El astillero Cardama.

El astillero Cardama. Europa Press

Observatorio de la Defensa

Uruguay romperá el contrato para la compra de dos patrulleras al astillero vigués Cardama por 82 millones

El actual Gobierno uruguayo acusa a la administración anterior de no verificar la capacidad de la empresa para cumplir el contrato.

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Y.R. - Agencias
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Las claves

Uruguay cancela contrato con el astillero vigués Cardama para la construcción de dos patrulleras por 82 millones de euros, alegando indicios de fraude.

El gobierno uruguayo señala que Cardama no cumplió con la garantía de "fiel cumplimiento" y que la empresa está en "liquidación por inactividad".

Fuentes del astillero afirman que no han sido notificados sobre el incumplimiento y buscan negociar con Uruguay para evitar la rescisión del contrato.

La ministra de Defensa de Uruguay expresa dudas sobre la capacidad de Cardama para construir las patrulleras, debido a su falta de experiencia en ese tipo de embarcaciones.

El Gobierno de Uruguay ha cancelado un contrato para la fabricación de dos patrulleras de vigilancia oceánicas tipo OPV ('offshore patrol vessel') por alrededor de 82 millones de euros debido a, según ha alegado el Ejecutivo del país sudamericano, los "fuertes indicios de fraude o estafa al Estado".

Así lo ha comunicado en una rueda de prensa. Cardama debía presentar una garantía de "fiel cumplimiento" de la licitación que equivalía al 5% del contrato total de la obra (en torno a 4,1 millones de euros). Es decir, que si Cardama no cumplía con el contrato, el Gobierno de Uruguay podía ejecutar la garantía y recibir ese importe.

"Eso no se cumplió y se fueron solicitando prórrogas", detalla el Ejecutivo sudamericano en un comunicado, en el que añade que "los 45 días se transformaron en 11 meses, lo cual es relevante, porque el primer barco iba a estar construido en 18 meses".

En concreto, Uruguay envió a su embajador en Reino Unido para ejecutar esa garantía en las oficinas de Eurocommerce, la entidad financiera con la que el astillero vigués constituyó el mencionado aval, sin embargo, en el lugar tan solo había una inmobiliaria.

A ello se suma que, según los informes que maneja el país, la compañía se encuentra en "liquidación por inactividad", que no figura en los registros como una empresa financiera y que parte de la información en su web es "engañosa".

Sobre este punto, fuentes de Cardama apuntan que han hablado con el mencionado banco y que este les ha confirmado que ha cambiado su dirección en Reino Unido.

"Hay indicios fuertes de que esta empresa es una empresa de papel y que estaríamos ante un fraude ante el Estado uruguayo y esta garantía no existiría", ha argumentado el Ejecutivo sudamericano, que ha indicado que prevé iniciar acciones "administrativas, civiles y penales".

Conviene señalar que la adjudicación del contrato a Cardama --que ha levantado cierta polémica en el país-- se produjo durante la presidencia de Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional, mientras que el actual mandatario del país es Yamandú Orsi, de la coalición izquierdista Frente Amplio (a la cual pertenecía el fallecido José Mujica, por ejemplo).

El actual Gobierno uruguayo acusa a la administración anterior de no verificar la capacidad de la empresa para cumplir el contrato. “Resulta evidente que estamos frente a una situación muy grave que va a requerir una investigación en profundidad para determinar si hubo complicidad de funcionarios públicos”, advirtió el Ejecutivo.

El astillero negociará

Por su parte, fuentes del astillero vigués han asegurado a Europa Press, que "Nosotros no tenemos absolutamente ninguna comunicación de incumplimiento de contrato. Nadie nos ha comunicado incumplimientos de contrato, nadie. Estamos muy sorprendidos porque nos hemos enterado por la prensa".

Asimismo, explican que una delegación de la empresa gallega estuvo reunida hace un par de semanas con la ministra de Defensa de Uruguay, Sandra Lazo, y que nadie de la administración del país comunicó "ni por escrito ni de palabra" que Cardama estuviese incumpliendo el contrato.

La intención de Cardama es sentarse a negociar con el Gobierno de Uruguay porque, a su juicio, "no tiene ningún sentido que el contrato se rompa". "Otra cosa es que haya otros intereses que desconozcamos", han apuntado las fuentes consultadas.

Si se rescinde el contrato, Cardama debería devolver al Gobierno uruguayo unos 8 millones de euros en garantías. Además, la justicia deberá resolver el destino de los 28 millones ya pagados por las patrulleras.

La constructora naval gallega considera que la anulación del contrato supondría un varapalo para la empresa, pero también para Uruguay, que, a juicio de Cardama, necesita las embarcaciones "como agua de mayo" para solucionar los "gravísimos" problemas de pesca ilegal y de narcotráfico en sus costas.

La actual ministra de Defensa de Uruguay también señaló recientemente que existen informes que dudan de la capacidad del astillero vigués para construir las patrulleras --en cuya construcción también se interesaron otras empresas-- debido a su falta de experiencia en este tipo de embarcaciones.