Boticaria García desvela la razón de ser más golosos o preferir el salado en los caprichos gastro

Boticaria García desvela la razón de ser más golosos o preferir el salado en los caprichos gastro Esteban Palazuelos

Salud y Bienestar

Boticaria García desvela por qué somos más de dulce o de salado: "La culpa es de nuestros genes"

La experta explica el antojo por estos grupos de alimentos. Descubrimos cómo encontrar el equilibrio entre la satisfacción y cuidar la salud. 

Más información: Boticaria García advierte sobre el consumo excesivo de azúcar: "Puede desencadenar el caos en el organismo 

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Conocer a una persona es saber si es más de dulce o de salado. Y quizás te hayas preguntado en alguna ocasión a qué se debe esta marcada preferencia a la hora de escoger un capricho gastro. La razón no es única, en juego entra la genética, la psicología y el efecto de los alimentos sobre la química de nuestro cerebro. 

Si bien comer es un acto que, como seres vivos, ejecutamos por necesidad y supervivencia, en la actualidad lo hemos convertido en un divertimento; un momento social que va más allá de qué ingerimos para nutrirnos y que toma la dimensión de placentero. 

Sentirnos atraídas, especialmente, por los alimentos salados o dulces responde a un antojo cuya raíz es la emoción. Boticaria García nos desvela los tres motivos por los que, ante la llamada del capricho, nuestras papilas gustativas se decantan por un grupo u otro. 

¿Dulce o salado?

Preferir un alimento dulce o salado para satisfacer nuestros caprichos gastro no es cuestión del azar. La explicación la detalla Boticaria García.

  • Genes golosos. "Se han identificado varias regiones del genoma relacionadas con la preferencia por el dulce y por comer azúcar. Esto puede hacer que algunas personas sean más sensibles al dulce que otras" o lo que es lo mismo, genéticamente estás condicionada a escoger ese pedazo de pastel frente al plato de patatas fritas. 
  • El exceso de azúcar puede bloquear el receptor opiáceo. "Si durante mucho tiempo consumimos alimentos dulces y muy ricos en grasas, se liberarán repetidamente endorfinas, opioides endógenos del placer; y dopamina, el famoso neurotransmisor del deseo. Esto puede producir hipersensibilidad del receptor opiáceo". De esta manera, lo que pasará es que "todo le sabrá a poco" y por ello, "cada vez nos pedirá más".
  • Los factores psicológicos y emocionales. "Algunas personas pueden recurrir a alimentos dulces para manejar el estrés o mejorar el estado de ánimo. Aprender a diferenciar el hambre fisiológica del hambre emocional es fundamental". 

Si bien, como sabemos, el azúcar es necesaria para el correcto funcionamiento de nuestros músculos y cerebro, pues es su fuente de energía; consumirla de manera excesiva y de fuentes refinadas puede generar desbalances y problemas de salud a la larga. 

Lo mismo pasa con los hidratos de carbono y las sales. Estos nutrientes, en sus formas simples y cocinadas de manera saludable en una proporción adecuada, garantiza el aporte de energía, la sensación de saciedad e incluso la recuperación muscular.

Sin embargo, si estos vienen en forma de snacks procesados aderezados con potenciadores de sabor, como el reconocido glutamato, desatarán el deseo irrefrenable por su consumo excesivo. Y a la larga, si esto se da a diario y sin medida, desencadenar en patologías cardiovasculares, obesidad e, incluso, TCA. 

Superar el antojo

Darse un gusto no es delito y no pondrá en riesgo tu salud, bien sea este dulce o salado. Pero debe ser un momento puntual de tu día y no una tónica general de tus comidas. 

La principal manera de superar la necesidad de ingerir alimentos procesados, y reducir el "hambre emocional" es llevando una alimentación completa, equilibrada y rica en proteínas que garanticen la saciedad de nuestro organismo. Además, elaborar recetas apetecibles, llenas de color y sabor, aprovechando frutas y verduras de temporada, así como especias de todo tipo, te hará disfrutar de la comida. 

Por otra parte, no restrinjas ni reprimas grupos de alimentos en tu dieta. Hacerlo solo acrecentará el deseo por los mismos y, al consumirlos, lo harás de manera ansiosa, desencadenando culpa y aún más necesidad por los mismos. Sé consciente de qué te pide tu cuerpo y por qué, y encuentra el equilibrio para una salud integral excelente.