reconversión de las salas de exhibición. Como las faldas que según las modas suben o bajan por encima de la rodilla, la experiencia cinematográfica se repliega en sus esencias. La estrategia de hacerse pequeño para avivar el fuego está tan vieja como el regreso a las cavernas en cada glaciación. Durante la crisis económica del 2009 la industria relojera suiza redujo drásticamente el número de distribuidores para recuperar el valor de la compra y generar deseo. Los cines Embajadores en Madrid, que están a punto de abrir dos salas más, son un buen ejemplo de como la exhibición cinematográfica recupera la experiencia del visionado compartido con tertulias con directores, actores o productores, el viejo cine forum universitario de toda la vida.