Juan López y Alberto Nieto, director ejecutivo y director de Operaciones de Aurea Avionics.
Aurea Avionics, la startup española que quiere liderar el mercado de los micro drones en la OTAN
Desde la guerra de Ucrania la producción de drones se ha convertido en una carrera global donde Europa no puede permitirse llegar tarde.
Más información: Aurea Avionics valida en REPMUS25 las capacidades del Seeker UAS, su dron táctico de inteligencia y reconocimiento
Aurea Avionics se ha convertido en una de las irrupciones más sorprendentes del ecosistema europeo de defensa. Fundada en 2017 por cuatro ingenieros españoles, la compañía ha logrado lo que parecía reservado solo a grandes contratistas: entrar en el catálogo de la OTAN como una de las cuatro empresas —y la única startup— seleccionadas para suministrar drones pequeños tácticos a los países aliados.
El Observatorio de la Defensa de EL ESPAÑOL, conversa con Juan López y Alberto Nieto, director ejecutivo y director de Operaciones, respectivamente, para conocer cómo surgió el proyecto, cómo han llegado al catálogo de la Alianza y cuáles son sus planes para los próximos años.
“Queríamos hacer algo útil, no desarrollar tecnología para guardarla en un cajón”, resume su CEO, Juan López, sobre los orígenes del proyecto.
“Si España tiene ingenieros brillantes, ¿por qué no íbamos a poder hacer nosotros esta tecnología?”, reivindica Nieto, subrayando la apuesta de la compañía por la soberanía tecnológica española.
Dos de los responsables de Aurea Avionics relatan en esta entrevista cómo una empresa sin financiación inicial, logró abrirse paso en un mercado dominado por gigantes estadounidenses e israelíes; cómo la guerra de Ucrania confirmó la intuición que ya habían tenido en 2014; y por qué la producción de drones se ha convertido en una carrera global donde Europa no puede permitirse llegar tarde.
Y es que, como asegura a EL ESPAÑOL el CEO de la compañía, su objetivo es claro: “Queremos ser la referencia OTAN en drones pequeños”, “y tenemos tecnología, producto y momento para conseguirlo”.
Los directivos de Aurea Avionics posan junto a los drones UAS Explorer.
¿Cómo surge Aurea Avionics? ¿Cuál es el origen real de la compañía?
Juan López (J.L). Todas las decisiones vienen de la trayectoria previa. Somos cuatro socios, nosotros dos y Javier Montalvo y Pedro Serrano. Algunos veníamos de una empresa anterior que ya diseñaba y fabricaba aeronaves no tripuladas. Aquello comenzó alrededor de 2007–2010.
Era un proyecto con ambición civil, pero entonces la regulación estaba muy verde y, además, querían fabricar aeronaves mucho más grandes, con presupuestos enormes. Era un buen equipo técnico, pero el momento no era el adecuado.
Cuando terminó esa etapa, coincidimos varios ingenieros y vimos claro que queríamos seguir en el mundo de los drones. Nos apasionaba. Buscábamos algo ilusionante, abordable y que cubriera una necesidad real.
Y, sobre todo, queríamos hacer algo útil: no desarrollar tecnología para guardarla en un cajón. Queríamos ver nuestros sistemas en uso real.
¿Por qué decidieron apostar precisamente por drones pequeños?
J.L: Porque en defensa eran los que más se estaban usando, aunque no fueran los más vistosos. Todo el mundo quiere hacerse la foto con un avión F-35 o un Predator, pero la realidad operativa es que un dron de kilo y medio puede marcar la diferencia.
Antes un superordenador ocupaba una sala; ahora lo tienes en el móvil. Con los drones pasa igual: capacidades que antes exigían sistemas enormes hoy caben en la palma de la mano.
Desde 2017 hemos estado en defensa, no somos una empresa civil que ha visto una oportunidad reciente. Nosotros comenzamos directamente con el mundo de la Defensa.
Alberto Nieto (A.N). Además, un dron pequeño tiene todos los subsistemas de uno grande, solo que miniaturizados, con los retos que eso implica: interferencias, electrónica muy compacta… No era un desafío menor.
Pero también vimos que el Ejército español tenía una dependencia enorme de sistemas americanos. Los Raven, por ejemplo. Nos preguntamos: “Si tenemos ingenieros brillantes, ¿por qué no hacer nosotros esa tecnología?”. Vimos una necesidad clara y que en España había talento para afrontarla.
Entiendo que al principio, todo fue un poco complicado. ¿Cómo fueron los primeros pasos?
J.L: Muy complicados. Cuatro socios, sin financiación. Pero al año entramos en el programa "Rapaz" y eso lo cambió todo. No por el contrato —que era modesto— sino por lo que significó: demostrar capacidades, recibir retroalimentación real, trabajar con la BRIPAC (Brigada “Almogávares” VI de Paracaidistas del Ejército de Tierra), la Infantería de Marina y después con el EADA (Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo).
El Explorer UAS, como se conoce comercialmente, es un microdron ligero especialmente diseñado para su empleo en operaciones tácticas y despliegues rápidos. Aurea Avionics
Desde 2017 hemos estado en defensa, no somos una empresa civil que ha visto una oportunidad reciente. Nosotros comenzamos directamente con el mundo de la Defensa, aunque es posible ir luego al ámbito civil.
Cuando estalla la guerra a gran escala en Ucrania, y se produce esta gran demanda de drones ¿les pilla preparados?
J.L: Nosotros ya habíamos visto las señales en 2014–2015 con Crimea. Nadie imaginó la magnitud actual, pero había pistas. Por eso apostamos desde el inicio por un producto militar, sabiendo que luego podría tener aplicaciones civiles.
Fue una decisión arriesgada: nos dijeron mil veces que estábamos locos, que el mercado de defensa era lento, difícil… Pero no creemos que haya proyectos empresariales fáciles: hay que ir resolviendo problemas y saltando vallas.
Ser la primera startup elegida por la OTAN es un hito para España. Esto se anunció en septiembre; la semana que viene hacemos demostraciones en Luxemburgo.
A.N: Estando cerca de las unidades militares vimos necesidades concretas: sistemas americanos que tardaban medio año en repararse o adquisiciones que llegaban obsoletas.
En Ucrania pudimos ver cómo sistemas adquiridos tardaban meses en llegar y, además, llegaban obsoletos porque los rusos ya los conocían desde Afganistán. Cuando surge tensión geopolítica, todo estalla. Esa realidad nos confirmó que estábamos en el camino correcto.
¿Se ha convertido Ucrania en un gran mercado?
A.N: Sí, aunque muy particular. Ellos han entendido que no pueden depender de terceros. A pesar de la destrucción industrial, se estima que producen entre 800.000 y un millón de drones al año. Son sistemas sencillos, pero suficientes para influir en el campo de batalla.
Rusia ha reaccionado igual. Este nivel de producción masiva marca un antes y un después: la guerra ha cambiado todo eso de forma irreversible.
¿Cómo se lleva eso de ser la primera startup seleccionada por la OTAN para el mercado de drones, estar incluida dentro de su catálogo?
J.L: Hace un año la Agencia de Apoyo y Adquisiciones de la OTAN (NSPA) lanzó una convocatoria para cubrir una demanda que ninguna empresa sola podía atender. Eran 347 requisitos. Normalmente seleccionan a una empresa, pero esta vez eligieron cuatro.
Somos conscientes del refrán: Nadie es profeta en su tierra: falta que España apueste de verdad por lo suyo. Colaboramos con EADA, BRIPAC… pero no ha habido adquisiciones. Y es una espina.
Tras un año entero evaluándonos —tecnología, equipo, visitas presenciales— fuimos uno de los seleccionados: dos empresas americanas, una con sede en España pero capital francés, y nosotros, la única startup.
Ser la primera startup elegida por la OTAN es un hito para España. Esto se anunció en septiembre; la semana que viene hacemos demostraciones en Luxemburgo.
¿Ha habido apoyo institucional por parte de España al ser un producto íntegramente nacional?
J.L: Somos conscientes del refrán: Nadie es profeta en su tierra, falta que España apueste de verdad por lo suyo. Colaboramos con EADA, BRIPAC… pero no ha habido adquisiciones. Y es una espina. A veces ves pliegos diseñados con requisitos calcados de sistemas extranjeros. Eso dificulta que industria nacional compita.
A.N: Los programas de evaluación están bien, pero lo que manda una señal de apoyo real es comprar equipos. Esperamos que las nuevas directivas europeas, que obligan a primar producto nacional y europeo, cambien esa dinámica.
Una vez superado el reto de la OTAN, ¿Cuál es su prioridad ahora?
A.N: Escalar. Producimos aquí, en nuestras instalaciones, y controlamos todo: electrónica, software, estructura y ensamblaje final. Queremos pasar de producir 100 unidades al año a unas 2.000 en 24–26 meses. Ahora mismo tenemos el producto y la tecnología; toca escalar.
Queremos ser la referencia en el mercado OTAN en drones pequeños y tener capacidad para responder a la demanda creciente que viene. Las primeras 1.000 unidades son el escalón inicial, pero sabemos que habrá que escalar mucho más.
El sector militar global entra de lleno en una nueva era marcada por cifras inéditas. Estados Unidos, a través del Department of Defense, ha puesto en marcha un ambicioso plan de adquisición masiva de drones: su objetivo es alcanzar, antes de 2028, la producción de más de un millón de ejemplares anuales, superando ampliamente los ritmos actuales y transformando la capacidad operativa del Ejército en los próximos años.
Queremos pasar de producir 100 unidades al año a unas 2.000 en 24–26 meses. Ahora mismo tenemos el producto y la tecnología; toca escalar.
En paralelo, Europa comienza a mirar en la misma dirección. Las previsiones de los grandes estados y la industria apuntan a un consumo conjunto cercano al millón de drones anuales, consolidando un salto tecnológico
J.L: Para optar a contratos OTAN debemos garantizar volúmenes altos. Ese es el foco ahora: multiplicar por diez nuestra capacidad. Tenemos tecnología, producto, mercado y momento. Creemos que somos una apuesta segura dentro del segmento táctico de drones pequeños.
¿Y cómo se puede escalar tan rápido en un sector tan complejo y donde hay mucha competencia?
A.N: La clave ha sido apoyarnos en una cadena industrial flexible, no solo en la clásica de defensa. Para ello, nos inspiramos en casos históricos. Un ejemplo famoso es el De Havilland Mosquito, avión militar británico polivalente, conocido por su apodo “la maravilla de madera”: en la Segunda Guerra Mundial, la industria metálica británica estaba saturada y rediseñaron la aeronave en madera, usando otra cadena industrial.
Dron Explorer Aurea Avionics
Nosotros hacemos algo parecido: combinamos tecnologías nuevas —impresión 3D, sinterizado láser, fabricación electrónica— con tejido industrial europeo civil. Eso nos da flexibilidad y velocidad.
Por último, aunque sé que tienen varios modelos de drones en su porfolio ¿Cuáles son las características diferenciales de vuestro dron Explorer, este dron espía que ha sido seleccionado por la OTAN, diseñado 100% para uso militar?
A.N: El Explorer UAS, es un dron táctico de pequeño tamaño pensado para despliegue inmediato: cabe en una mochila y se monta en segundos. Pesa menos de 2 kilogramos y cuenta con cinco baterías tienes capacidad para operaciones continuadas (un par de horas y media aproximadamente).
Transmite en tiempo real imágenes térmicas y visibles. Está diseñado 100% para uso militar, no es una adaptación desde un producto civil.
Sus comunicaciones son cifradas y multibanda; el operador puede cambiar de frecuencia para evitar interferencias. El controlador es robusto y el módulo de antenas puede colocarse fuera de un vehículo o trinchera para operar en situación protegida.
Además, tiene un alto nivel de autonomía: permite ejecutar misiones sin intervención continua: el operador programa puntos en el mapa y el dron los ejecuta. Hemos seguido las necesidades y requerimientos demandados por las distintas unidades militares.
J.L: Añadimos también mejoras prácticas: estación de tierra y dron usan la misma batería, —un cartucho intercambiable—, algo poco habitual pero muy valorado por las unidades porque simplifica la logística.