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Un test de saliva para diagnosticar el autismo

8 junio, 2015 16:42

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Actualmente para diagnosticar el autismo no se usan pruebas de neuroimagen, genéticas o análisis de sangre, aunque algunas existan. Hoy en día, hasta el momento, el diagnostico del autismo se basa en signos y síntomas del comportamiento, o lo que es lo mismo, en la clínica del trastorno como tal. Ahora bien, ¿y si tuviésemos un test para poder diagnosticar el trastorno? ¿un test rápido y relativamente fácil de hacer? Eso es lo que parecen haber conseguido los científicos de la Universidad de Clarkson gracias a la creación de un test de saliva para diagnosticar el autismo, el cual podría llegar a convertirse en una prueba estándar en un futuro si todo va bien.

Diagnosticar el autismo mediante la saliva es posible

El reciente estudio piloto, publicado en Autism Research, demuestra la existencia de biomarcadores en forma de proteínas que podrían hacerse eco de respuestas inflamatorias e inmunes indicadoras del autismo. Las revisiones más recientes afirman que uno de cada 50 niños se encuentra en algún lugar del espectro autista, que puede ir desde déficits sociales leves hasta graves dificultades en el lenguaje y el control motor.

Por el momento, según este equipo de investigadores, el objetivo no es un test de saliva totalmente efectivo sino más bien construir un método fiable, mediante la recogida de muestras de datos pequeños que posteriormente podrán usarse en pruebas de seguimiento a largo plazo. Su esperanza, según comenta la neuropsicóloga Alisa Woods, es encontrar algún biomarcador biológico que se modifique de forma paralela al comportamiento.

Como comentábamos, el diagnostico del Trastorno del Espectro Autista (TEA) actual se basa en una prueba llamada ADOS, consistente en una serie de evaluaciones de habilidades tales como la comunicación o la capacidad de socializar. Sin embargo, muchas veces este tipo de prueba es demasiado simplista, pues el trastorno autista va más allá de los problemas para socializar, incluyendo otros síntomas que nada tendrían que ver en un primer momento como las disfunciones gastrointestinales.

Y precisamente conociendo estos síntomas adicionales, Woods y su equipo buscarán biomarcadores al respecto.

Para empezar, Woods y su equipo recogieron muestras de saliva de 12 individuos, 6 de los cuales tenían un TEA diagnosticado y otros 6 de control. Según el análisis de estas muestras, los niños con TEA diagnosticado mostraban marcadores de proteínas totales diferentes, además de concentraciones de proteínas específicas también diferentes a los niños control.

El test de saliva aún tiene un largo camino que recorrer

Como podéis observar, se trata de un estudio pequeño y muy precoz, y Woods y sus colegas lo saben. Afirman sin temor que es aún un resultado muy precoz y ya tienen entre manos estudios a gran escala planeados para validad estos marcadores y compararlos con las mediciones de comportamientos.

Si sus futuras investigaciones llegan a buen puerto, sería el momento de usar este test como diagnostico. El test ADOS puede da pistas sobre qué sucede en el interior del cuerpo de un individuo con TEA, pero es tan solo la punta del iceberg. Existen cambios de comportamiento demasiado discretos y poco evidentes como para ser detectados durante la maduración de un niño. Aquí es donde entraría el uso de los biomarcadores, los cuales pueden alterarse o cambiar a la par que cambia el comportamiento y los síntomas adicionales del espectro autista (alteraciones digestivas, inflamación y respuesta inmune, entre otros).

Vía | Medical Daily.

Fuente | Autism Research.