El Rey condecorando a algunos militares durante el capítulo del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
La Real y Militar Orden de San Hermenegildo: servicio intachable
Dos siglos después de su creación, mantiene su esencia: reconocer la conducta ejemplar y el compromiso inquebrantable de los militares españoles.
La Real y Militar Orden de San Hermenegildo es una de las instituciones castrenses más antiguas y prestigiosas de nuestro país. Se crea en 1814, por Real Decreto de 28 de noviembre en un momento en que el rey Fernando VII decide instituir una orden que premiara la constancia en el servicio y la intachable conducta en el servicio militar.
No hay que perder de vista el contexto histórico en el momento de creación de la Orden, justo tras acabar la Guerra de la Independencia. Tras los convulsos años de Guerra, España necesitaba reforzar la moral y la cohesión de sus fuerzas armadas, y esta nueva distinción nació como símbolo de reconocimiento a quienes habían demostrado una vida de entrega y lealtad al monarca y a la patria.
Es, junto a la Real y Militar Orden de San Fernando que reconoce el valor militar, una Orden de mérito a la que no se accede por linaje sino por los méritos propios, al contrario del resto de órdenes existentes hasta la fecha.
En una época como la actual, marcada por los cambios rápidos, la incertidumbre y la búsqueda de resultados inmediatos, la Real y Militar Orden de San Hermenegildo representa una llamada a la perseverancia y al deber.
San Hermenegildo fue un príncipe visigodo martirizado por defender su fe católica frente a su propio padre y por ello representaba el ideal de fidelidad hasta el sacrificio. Esa coherencia y firmeza de convicciones se convirtió en ejemplo para el soldado español, ser capaz de mantener su compromiso más allá de las circunstancias o los intereses personales.
A lo largo de estos más de 200 años, siete reglamentos han ido adaptando y modernizando la Orden, pero nunca ha perdido su espíritu fundacional.
Así podemos rescatar del primer reglamento lo siguiente: “Para obtener esta Cruz, han de ser los Oficiales de una acreditada conducta, sin nota fea en sus costumbres, ni haber sido procesados por algún delito”. Totalmente vigente a día de hoy.
En un principio, las condecoraciones que representan el estatus dentro de la Orden estaban reservadas exclusivamente a oficiales, por ya estar establecido premio a la constancia en el servicio para las clases de Sargento, inclusive abajo, según se indica igualmente en el primer reglamento.
En la actualidad recompensa a los oficiales generales, oficiales y suboficiales del Ejército de Tierra, de la Armada, del Ejército del Aire y del Espacio, de los Cuerpos Comunes de las Fuerzas Armadas y del Cuerpo de la Guardia Civil.
Hoy en día, según se indica en el reglamento vigente aprobado por Real Decreto 725/2020, de 4 de agosto, la Real y Militar Orden de San Hermenegildo está integrada por Caballeros y Damas que tengan cumplidos unos determinados tiempos de servicio y hayan observado una conducta intachable a tenor de lo establecido en las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas.
RECOMPENSAS SAN HERMENEGILDO
Se contemplan las siguientes categorías:
Cruz: se podrá ingresar en la Orden como Caballero o Dama Cruz tras 20 años de servicio sin mácula.
Encomienda: se podrá ascender a Caballero o Dama Comendador cuando se cuenten cinco años de servicio ostentando la Cruz, igualmente con intachable conducta.
Placa: se podrá ascender a Caballero o Dama Placa cuando se cuenten cinco años de servicio ostentando la Encomienda y acreditando conducta sin tacha.
La Orden nos recuerda que el servicio a la sociedad no se mide sólo por los logros visibles, sino también por la entrega silenciosa y continua a lo largo de los años de dedicación a la profesión militar.
Gran Cruz: se podrá ascender a Caballero o Dama Gran Cruz cuando se cuenten tres años de servicio ostentando la Placa y se posea el empleo de Oficial General.
Cada condecoración se representa con una cruz esmaltada en blanco y azul, acompañada de la efigie de San Hermenegildo y la inscripción “Premio a la Constancia Militar”, lema que sintetiza la esencia de la Orden.
La Orden de San Hermenegildo constituye un referente moral e institucional dentro de las Fuerzas Armadas españolas. En un ejército profesional y moderno, donde el mérito y la capacidad son pilares esenciales, la Orden recuerda que la vocación de servicio y la ética militar siguen siendo fundamentos irrenunciables.
El ingreso en la Orden no se produce de manera automática por el simple transcurso del tiempo: se requiere un expediente inmaculado, una conducta intachable.
Por ello, pertenecer a la Orden supone un reconocimiento a una vida entera de dedicación a España a través del servicio diario en sus Fuerzas Armadas.
Su Majestad el Rey es el Soberano de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo y tiene entre sus funciones presidir el Capítulo y expedir las Reales Cédulas de las diferentes categorías de la Orden.
La Orden se rige por los siguientes órganos:
Capítulo: es el órgano superior de gobierno de la Orden, lo preside su Majestad el Rey, como Soberano, se reúne cada dos años en sesión ordinaria y, con carácter extraordinario, siempre que el Soberano lo disponga.
En la actualidad se celebra los años pares con un acto solemne en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial en el que los condecorados tienen el privilegio de recibir personalmente las condecoraciones de Su Majestad el Rey.
En cada recompensa concedida hay una historia de disciplina, sacrificio, lealtad y servicio, valores que siguen siendo la columna vertebral de las Fuerzas Armadas españolas.
Asamblea Permanente: encargada de apreciar la conducta intachable, a efectos de ingreso, ascenso o permanencia en la Orden.
Está integrada por el Gran Canciller, el Censor, los oficiales generales de la Orden que hayan ocupado los cargos de Jefe de Estado Mayor de la Defensa, del Ejército de Tierra, de la Armada, del Ejército del Aire y del Espacio o del Cuarto Militar de la Casa de Su Majestad el Rey, así como por siete oficiales generales en la reserva con la Gran Cruz —al menos tres de ellos con rango de Teniente General o Almirante, General de División o Vicealmirante— y un miembro del Cuerpo Jurídico Militar, que actúa también como Asesor del Capítulo y de la Asamblea Permanente.
Cancillería: constituida por la Comisión Ejecutiva y la Unidad Administrativa, lleva a cabo la gestión y tramitación de todos los asuntos de la Orden.
El Gran Canciller, representante de la suprema dignidad del Soberano, es un General de Ejército, Almirante General o General del Aire, en posesión de la Gran Cruz de la Orden.
Las ceremonias de imposición de condecoraciones de la Orden constituyen momentos de especial emoción, en los que se reconoce no solo la carrera profesional, sino el ejemplo personal de quienes han dedicado su vida a las Fuerzas Armadas con intachable conducta.
En nuestros días, la Real y Militar Orden de San Hermenegildo sigue siendo un símbolo de continuidad histórica y un vínculo entre generaciones de militares.
En una época como la actual, marcada por los cambios rápidos, la incertidumbre y la búsqueda de resultados inmediatos, la Real y Militar Orden de San Hermenegildo representa una llamada a la perseverancia y al deber.
La Orden nos recuerda que el servicio a la sociedad no se mide sólo por los logros visibles, sino también por la entrega silenciosa y continua a lo largo de los años de dedicación a la profesión militar.
En cada recompensa concedida hay una historia de disciplina, sacrificio, lealtad y servicio, valores que siguen siendo la columna vertebral de las Fuerzas Armadas españolas.
En definitiva, la Real y Militar Orden de San Hermenegildo no es solo una condecoración: es una tradición viva, un símbolo de unión entre pasado y presente, entre el honor y la humildad del servicio.
Más de dos siglos después de su creación, su significado permanece inalterable: reconocer a quienes, con su vida y su ejemplo, honran el uniforme y el nombre de España.
*** Miguel Ángel Villarroya, es general del Aire y Gran Canciller de la Orden de San Hermenegildo