B-52 soltando una GBU-57 durante unas pruebas técnicas

B-52 soltando una GBU-57 durante unas pruebas técnicas Departamento de Defensa de EEUU

Observatorio de la Defensa

Estados Unidos ya trabaja en una bomba antibúnker más potente que la usada contra las instalaciones nucleares de Irán

El Pentágono publicó los requisitos de la nueva munición el año pasado y planean incorporar un sistema de propulsión propio para reducir el riesgo.

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El binomio bombarderos B-2 Spirit y bombas antibúnker GBU-57 fue, sin lugar a dudas, el protagonista de la operación Martillo de Medianoche. Durante este despliegue, Estados Unidos atacó la infraestructura de enriquecimiento nuclear de Irán, en una misión altamente secreta que, según el presidente Trump, "eliminó" cualquier capacidad de armamento radiactivo de Teherán.

Si bien este término todavía no está claro, a la espera de los informes emitidos por la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), lo que sí ha dejado patente el empleo de la GBU-57 es un daño evidente. Además de una extraordinaria precisión.

Con el fin de continuar esta línea de armamento, el Departamento de Defensa estadounidense se encuentra inmerso en un programa llamado Next Generation Penetrator (NGP, o Penetrador de Próxima Generación).

Ejemplar de la bomba fabricada por Boeing.

Ejemplar de la bomba fabricada por Boeing.

Se trata de una línea de municiones que tiene el objetivo de complementar y mejorar a la GBU-57 en un futuro cercano, ampliando al mismo tiempo sus capacidades de ataque contra búnker. El programa data de 2024, cuando la Fuerza Aérea del país americano publicó los primeros requisitos.

Realmente, según explican en la documentación, lo que se encuentra en desarrollo es una "cabeza de guerra", la parte del arma que tiene capacidad explosiva y otros sistemas asociados a la misma.

La nueva ojiva no deberá pesar más de 10 toneladas y deberá ser capaz de producir efectos de explosión, fragmentación y penetración a cotas profundas. Las especificaciones sobre el arma al completo —ojiva más plataforma— se desconocen.

Bomba antibúnker más potente

Se espera que la nueva bomba integre todo tipo de sistemas de guiado, navegación y control —lo que se conoce como GNC— que permitan su despliegue y correcto rendimiento en escenarios con el GPS degradado o denegado.

Esta característica es clave, ya que las bombas como las GBU-57 basan su guiado exclusivamente en alerones, aerodinámica y gravedad; ya que no incorporan ningún tipo de sistema de propulsión.

Otro de los puntos clave que deberá cumplir la nueva arma será el criterio de precisión estipulado por la Fuerza Aérea estadounidense. Según los datos publicados, el arma deberá impactar a menos de 2,2 metros de su punto previsto el 90% de las veces.

Bomba antibúnker MOP GBU-57

Bomba antibúnker MOP GBU-57 Boeing

La precisión de las actuales GBU-57 ha quedado más que demostrada en la operación Martillo de Medianoche.

El secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, dijo que la instalación subterránea de Fordo, la más atacada durante la operación, había sido reforzada empleando hormigón unos días antes del bombardeo.

Intentaron cubrir los pozos, que la conectaban con el exterior, con este material para protegerse del ataque estadounidense. Además del movimiento revelador, al anticiparse a una de las misiones más secretas de cuantas ha ordenado La Casa Blanca en los últimos tiempos, según Hegseth no les sirvió de nada.

"La protección [de hormigón] fue retirada a la fuerza por la primera arma y el pozo principal quedó al descubierto", señaló el secretario de Defensa estadounidense. "Las armas dos, tres, cuatro y cinco tenían la tarea de entrar en el pozo principal, descender al complejo a más de 1.000 pies por segundo [300 m/s] y explotar en el espacio de la misión".

Y, tal y como afirmó Hegseth, lo consiguieron. Un total de 5 bombas de casi 15 toneladas cada una consiguieron penetrar por el pozo principal y detonar, en tiempo y forma, un total de 15 toneladas de explosivo de la suma de todas ellas.

Además de la precisión, según recoge Interesting Engineering, la Fuerza Aérea estadounidense también busca incrementar la capacidad de supervivencia y la adaptabilidad. Por ejemplo, con el desarrollo de una espoleta robusta que permita resistir fuerzas de impacto extremas y disparar a la profundidad óptima.

Bomba GBU-57

Bomba GBU-57 USAF

Esto incluye la integración de una espoleta con detección de vacíos y que pueda llevar el conteo de los pisos que atraviesa con el fin de que la detonación se lleve a cabo en el lugar planeado. Especialmente en grandes espacios subterráneos como el que había excavado Irán.

Por último, aunque todavía se encuentra en una fase muy inicial, la Fuerza Aérea también ha expresado el interés de equipar a la bomba con un sistema de propulsión propio.

La integración de este sistema permitiría el despliegue de la munición más lejos del punto de impacto, reduciendo de forma significativa el riesgo para las tripulaciones encargadas de manejar los bombarderos.

Si bien el inventario de las GBU-57 parece ser uno de los más limitados cuantas tiene el Pentágono en su arsenal, hace justo un año se anunció la ampliación de unas instalaciones del Ejército estadounidense para "triplicar" su producción, según Bloomberg.

El número de unidades disponibles actualmente se mantiene en secreto, aunque sí se conoce que EEUU lanzó un total de 14 sobre Irán en la operación Martillo de Medianoche.

B-21 Raider

Si bien no está confirmado, es muy posible que la bomba antibúnker de próxima generación, la NGP, se integre a bordo del próximo gran bombardero estadounidense: el B-21 Raider.

Salido de la oficina de diseño de la compañía Northrop Grumman, la misma que el B-2 Spirit, se dejó ver por primera vez en vuelo a finales de 2023. Desde entonces, han sido varias las apariciones de este gigante de la aviación de guerra de EEUU.

El B-21 Raider

El B-21 Raider Fuerza Aérea de EEUU Omicrono

Se trata de una aeronave de sexta generación que, si todo va según lo previsto, se convertirá en la columna vertebral de la proyección armamentística de gran tonelaje. Aunque se espera que sea algo menor que las 28 toneladas de capacidad de carga que el B-2.

Tendrá la capacidad de desplegar cargas útiles —bombas— tanto convencionales como nucleares y, según indican, "será uno de los aviones más efectivos en el cielo", explican desde Northrop Grumman.

La munición específica y detallada que viajará en la bahía de carga del bombardero también es un secreto, aunque se conoce que Estados Unidos se encuentra inmerso en varios programas de desarrollo armamentístico con municiones hipersónicas y nucleares.

"Sus avanzadas capacidades de ataque de precisión de largo alcance permitirán a los comandantes mantener en riesgo cualquier objetivo en cualquier parte del mundo", apunta la compañía.

El avión también ha sido diseñado como el componente principal de una familia más grande de sistemas que brindarán inteligencia, capacidades de vigilancia y reconocimiento, ataque electrónico y redes multidominio.

El desarrollo del B-21 también responde a una necesidad de renovación y ampliación de flota. Los Northrop Grumman B-2 Spirit son muy caros de mantener y tan solo se construyeron 21 unidades de las más de 100 planeadas en un inicio.

Aunque el verdadero afectado por la entrada en servicio del B-21 Raider es el B-1 Lancer, que lleva operativo desde los años 80 y está llegando al final de su vida útil.