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La relación entre la "hormona del amor" y el autismo

16 julio, 2015 10:44

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Aunque seguimos sin saber a ciencia cierta para qué sirve exactamente la oxitocina u hormona del amor, cada vez son más los estudios que nos acercan a las respuestas a estas dudas. Recuerdo aún cuando en la carrera se nos explicaba cómo la oxitocina se producía en una zona del cerebro, la hipófisis (concretamente la neurohipófisis), y que por aquel entonces sólo se sabía que contribuía al apego entre madre e hijo, y que parecía tener algún papel en la lactancia.

Desde aquella clase han pasado unos 5 años, y nuestros conocimientos al respecto han crecido: La oxitocina tiene papel en el apego y la agresividad, y por lo visto puede contrarrestar los efectos del alcohol. Como veis, no es una simple colaboradora de la lactancia materna, sino que hace bastantes cosas. Hoy añadiremos algo más, pues este “apego” no se produce solo entre madre e hijo, sino también entre las parejas tras las relaciones sexuales, y es posible que la oxitocina tenga algún tipo de participación en los vínculos sociales. En otras palabras, una alteración de la oxitocina podría dar explicación a los trastornos del espectro autista.

La oxitocina en el autismo

Nuestro cerebro tiene capacidad para centrar su atención en determinadas personas a partir de unas células nerviosas específicas, las cuales separan el “ruido de fondo” de aquello en lo que nos queremos centrar, como prestar atención a determinadas personas en algún lugar de quedada. Y, por lo visto, la oxitocina sería clave en este proceso de vinculación social.

Al menos así lo describe un estudio del pasado año 2013 publicado en Nature a cargo de los investigadores del Centro Médico de la Universidad NYU Langone, los cuales consiguieron descifrar cómo la oxitocina no sólo reduce el ruido de fondo, sino que aumenta la intensidad de las señales deseadas para prestar mayor atención a esas personas en particular.

Así lo comenta Richard W. Tsien:

“La oxitocina tiene un papel fundamental en el procesamiento de la información a través del cerebro. No sólo apaga el ruido de fondo, sino que aumenta la precisión e intensidad de las señales deseadas. Nuestros experimentos muestran cómo la actividad de los circuitos cerebrales puede ser afinada, y apuntan a que la re-sincronización de los circuitos cerebrales podría desembocar en condiciones como el autismo”

Como ya sabéis, en el trastorno del espectro autista existe una dificultad para el reconocimiento de emociones ajenas, y un aumento del nivel de distracción y desviación de la atención hacia otras zonas del medio y el entorno. Ya en estudios anteriores se ha demostrado que los niños con autismo disponen de menor cantidad de oxitocina, y que además poseen mutaciones en el gen receptor de la oxitocina.

El papel de la oxitocina en el cerebro

Este estudio se basa en resultados procedentes de otras investigaciones que han demostrado, mediante estudios en cerebros de ratones, que la oxitocina actúa en el hipocampo, una región vinculada a la memoria y la cognición, donde la hormona estimularía a las llamadas interneuronas inhibitorias para liberar otro neurotransmisor llamado GABA. Dicho neurotransmisor pararía la actividad de otras células vecinas excitatorias, las células piramidales.

En otras palabras, y como bien explica Tsien, la oxitocina podría parar los circuitos cerebrales para ignorar el ruido de fondo y aumentar la intensidad de otros impulsos cerebrales.

Cabe añadir que posteriormente se realizó un estudio en la Universidad de Tokio (comentado ya aquí en MedCiencia) donde se probó una terapia con oxitocina en individuos diagnosticados con autismo. Aquellos que sufrían el trastorno de espectro autista más grave parecieron tener mejores resultados con el tratamiento, lo que confirmaría que el circuito cerebral de la oxitocina está alterado en estos trastornos. Sin embargo, los efectos a largo plazo de esta terapia son aún desconocidos, por lo que no podemos aventurarnos a afirmar que sea el camino correcto, o si el tratamiento tan solo debería a ser a corto plazo, ya que se desconocen los efectos secundarios posibles.

Vía | Eurek Alert!