Lata de sardinas.

Lata de sardinas.

Salud y Bienestar

Boticaria García, nutricionista: "Una lata de sardinas aporta más del 30 % de la vitamina D que necesitas al día"

Las sardinas en lata son mucho más que una solución práctica y económica para las comidas del día a día.

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El consumo de sardinas, tanto frescas como en conserva, aumenta considerablemente año tras año. En España, concretamente, este pescado azul es el segundo más consumido en el país, con un consumo de 42 kilos por persona y año, lo que duplica la media europea.

A pesar de que su versión fresca sea popular, es la enlatada la que encabeza todas las listas. Esta opción, además de ser mucho más asequible y fácil de incorporar a la dieta, conserva la mayoría de sus propiedades nutricionales.

Su consumo, de hecho, ha sido valorado por expertos durante años. Según la nutricionista Boticaria García, una lata de sardinas puede sustituir a diferentes suplementos, aportando más del 30 % de la cantidad diaria de vitamina D y de calcio y más del 50 % de la cantidad semanal de omega-3.

Los beneficios de las sardinas en lata

Según la Fundación Española del Corazón, en una dieta saludable se recomienda incluir el pescado al menos tres veces por semana en comidas o cenas debido a su rico contenido nutricional.

Las sardinas, en especial, son una fuente concentrada de nutrientes esenciales que ofrecen beneficios concretos y comprobados para la salud. Además, al ser un pescado pequeño, apenas acumula metales tóxicos.

Uno de los aspectos más destacados de las sardinas en lata es su extraordinario contenido de vitamina D, un nutriente que juega un papel fundamental en la salud ósea, el sistema inmunológico y el funcionamiento muscular.

De acuerdo con Boticaria García, "una lata de sardinas aporta más del 30% de la recomendación diaria de vitamina D".

Además de su importancia, esta vitamina es difícil de obtener en cantidades adecuadas a través de la alimentación y la mayoría de las fuentes son limitadas. 

En España, se estima que un alto porcentaje de la población presenta déficit de vitamina D, con cifras que oscilan entre el 50% y el 75%. 

Además de esta vitamina, una lata de sardinas aporta "más del 30% de la recomendación diaria de calcio", indica García.

El calcio es un mineral indispensable para mantener huesos y dientes fuertes, así como para facilitar funciones vitales como la contracción muscular, la coagulación sanguínea y la transmisión nerviosa. 

Debido a que las sardinas se consumen con espinas —pequeñas, blandas y comestibles debido al tratamiento térmico que se aplica durante la elaboración— el contenido de calcio es significativamente superior al de muchos otros alimentos de origen animal.

Este aporte de calcio es especialmente beneficioso para personas que no consumen productos lácteos, por intolerancia a la lactosa, por seguir una dieta vegana flexible (flexitariana), o por otras razones dietéticas.

El último beneficio al que hace referencia la nutricionista Boticaria García es su alta concentración de ácidos grasos omega-3, en particular EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico).

Estos ácidos grasos esenciales son conocidos por sus efectos positivos sobre la salud cardiovascular, incluyendo la reducción de la presión arterial, la disminución de los niveles de triglicéridos en sangre y la prevención de enfermedades cardíacas.

Una sola lata de sardinas proporciona más del 50 % de la cantidad semanal recomendada de omega-3, explica García, lo que la convierte en una fuente altamente eficaz para cubrir estas necesidades sin recurrir a suplementos.

Además, a estos beneficios se le pueden sumar otros nutrientes esenciales presentes en las sardinas, como el fósforo, el selenio, las vitaminas del grupo B (especialmente B12), el hierro y las proteínas de alto valor biológico.