Mary de Dinamarca, saludando durante el evento.

Mary de Dinamarca, saludando durante el evento. Kongehuset

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Mary de Dinamarca confirma que el estampado 'paisley' es tendencia este verano: las claves de último look

Los Reyes posaron junto a dos de sus hijos en la localidad, famosa por albergar la residencia vacacional de la familia.

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Sophie Fernández
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Este 28 de julio, Mary y Federico de Dinamarca reaparecieron oficialmente junto a sus dos hijos, la princesa Isabella y el príncipe Vincent, en la localidad de Gråsten. La familia comenzó así la segunda etapa de sus vacaciones, esta vez de forma oficial, al instalarse en la emblemática residencia familiar.

Su aparición era especialmente esperada por la controversia generada por el retraso en su regreso de las vacaciones privadas, pospuesta en dos ocasiones. Mary y Federico de Dinamarca viajaron a un destino desconocido el 6 de julio, con la intención de regresar oficialmente el día 13. Sin embargo, esperaron cinco días más para poner fin a su estancia, alimentando la polémica.

En la localidad, a pocos kilómetros de la capital, la familia real fue recibida por el alcalde y, desde ese punto, saludó a todos los asistentes a lo largo de su recorrido. Después de detenerse en el ayuntamiento, los reyes y sus hijos se dirigieron al castillo de la localidad, donde se alojarán durante estas semanas.

Los monarcas, como suele ser el caso, destacaron por su elegancia natural. El Rey eligió un traje sobrio, mientras que Mary de Dinamarca se decantó por un estilismo de inspiración primaveral, marcado por el estampado 'paisley'.

Eligió, concretamente, un vestido con vuelo en tonos tierra que combinó con una americana en tono neutro de Ralph Lauren, completado con un cinturón. A sus pies, un par de kitten heels y joyas sofisticadas y vistosas a la vez, incluido su emblemático reloj de Cartier.

La estancia de la familia real en el castillo de Gråsten es una tradición que se mantiene desde 1935, cuando el palacio fue entregado como regalo de bodas a los abuelos del actual rey.

Cada verano, la localidad vive un momento especial: la llegada de los monarcas supone el inicio oficial de las vacaciones de verano de la familia real y es una oportunidad para reforzar el vínculo entre la Corona y la ciudadanía.