El presidente ruso Vladímir Putin escucha al jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas, Valeri Guerásimov, mientras visita el centro de mando del ejército en el transcurso del conflicto entre Rusia y Ucrania, en un lugar no identificado. Kremlin.ru/Handout via Reuters
Así es el misil de propulsión nuclear Burevéstnik, el proyecto “irrealizable” del que presume Vladímir Putin
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha destacado que el Burevéstnik es “una pieza de armamento única que nadie más tiene en el mundo”.
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Rusia afirma haber alcanzado un nuevo hito en su carrera armamentística tras completar con éxito un ensayo del misil de crucero de largo alcance con propulsión nuclear Burevéstnik, concebido como la respuesta del Kremlin al escudo antimisiles de Estados Unidos.
El ensayo muestra que Rusia sigue siendo un competidor militar de alcance global, sobre todo en el terreno nuclear. El momento del lanzamiento —y su anuncio por el presidente ruso, Vladímir Putin, vestido con uniforme militar durante una reunión con los generales que dirigen la guerra en Ucrania— envía una clara señal a Occidente y, en especial, al presidente de EEUU, Donald Trump.
Putin ha destacado que el Burevéstnik es “una pieza de armamento única que nadie más tiene en el mundo”, y recordó que, en su momento, expertos de primer nivel calificaron el proyecto de “irrealizable”.
“Y ahora hemos completado los ensayos finales”, afirmó orgulloso, antes de añadir que el siguiente paso será construir la infraestructura necesaria para su despliegue y poner el sistema al servicio de las Fuerzas Armadas, un proceso que, reconoció, aún requerirá “mucho trabajo por delante”.
Así ha reaccionado el líder ruso este domingo, tras ser informado por el jefe del Estado Mayor del Ejército ruso, Valeri Guerásimov, de un nuevo logro en las pruebas del misil Burevéstnik.
Según Guerásimov, el proyectil “recorrió una distancia de 14.000 kilómetros, y ese no es su límite” durante un vuelo de casi 15 horas, realizado el pasado 21 de octubre, de acuerdo con un comunicado del Ministerio de Defensa difundido en su canal de Telegram.
“Durante su vuelo el misil completó todas las maniobras verticales y horizontales. Y, de esa forma, demostró sus grandes posibilidades a la hora de eludir los sistemas antiaéreos y antimisiles”, señaló el militar.
El general subrayó además que “las características técnicas del Burevéstnik permiten su empleo con precisión garantizada contra objetivos altamente defendidos a cualquier distancia”.
"El “Chernóbil volador”
En octubre de 2023, Vladímir Putin anunció por primera vez un ensayo exitoso del Burevéstnik, un misil rodeado de polémica tras los numerosos intentos fallidos registrados a finales de la pasada década.
El 9M730 Burevéstnik —cuyo nombre se traduce como "petrel de tormenta"— es un misil de crucero de vuelo bajo y lanzamiento terrestre, diseñado no solo para portar una ojiva nuclear, sino también para ser impulsado por energía nuclear. La OTAN lo identifica con la designación SSC-X-9 Skyfall.
Putin presentó el proyecto del misil Burevéstnik, por primera vez en marzo de 2018, como una de las armas estratégicas de próxima generación de Rusia. Ya entonces aseguró que tenía “un alcance ilimitado” y la capacidad de “evadir las defensas antimisiles estadounidenses”.
Apodado en Estados Unidos como el “Chernóbil volador”, el Burevéstnik debe su sobrenombre a su sistema de propulsión nuclear, diseñado para permitirle volar mucho más lejos y durante más tiempo que los motores turbojet o turbofan convencionales, limitados por la cantidad de combustible que pueden transportar.
Gracias a esa tecnología, el misil podría “merodear” durante periodos prolongados antes de atacar un objetivo.
La organización estadounidense sin fines de lucro Nuclear Threat Initiative, detallaba, en un informe de 2019, que el arma podría permanecer en el aire durante varios días. “En operación, el Burevéstnik portaría una ojiva nuclear (o varias), circunnavegaría el globo a baja altitud, evitaría las defensas antimisiles y esquivaría el terreno; y dejaría caer la(s) ojiva(s) en ubicaciones difíciles de predecir”.
Años más tarde, en 2021, el International Institute for Strategic Studies, citando a una revista militar rusa especializada, aseguraba que el Burevéstnik tendría un alcance teórico de hasta 20.000 kilómetros (12.400 millas), lo que le permitiría ser lanzado desde cualquier punto de Rusia y alcanzar objetivos en Estados Unidos.
La misma publicación rusa apuntó que el misil volaría a una altitud de apenas entre 50 y 100 metros (164 a 328 pies), mucho menor que la de un misil de crucero convencional, complicando así su detección por radar.
En 2024, dos investigadores estadounidenses aseguraron haber identificado el probable emplazamiento del sistema, junto a una instalación de almacenamiento de ojivas nucleares conocida como Vologda-20 o Chebsara, situada a unos 475 kilómetros (295 millas) al norte de Moscú.
Dudas de su funcionamiento
No obstante, varios analistas occidentales han puesto en duda el verdadero valor estratégico del Burevéstnik, al sostener que no proporcionaría a Moscú “capacidades que no posea ya” y que, además, podría liberar radiación durante su trayecto. También señalan que su velocidad subsónica lo haría más fácil de detectar y, en consecuencia, más vulnerable cuanto mayor sea su tiempo de vuelo.
Rusia reanudó el desarrollo de este tipo de misiles después de que Estados Unidos, en 2001, decidiera retirarse del tratado antimisiles firmado con Moscú en 1972, en plena Guerra Fría, con el objetivo de crear su propio escudo defensivo.