Sistema NASAMS.

Sistema NASAMS. KONGSBERG

Observatorio de la Defensa

Los Bálticos se blindan frente a Rusia: misiles, baterías antiaéreas, carros blindados y fábricas de munición

En Tallin, Riga y Vilna la discusión ya no es si hay que gastar más, sino si se está gastando lo suficientemente rápido.

Más información: Lituania solicita 8.000 millones de euros para su seguridad militar y fronteriza

Publicada

Los tres países bálticos —Estonia, Letonia y Lituania— están acometiendo la mayor modernización militar de su historia reciente. Con la guerra de Ucrania como telón de fondo y los servicios de inteligencia advirtiendo de que Rusia podría recuperar capacidad ofensiva contra un aliado de la OTAN en apenas tres a cinco años, la región ha decidido levantar un auténtico “muro de fuego” en el flanco noreste de la Alianza.

Desde 2022, las tensiones en el Báltico se han disparado: ciberataques contra infraestructuras críticas, incursiones de drones, campañas de desinformación y violaciones del espacio aéreo son ya casi rutina.

La respuesta de Tallin, Riga y Vilna ha sido inmediata: presupuestos de defensa récord y una sucesión de contratos para artillería, sistemas antiaéreos y nuevas líneas de producción de munición orientados a hacer que cualquier agresión rusa resulte inviable.

Para estos pequeños Estados en primera fila frente a Moscú, la disuasión pasa por fábricas propias de proyectiles, carros de combate de última generación y un cielo cada vez más saturado de radares y baterías antiaéreas.

El objetivo es elevar el coste de un posible ataque hasta hacerlo impensable. De hecho, en las tres capitales la discusión ya no es si hay que gastar más, sino si se está gastando lo suficientemente rápido.

El fabricante de M142 HIMARS es Lockheed Martin.

El fabricante de M142 HIMARS es Lockheed Martin.

Esa urgencia ha llevado a los países bálticos a converger en una misma arquitectura defensiva: fuegos de largo alcance HIMARS, defensa aérea multicapa con sistemas NASAMS, IRIS-T, Mistral o PIORUN, y un intenso rearme industrial impulsado por empresas como Rheinmetall, Kongsberg, Raytheon, Saab, Hanwha o GDELS.

Todo ello con un propósito compartido: construir un cortafuegos militar integrado que proteja el corredor de Suwalki, el Báltico y el entorno de Kaliningrado.

HIMARS: una red báltica de fuego profundo

Los tres gobiernos han colocado al sistema de cohetes estadounidense M142 HIMARS —fabricado por Lockheed Martin— en el centro de su disuasión.

Lituania abrió el camino en 2022 con un contrato de 495 millones de dólares por ocho HIMARS y misiles ATACMS de 300 km, con entregas a partir de 2025.

Estonia firmó el mismo año para hacerse con seis lanzadores y un paquete de munición guiada.

Letonia cerró su propio acuerdo en diciembre de 2023 para otros seis sistemas, con entregas desde 2027.

Las tres fuerzas armadas están unificando doctrina, formación, logística y perfiles de misión, con el objetivo de operar sus HIMARS como una red conjunta de fuegos de precisión, capaz de golpear infraestructuras militares rusas a lo largo de todo el arco del Báltico.

Estonia incluso plantea ampliar su pedido dentro de un plan inversor 2025–2029 valorado en 3.500 millones de euros, que incluye artillería K9, misiles Mistral y municiones merodeadoras.

Defensa aérea multicapa: el escudo báltico

A la modernización artillera se suma otra prioridad compartida por los tres países bálticos: sellar su espacio aéreo frente a misiles, drones y aviación rusa. Las recientes incursiones de UAV y cazas sobre Polonia y Estonia han acelerado una carrera por dotarse de una defensa aérea multicapa capaz de reaccionar en segundos.

En el centro de este esfuerzo se encuentra el sistema NASAMS, desarrollado por Kongsberg Defence & Aerospace y Raytheon, que los tres gobiernos están comprando, ampliando o integrando.

Letonia ya opera NASAMS dentro del escudo integrado de la OTAN y, el 31 de marzo de 2025, encargó a Saab el sistema de corto alcance RBS 70 NG por unos 180 millones de euros.

Lituania ha firmado dos ampliaciones sucesivas de NASAMS —193 millones en 2024 y 234 millones en diciembre del mismo año— y en 2025 cerró con Alemania la compra del sistema IRIS-T SLM por 600 millones. También ha renovado su defensa portátil con los misiles polacos PIORUN.

MSHORAD

MSHORAD Saap

Esta misma semana, Vilna ha sumado otro contrato: un paquete MSHORAD de Saab valorado en casi 128 millones, que se integrará en vehículos JLTV de Oshkosh entre 2026 y 2030.

Estonia, por su parte, participa junto a Lituania en las compras conjuntas del Escudo Europeo del Cielo (ESSI), liderada por Alemania —centradas en NASAMS e IRIS-T— y prepara la renovación de su sistema Mistral, estimada en 200 millones de euros.

El refuerzo no se limita al cielo. Los tres gobiernos están desplegando también una muralla costera para frenar operaciones navales rusas en el Báltico. Lituania y Estonia han adquirido el misil antibuque Naval Strike Missile (NSM) de Kongsberg, mientras Letonia ha acordado con Estados Unidos un sistema costero NSM adicional por 110 millones de dólares.

El resultado es un entramado cada vez más denso de sensores, radares y misiles, diseñado para convertir el Báltico en un espacio operativo abiertamente hostil a cualquier incursión rusa.

Carros, artillería y brigadas mecanizadas

En tierra, Lituania, Letonia y Estonia avanzan por vías distintas pero complementarias. Lituania se está armando “como Polonia”: quiere desplegar una división pesada antes de 2030 y ha firmado con Alemania la compra de 44 Leopard 2A8 (950 millones), con pagos anticipados para acelerar las entregas.

Letonia apuesta por brigadas mecanizadas completas y ha adquirido 84 vehículos ASCOD 2 a GDELS–Santa Bárbara Sistemas por 760 millones de euros en dos contratos. También ha firmado una carta de intenciones con Suecia para 18 Archer 8x8 y ha ampliado su defensa aérea.

Por su parte, Estonia se refuerza con artillería: ha recibido seis nuevos obuses K9 Thunder de Hanwha dentro de un programa de 36 piezas (120 millones) y ha contratado HIMARS por otros 500 millones de dólares. Además, invertirá en nuevos sistemas sobre ruedas y en señuelos para operaciones de engaño.

Fábricas de munición para una guerra de desgaste

El rearme báltico no se limita a adquirir nuevos sistemas de armas: también persigue una autonomía industrial real, especialmente en el ámbito más crítico de la guerra en Ucrania: la producción de munición de artillería.

Lituania busca consolidarse como uno de los nuevos polos europeos de la industria de defensa.

En su territorio avanzan dos proyectos estratégicos: una fábrica de proyectiles de 155 milímetros de Rheinmetall, valorada en unos 300 millones de euros y con inicio de operaciones previsto para 2026, y un centro de excelencia en propelentes y cargas de proyección, diseñado para producir cientos de miles de unidades cada año.

Letonia avanza en la misma dirección. Ha acordado con Rheinmetall la construcción de su propia planta de munición, una inversión de 275 millones de euros que ofrecerá una producción anual de “decenas de miles” de proyectiles, destinada tanto a reforzar sus reservas como a apoyar el reabastecimiento de Ucrania.

El impulso industrial se completa con nuevas capacidades nacionales: Lituania ha creado un mando de drones para coordinar sus operaciones con UAV, mientras Letonia está tejiendo un pequeño ecosistema de empresas vinculadas a sus nuevas brigadas mecanizadas.

El mensaje de los tres países es inequívoco: en una guerra de desgaste, la disuasión no se mide solo en tanques y misiles, sino en la capacidad de producir munición sin depender del exterior.