Una mujer recibiendo un masaje.

Una mujer recibiendo un masaje. eclipse_images Getty Images

Salud y Bienestar

Masaje Kobido: así es la increíble técnica de 'lifting' japonesa con la que cambiará el aspecto de tu rostro

Esta técnica garantiza una tez radiante, una piel regenerada y unos ojos menos cansados.

18 enero, 2024 02:34

Con el paso de los años, todas las emociones y experiencias dejan su huella en el rostro. En forma de arrugas o sequedad, puede perder su luminosidad y su brillo. Una técnica en concreto se presenta como una respuesta: el Kobido.

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El Kobido es un antiguo arte japonés que se remonta al siglo XV, y es una técnica de masaje facial que estimula los músculos y tejidos del rostro desde la superficie hacia la profundidad. Este método de tratamiento, que ha sobrevivido al paso de los siglos, restaura y mantiene la calidad y la expresión del rostro. Se creó para mantener el aspecto juvenil de los rostros de las princesas japonesas.

El masaje facial japonés, también conocido como "lifting natural", es la técnica antiarrugas por excelencia. Antienvejecimiento, drenante, relajante, tonificante y descongestionante, el Kobido lo tiene todo.

Basadas en movimientos precisos, estas técnicas, con sus múltiples variaciones de ritmo, requieren la agilidad y la flexibilidad de los dedos y de las muñecas. Este tratamiento alterna presión, modelado, alisado, estiramiento, fricción y vibración para proporcionar una relajación profunda.

Tendrá un efecto inmediato sobre la piel en términos de circulación sanguínea, reafirmación muscular y elasticidad cutánea. Eficaz para descongestionar los ojos hinchados y las zonas propensas a la retención de líquidos, la piel se oxigena y la tez se ilumina, como si se rellenara desde el interior. Este masaje es eficaz para aclarar la mirada, disipar el estrés y la tensión acumulada en las mandíbulas y aliviar los dolores de cabeza, ya que la energía circula mejor por el cuerpo.

Las técnicas KOBIDO tienen la ventaja de ser adecuadas para todo tipo de pieles aunque están especialmente recomendadas para las pieles maduras. El masaje japonés previene la aparición de arrugas y líneas de expresión ya instaladas. La producción de colágeno y elastina se activa mediante la repetición de los distintos movimientos. Objetivamente, se revela la sensación de una piel tonificada y una tez radiante.

Para realizar el masaje, el profesional utiliza movimientos fluidos con distintos grados de presión con una crema o aceite vegetal adecuado para el cuidado del rostro. Previamente, se aplica una toalla húmeda y caliente sobre el rostro para aliviarlo y ayudar a abrir los poros de la piel. Cuando el masaje es más profundo, el modelado y el amasado benefician a los músculos, que se reafirman, y el masaje se extiende al cuello, el escote, la nuca, los hombros, los brazos y las manos.

A menudo, son necesarias varias sesiones a la semana para regenerar y revitalizar el rostro y devolverle su frescura y tonicidad. Sin embargo, el KOBIDO se adapta perfectamente a la práctica en casa, por lo que podrá incorporarlo fácilmente a su rutina diaria.

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Antes de iniciar un automasaje facial, hay que preparar la piel. Para ello, hay que lavarse las manos y limpiar el rostro. Para que el masaje penetre profundamente en el tejido cutáneo y los músculos, los poros deben estar abiertos. La mejor forma de conseguirlo es enjuagarse con agua caliente o en un baño de vapor.

A continuación, debes elegir cuidadosamente el producto que acompañará tus movimientos. Crema o aceite, lo importante es elegir un producto adaptado a tu piel y a tus movimientos que sea seguro para el rostro, especialmente para los ojos.

Por fin, pasa al masaje. Con los puños cerrados, coloca las diez falanges centrales por encima de las cejas. Ejerciendo una ligera presión sobre la piel, se moverá desde el interior hacia el exterior, es decir, desde el entrecejo, hacia las sienes. Repita este movimiento entre 10 y 30 veces. A continuación, ejerce una ligera presión sobre la piel desde debajo de la barbilla hasta las clavículas, también de 10 a 30 veces. Del mismo modo, pasa por detrás de las orejas y baja por el cuello hasta las clavículas.

Para el resto del masaje, concéntrate en cada zona, empezando por el contorno del rostro. Con las yemas de los dedos, masajea con movimientos circulares a lo largo del cuello y después cerca de la mandíbula. Con los dedos pulgares e índices, pellizca suavemente la piel. Empieza por la parte inferior de la barbilla y sube hasta las orejas.

Continúa con la frente, una zona en la que se acumulan tensiones, sobre todo nerviosas. Con las palmas de las manos, estira lentamente la piel de la frente; luego, para borrar las arrugas de la frente, a menudo causadas por las cejas levantadas, puedes practicar masajes en zigzag. No descuides ninguna parte de la frente.

Termina con la parte inferior del rostro. Con los puños cerrados, masajea toda la zona de las mejillas de abajo arriba. A continuación, haz pequeños círculos alrededor de la boca, utilizando las yemas de los dedos y dando ligeros y rápidos pellizcos.

Para concluir este masaje, realiza grandes movimientos de alisado, de abajo arriba y de dentro a fuera de la cara. Una vez finalizado el masaje, probablemente sentirás una sensación de calor debido a la fuerte estimulación de la circulación sanguínea. Tu rostro ha trabajado duro, por lo que es esencial terminar el masaje con un toque suave y relajante.