Una madre consuela a su hija cariñosamente.

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Salud y Bienestar

Cómo puedes mejorar la autoestima y salud mental de tu hijo adolescente

La adolescencia es una etapa difícil para padres y adolescentes. El psicólogo social Guillermo Fouce nos da todas las claves para saber afrontarla.

6 junio, 2022 02:43

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Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre un 10 y un 20 por ciento de los adolescentes europeos sufren algún problema relacionado con la salud mental o con el comportamiento en diferentes grados de severidad.

Un dato especialmente significativo, que hace evidente la importancia que tiene el cuidado de la salud mental en las personas jóvenes y en cualquier sociedad, sobre todo para poder llevar a cabo la construcción de un futuro.

La adolescencia podría decirse que es para cualquier persona una época de cambios constantes en todos los aspectos. Cambios de pensamiento, de percepción, de conciencia, lenguaje y también de autoestima.

Una etapa no precisamente fácil, en la que cada uno de esos cambios, tan necesarios para esa transición de joven a adulto, son vividos con especial intensidad y como nuevas experiencias importantes y significativas, pero en ocasiones también como momentos traumáticos que pueden llegar a desencadenar en un cierto bloqueo.

Un momento evolutivo importante y con cierta exigencia social para cualquier hijo adolescente, que puede acabar generando cierta frustración e incluso dañar la propia autoestima del adolescente, pero sobre el que el psicólogo social Guillermo Fouce nos da todas las claves para saber enfrentarla.

¿Cómo mejorar la autoestima de tu hijo adolescente?

Las claves

Profesor de la Universidad Complutense, doctor en psicología y presidente de Psicología Sin Fronteras, Guillermo Fouce lleva gran parte de su vida dedicándose de lleno al mundo de la salud mental, pero también escuchando, comprendiendo y acogiendo a los adolescentes durante esa complicada y exigente etapa evolutiva, facilitando también con ello esa transición a los padres y familiares.

Con él hemos hablado sobre las dificultades y necesidades a las que se enfrentan los adolescentes durante ese cambio, pero también sobre las mejores fórmulas con las que los padres puedan allanar ese camino a los hijos adolescentes sin bloquearles y ayudando con ello a mejorar su autoestima.

“Un adolescente deja de serlo cuando tienes la autonomía para funcionar solo, para vivir solo, para avanzar solo, pero lo que hay en la juventud actual es un bloqueo precisamente porque no se puede vivir solo, no se puede estar solo, no se puede tener una vida autónoma… Todo esto al final genera algunas dificultades, como esa sensación de eterna juventud", señala.

"Tampoco hay una carrera laboral estable, hay una división de hablar de cosas que sean especialmente tensas con los adolescentes, entran en juego las nuevas tecnologías… La adolescencia no es una enfermedad, pero sí es un periodo de transición en el que los jóvenes casi tienen más claro qué no son, que lo que realmente son y van probando un poco a intentar definirse, a intentar saber quiénes son y todo para seguir intentando encontrar su mundo”, comenta. 

Una etapa especialmente complicada también para los padres durante esa convivencia en el hogar, sobre la que Guillermo Fouce asegura que existe una especie de “misión parental” de evitar entrar en temas controvertidos:

“Una de las cosas que decimos, es que hay una especie de misión parental. Es decir, que de determinadas cosas como la religión, la política o de valores fuertes no se hable y se mantenga una convivencia con el hijo sin entrar en ellas. Eso lleva a que entonces los hijos se eduquen en otros sitios y en otros espacios”, asegura.

Pero todo ello sin ignorar la importancia también de las emociones negativas: “Muchas veces hay una especie de sobreprotección. Es como si a veces no pudiese haber emociones negativas, como si no se viviesen las emociones negativas… Y una de las cosas que hay que revertir es que si no se viven las emociones negativas y no se sienten, no se aprende a enfrentarse al mundo, a enfrentarse a la vida o a los riesgos”.

Aquí es cuando toma especial importancia el diálogo con los hijos y la relación directa con ellos. “Los adolescentes viven mucho también con relación a otros, a cómo le ven otros, a cómo le miran otros. Con respecto a los padres, madres y los adultos en general, lo que hay es una ruptura. Se intenta buscar el sitio y para ello se camina rompiendo esa relación. Lo que yo recomendaría en términos generales sería dialogar, hablar, mirarse a los ojos, tocarse, sentirse, tener al fin y al cabo una relación directa".

"No una relación de amigos porque los padres son padres y los amigos, pero sí tener ese establecimiento de diálogo. Y a veces en intervención con adolescentes, esa comunicación también es compleja porque te saca de quicio, porque pone en juego todas las contradicciones que tiene la edad adulta y te sacan de quicio también porque te sitúan también en esas contradicciones. Hay que tener mucha paciencia para no perder la paciencia precisamente y unas veces delante otras detrás acompañar, encontrar el momento justo”, aclara.

Algo que este psicólogo social resume con una frase del psicólogo Jaume Funes: “Quiéreme y abrázame cuando peor estoy, cuando menos me lo merezca, porque es cuándo más lo necesito”.

Las mejores estrategias

Las mejores estrategias para mejorar la autoestima de tu hijo adolescente comienzan por la comunicación. Durante esta etapa, tanto los mensajes negativos como los mensajes positivos que transmiten los padres a sus hijos tendrán un impacto en la personalidad que en ese momento se esté forjando en el adolescente.

De ahí que sea importante tener en cuenta una serie de estrategias y claves para favorecer esa comunicación con los hijos, pero siempre sin dejar de lado la importancia de manejar y compartir las emociones.

“El adolescente tiene que sentir que eres importante para él, tiene que sentir que estás ahí y para ello hay que encontrar el momento justo y adecuado. También hay veces en las que hay que dejarles espacio, volverán. No hay que entrar en las provocaciones, hay que encontrar ese momento justo en el que se permita ese diálogo, esa comunicación. A veces también hay que dialogar con ellos en sus entornos”, afirma.

“Con nuestro método educativo utilizamos mucho la música como instrumento de comunicación, de diálogo, de relación. Y como digo, encontrando esos momentos de acompañar, de encontrar el sitio justo y de no perder la paciencia. Al final, para ellos todo va cambiando con bastante velocidad, sus decisiones son efímeras y hay que entender que lo que me está diciendo ahora pues podrá posiblemente cambiar en un futuro próximo.", comenta.

"Otro punto importante es no confrontar y evitar los típicos 'yo lo digo porque soy padre' o porque lo has vivido o 'esto es así y punto'. Ellos tienen que experimentar su propia vida, experimentar también sus propias emociones y también las propias emociones negativas, que en muchos casos que también son muy educativas”, concluye.