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Del hábito a la adicción, ¿por qué algunos se vuelven adictos y otros no?

19 enero, 2015 20:36

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Los estudios muestran que no todos los consumidores se vuelven adictos, que no todo el que inicia un hábito acabará descontrolándose. Concretamente los datos muestran que el porcentaje de usuarios que caen en un abuso con adicción es solo del 20-30% (del total de consumidores). Esta siempre ha sido una gran duda: ¿Por qué algunas personas pueden consumir drogas sin convertirse en adictos y otras no? Hoy vamos a intentar adentrarnos en el proceso fisiológico de la adicción y las diferencias que puede haber entre sujetos.

Conceptos básicos

Para empezar debemos saber diferenciar de qué hablamos cuando nos referimos a uso y a abuso. El abuso implica seguir consumiendo a pesar de las consecuencias negativas. Luego aparece la dependencia (aquí uno ya es adicto a la droga), esta se compone de tolerancia a la droga (se necesita más dosis para conseguir los mismos efectos), síndrome de abstinencia al no consumirla, craving (deseos muy fuertes de consumir) así como un deterioro importante de la vida de la persona. Si queréis saber más sobre los tipos de consumo, este y otros conceptos están explicados en un artículo anterior sobre la drogadicción. En este artículo ya introducíamos la idea de que sin hábito no hay adicción y que una vez uno cae en adicción pasa de una conducta con elección a una sin.

Todos los que desarrollan dependencia pasaron por la fase de abuso y antes la de uso. Sin embargo habrá sujetos que consuman y abusen de sustancias y sin embargo no desarrollen una adicción (dependencia) a la misma.

La adicción:

La búsqueda de una droga inicialmente es una conducta guiada por un objetivo que luego tiene una recompensa (el “colocón”). Este tipo de aprendizaje asociativo es llevado a cabo por la región dorsomedial del estriado. Esta área se asocia al reforzamiento y el sistema de recompensa dopaminérgico. Sin embargo, cuando la consecuencia disminuye (el “colocón” ya no es igual de intenso) la intensidad o deseo de buscar la droga disminuye, o así debería ser. ¿Qué ocurre entonces?

En los consumidores a largo plazo esta disminución del “colocón” (tolerancia) no disminuye el deseo de búsqueda de la droga, esto ocurre porque paralelamente está ocurriendo otro proceso de aprendizaje, un aprendizaje por condicionamiento. Tras muchas repeticiones de la conducta, el consumidor acaba asociando el “colocón” con lo que le rodeaba mientras lo sentía. Por ejemplo cualquier polvo blanco, la habitación donde se drogaba, la persona con la que consumía, la canción que sonaba, el sonido de quemar la droga, etc… Esos estímulos adquieren el valor de estímulos condicionados y son de por si suficientes para inducir la búsqueda de la droga, para inducir esa motivación que por el otro sistema había disminuido. Ese segundo proceso ocurre en la región dorsolateral del estriado, en conexión con el córtex sensoriomotor. El artículo del que os hablaba anteriormente se adentra también en estos mecanismos.

¿Por qué algunos se vuelven adictos y otros no?

Se han estudiado varios factores que pueden incidir en aumentar la probabilidad de que una persona caiga adicta o protegerla de ello. Mayoritariamente hablamos de factores genéticos o ambientales, parece ser que el riesgo proviene 50-50 de ambos (aunque algunos estudios elevan la influencia genética al 60%). En cualquier caso siempre hay que tener en cuenta que ambos interactúan entre sí. Es por esto que hay personas que actúan como adictos desde la primera toma mientras que otros tardan mucho más, también es así como podemos explicar los diferentes efectos de una misma droga en una u otra persona, como para una persona un tipo de droga es más reforzante que otra o por qué los efectos varían tanto entre sujetos.

FACTORES DE RIESGO (Aumentan el riesgo o probabilidad de caer en la adicción):

  • La impulsividad. La impulsividad esta mediada por muchos factores (incluso genéticos) pero como rasgo de personalidad se asocia a conductas de mayor consumo y riesgo. Así mismo la impulsividad, como falta de control que implica, explica el descenso más rápido hacia la adicción. Los impulsivos tienen un riesgo mucho mayor de pérdida de control durante el consumo.
  • Tolerancia heredada. Resulta que cuando el cerebro identifica la droga como el entorno habitual y hay tolerancia, esta puede producir cambios genéticos que serán heredados por los hijos. Muchos sujetos utilizan el consumo de forma inconsciente para compensar una deficiencia innata, concretamente un número más bajo de receptores D2 por ejemplo. Los hijos de consumidores tienen un riesgo mucho más elevado que otras personas, por su tolerancia heredada. Así mismo es obvio que el entorno de ese niño, rodeado de drogas tampoco será ninguna ventaja.
  • Alteración innata o adquirida de los receptores dopaminérgicos, si hay menor número de ellos se aumenta el riesgo a la adicción. Como veis la mayoría de alteraciones se refieren al sistema de recompensa cerebral.
  • Alteración genética de los receptores opioides. Cuando estos tienen una mayor capacidad para enlazarse hacen que se aumenten los efectos eufóricos de una droga, haciendo más probable el consumo y la adicción. También se dan casos de alteraciones genéticas de las beta-endorfinas, si los niveles están demasiado bajos el consumo de la droga puede compensar esos niveles y aportar beneficios extra al sujeto.
  • Niveles bajos de MAO-A (alteración en el gen asociado a esta), que se encarga de degradar otros neurotransmisores, se asocia con un mayor riesgo a la adicción.
  • Inicio del consumo en edades tempranas: Por ejemplo el 50% de los niños que a los 14 años son consumidores habituales se convertirán en adictos. Estar en ambientes en los que se ven expuestos a drogas desde edades tempranas también aumenta el riesgo.
  • Ser hijo de padres adictos aumenta el riesgo de padecer una adicción por 8.
  • Tener otras adicciones (juego, sexo, etc…) predispone también a un mayor riesgo para las adicciones a “sustancias”.
  • Tener una adicción del mismo tipo aumenta el riesgo a tener otra. El propio consumo modifica nuestra red neuronal, haciéndola más vulnerable.
  • Las experiencias de trauma y abuso en la infancia también aumentan el riesgo.
  • Problemas psicológicos (depresión, ansiedad…) pueden hacer a la persona más vulnerable a una adicción. Además no son pocos los casos de patología dual, en las que hay ambos diagnósticos: Trastorno mental y trastorno por abuso de sustancias. Estos casos son claramente más complicados.
  • Los factores económicos, sociales y culturales también influyen. Por ejemplo en que la adicción sea a una u otra droga o en potenciar un consumo mayor o menor. Sabemos que el número de consumidores abusivos de alcohol es mayor en países nórdicos, así como por ejemplo el consumo de hojas de coca es legal en otros. Tal vez una persona por su entorno tenga acceso a los porros pero no a la cocaína, y por ello no la pruebe. Puede que otros entornos potencien el uso de drogas más caras. El acceso a la droga, las normas sociales y la presión de grupo son factores importantes.
  • Es importante que la predisposición a ser adicto a una droga se aplica a casi todas las otras, aunque el hijo de un alcohólico tenga una predisposición muy alta al consumo de alcohol, también tendrá aumentada (aunque en menor grado) la predisposición a adiccionarse a la cocaína.

Como vemos el riesgo individual dependerá de la combinación de factores presentes. No hay evidencia de factores genéticos que directamente predigan la adicción, pero si de alteraciones innatas o adquiridas que pueden modificar la respuesta de las vías fisiológicas encargadas de la respuesta ante la droga y los efectos de la misma haciendo más probable que la persona se haga adicta o no, es decir, ser hijo de alcohólicos no tiene por qué hacernos alcohólicos a nosotros, simplemente aumenta el riesgo. Cada sujeto presenta un balance individual que se rige entre el peso de los factores de riesgo y los factores protectores.

FACTORES PROTECTORES (Disminuyen el riesgo o probabilidad de caer en la adicción):

  • Apoyo social con un entorno emocional adecuado. Buena integración en el mismo.
  • Buenas estrategias de afrontamiento. Alto auto control.
  • Infancia correcta con buenas figuras de apego y vigilancia paterna. Una disciplina consistente y con límites, sin dejar de lado el afecto.
  • Correcta educación sobre drogas y adicción.
  • Rasgos de personalidad resilientes y baja impulsividad.
  • Ausencia de trastornos mentales (o estar estabilizado/en tratamiento).

Fuente: Psychological Science, Addict Science, Addict Science, Addictions and Recovery, NBC News,

Imagen: Flickr, Flickr, Pixabay.