Misil de largo alcance del Tomahawk

Misil de largo alcance del Tomahawk

Observatorio de la Defensa

Rusia sube el tono ante el posible envío de misiles Tomahawk de EEUU a Ucrania: cruzaría sus “líneas rojas”

Estos misiles subsónicos, capaces de alcanzar los 2500 kilómetros, ampliarían las capacidades de Kiev y podrían golpear en profundidad en territorio ruso.

Más información: El Pentágono impidió a Ucrania usar misiles de largo alcance de EEUU contra Rusia

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Estados Unidos estudia enviar misiles Tomahawk a Ucrania, lo que daría a Kiev capacidad de atacar en profundidad a Rusia. El anuncio ha provocado que Moscú eleve su retórica, y advierta que esta hipotética entrega cruzaría una de sus “líneas rojas”.

El presidente estadounidense, Donald Trump, indicó el lunes que "casi había tomado una decisión, en gran medida", aunque también estaría barajando la posibilidad de venderlos a la OTAN para que sea la Alianza la que los transfiera posteriormente a Kiev.

De momento no hay una decisión definitiva sobre este paso. "Creo que quiero determinar qué van a hacer con ellos, dónde los envían, supongo. Tengo que hacer esa pregunta", dijo.

"No quiero ver un recrudecimiento (de la guerra)", manifestó desde el Despacho Oval, después de que Ucrania reclamara la entrega de este arma para incrementar sus capacidades militares.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, habría presentado su petición durante una reunión con Donald Trump al margen de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, a finales de septiembre.

Zelenski sostiene que el suministro de armamento de precisión a Kiev podría llevar a Putin a la mesa de negociaciones.

Sin embargo, en una entrevista concedida el 25 de septiembre al portal estadounidense Axios, advirtió que, si no se alcanza un acuerdo para poner fin a la guerra, los altos cargos del Kremlin “tienen que saber dónde están los refugios (antiaéreos)”. “Si no detienen la guerra, los necesitarán”, remarcó.

Para Europa, esto indica que Washington está dispuesto a ir más allá de la ayuda simbólica, suministrando herramientas que pueden cambiar de forma decisiva la dinámica operativa, al tiempo que se mantiene el control para evitar una escalada.

El que fuera exsecretario general de la OTAN, Anders Rasmussen, aseguraba recientemente en Madrid, que existen algunas "señales alentadoras" por parte de Donald Trump, al comprobar que Putin “le engaña”. De hecho, "EEUU está considerando suministrar misiles Tomahawk", de largo alcance, a los que podrían sumarse los Taurus alemanes.

Por su parte, el enviado estadounidense para Ucrania, Keith Kellogg, recordó el 28 de septiembre que Washington ha autorizado a Ucrania a lanzar ataques en profundidad en Rusia, dado que "no hay nada similar a santuarios".

"Grave espiral de escalada"

La posibilidad de que Estados Unidos entregue los Tomahawk a las Fuerzas Armadas ucranianas ha provocado una respuesta airada desde Moscú.

Vladimir Putin aseguraba este fin de semana que esto conduciría a la "destrucción" de las relaciones con Estados Unidos, en un momento en el que ambos países están embarcados en un proceso de normalización de sus lazos.

Ya el pasado 2 de octubre, durante una sesión del Club Valdai, Putin advirtió que el uso de estos misiles sería imposible sin la participación directa de tropas estadounidenses, lo que “implicaría una fase de la escalada totalmente nueva y cualitativamente diferente, también entre Rusia y Estados Unidos”.

Asimismo, el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, calificó su entrega de “sorprendente”, mientras que el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, alertó de una “grave espiral de escalada”, aunque admitió que “no cambiaría la situación del régimen de Kiev en el campo de batalla”.

"Es importante tener en cuenta en este contexto, dejando de lado diversos matices, que estos misiles pueden estar equipados con ojivas nucleares", alertó durante su rueda de prensa del martes, si bien insistió en que Moscú está a la espera de "declaraciones claras" desde Washington, "en caso de que tengan lugar", según recogió la agencia rusa de noticias TASS.

El expresidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dimitri Medvedev, ironizó sobre las declaraciones de Trump, quien dijo que antes debía saber “qué va a hacer” Ucrania con los misiles.

“Está claro qué harán. Atacar París, Berlín y Varsovia”, respondió con sarcasmo, antes de añadir que “Trump está decidido a seguir el camino (del expresidente estadounidense, Joe) Biden hacia el Nobel de la Paz”.

La importancia de los Tomahawk

Estas armas, llamadas BGM-109 Tomahawk y fabricadas por la empresa estadounidense Raytheon, son misiles de crucero lanzados desde buques, submarinos y lanzaderas terrestres, con capacidad para golpear objetivos situados a una distancia de hasta 2.500 kilómetros, un rango muy superior al de las armas entregadas hasta ahora a Ucrania por parte de sus socios occidentales.

Estos misiles portan cabezas altamente explosivas y que van a velocidad subsónica, haciendo su detección por radar más difícil al volar además a baja altitud.

Kiev usa hasta la fecha misiles como los británicos Storm Shadow, que tienen un rango de unos 250 kilómetros, y los estadounidenses ATACMS, con un alcance de cerca de 300 kilómetros, una distancia unas diez veces menor que la de los Tomahawk.

El Departamento de Defensa estadounidense recoge además en un documento sobre las características del misil Tomahawk que puede portar "cargas nucleares o convencionales", mientras que su modalidad terrestre incluye variantes con una cabeza explosiva de mil libras (unos 453 kilogramos) y más de 150 submuniciones.

Raytheon detalla en su web que la versión más reciente del misil, el Block IV Tactical Tomahawk (TACTOM), puede “cambiar objetivos estando ya en vuelo”. “Puede permanecer inmóvil durante horas y cambiar de rumbo instantáneamente cuando se le ordena”, añade la compañía.

Según el think tank estadounidense Institute for the Study of War (ISW), la entrega de estos misiles permitiría a Ucrania atacar más de 1.500 “objetivos militares” en Rusia. El informe precisa que los Tomahawk con alcance de 1.600 kilómetros podrían alcanzar hasta 1.655 objetivos —incluidas 67 bases aéreas—, y los de 2.500 kilómetros, unos 1.945, entre ellas 76 bases aéreas.

Entre los objetivos potenciales figuran “bases permanentes, depósitos de combustible, centros de mando, instalaciones de defensa aérea, fábricas de armas y centros de entrenamiento”, así como la base aérea de Engels y una planta de drones Geran-2 en Tartaristán.

Los Geran-2

Los temibles misiles rusos son capaces de alcanzar los 2500 kilómetros, lo que supondría alcanzar prácticamente cualquier capital europea, como avisó el presidente Zelensky a los líderes europeos en la reciente Cumbre de Copenhague.

Con la llegada de los esperados misiles Tomahawk a Ucrania podría alterar el equilibrio de fuerzas en la guerra y presionar a Moscú a retomar unas conversaciones de paz, tras más de tres años y medio de invasión. Rusia controla parcialmente varias provincias y aspira a anexionarlas, junto a Crimea, en una futura mesa de negociación.