Maud Angelica y  Eelaz Biarneix, en un montaje de Magas.

Maud Angelica y Eelaz Biarneix, en un montaje de Magas.

Royals

Orgullo LGTB: la hija de Marta Luisa de Noruega y el nieto del último rey de Rumanía, entre los 'royals' visibles del colectivo

Maud Angelica ha hecho pública su bisexualidad, mientras que Eelaz Biarneix se define como una persona trans no binaria.

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La semana del Orgullo LGTBIQ+ sirve de reivindicación para romper barreras y generar inclusión, también en la esfera de la realeza. Aunque todavía se considera un tema bastante tabú, van surgiendo ejemplos.

El último ha sido el de Maud Angelica, una de las hijas de la princesa Marta Luisa de Noruega, que ha hecho pública su bisexualidad. El otro el de Eelaz Biarneix, el primer royal trans y no binario que, además, ejerce su activismo de manera abierta.

Ambos son casos visibles del colectivo que siguen la estela de un pionero, como fue el duque Francisco de Baviera, jefe de la casa real de Wittelsbach, la última familia reinante del Reino de Baviera.

En el año 2021, declaró abiertamente su homosexualidad a los 87 años posando con su pareja, Thomas Greinwald, en el palacio de Nymphenburg. Una salida del armario que parece haber abierto camino a los más jóvenes.

Estamos en plena celebración del Pride, con manifestaciones en todo el mundo. En una de ellas, se ha podido ver a la nieta de los reyes noruegos, que ha publicado un post en Instagram con una declaración pública: "Feliz orgullo de una persona bisexual". Anunciaba así por primera vez su pertenencia al colectivo, posando con la bandera que representa a este sector, formada por los colores blanco, rosa, azul y morado.

Tanto su madre, la princesa Marta Luisa de Noruega, como su hermana Leah la han felicitado. La primera escribe: "Hermosa, Maud, brindemos por el amor. El amor es amor." La familia la apoya al completo. En este contexto recordamos el discurso de su abuelo, el rey Harald en 2016 para celebrar sus 25 años en el trono.

Entonces dijo: “Los noruegos son chicas que aman a otras chicas, chicos que aman a otros chicos y chicos y chicas que se aman los unos a los otros”. Casi una década después su nieta reivindica su lugar.

También ha sido claro con respecto a su identidad un miembro de la Familia Real de Rumanía y nieto del último monarca, Miguel I, que estuvo en el trono hasta 1947. Al estar abolida la monarquía en el país, tiene sangre azul, pero es un ciudadano normal y corriente. Y quizá esto sea precisamente lo que le ha permitido una mayor libertad para vivir su vida sin sesgos.

Nació el 15 de agosto de 1999, y entonces recibió el nombre de Elisabeta-Maria, en honor a dos grandes reinas rumanas. Es la única hija de la princesa Sofía de Rumanía y su conexión con la Casa Real española viene por ella, pues su madrina de bautismo fue la Emérita y precisamente por eso comparten nombre.

El hijo de la princesa Sofía de Rumanía, en sus redes sociales.

El hijo de la princesa Sofía de Rumanía, en sus redes sociales.

Su padre es el empresario francés Alain Michel Léonce Biarneix, que nunca fue aceptado en la familia. De hecho, la boda provocó que el rey Miguel I despojara a su hija de sus títulos, que recuperaría tras su divorcio en 2002, pese a ser una corte sin trono.

Todo esto forma parte del pasado dinástico de Eelaz, como se califica desde hace años, y que ocuparía el cuarto puesto en la línea de sucesión. Algo simbólico, por supuesto.

Ha vivido hasta 2018 en Francia con su madre y actualmente reside en Bélgica, aunque también mantiene su vínculo con Rumanía. La princesa Sofía, fotógrafa de profesión, ha vuelto a vivir allí y representa a Su Majestad la Custodia de la Corona en actos públicos oficiales, tanto en el país como en el extranjero.

También desarrolla, en su propio nombre, proyectos en los ámbitos de la cultura, el arte y la educación y es miembro del Consejo Real y forma parte del Consejo Directivo de la Fundación Real Margarita de Rumanía.

De su progenitora, que le apoya incondicionalmente, Eelaz ha heredado su pasión por el arte. De hecho, ha estudiado en la Escuela Superior de Artes Saint-Luc de Lieja, en Bélgica. Muestra sus obras en una de sus cuentas de Instagram, abierta para el público. En la descripción puede leerse: "Seres raros, animales extraños, gente rara".

Tiene otro perfil personal y privado donde se define como una “criatura ambigua" y en la que ejerce su activismo por la comunidad LGTBIQ+ de manera pública, como demuestran algunas de sus publicaciones. Allí escribía un texto para celebrar el Día Internacional de la Visibilidad Transgénero, el 31 de marzo.

"Les recuerdo a mis seguidores (y a quienes siguen clasificándome erróneamente) que no soy ni mujer ni hombre. Soy ambas cosas y ninguna. Estoy en un punto medio, en una zona gris. Uso pronombres neutros o masculinos cuando no están disponibles. Al diablo con la transfobia y con las TERF", decía haciendo referencia al feminismo que excluye a la comunidad trans.

Su imagen ha ido evolucionando con el paso de los años. En su única aparición pública en Rumanía para asistir al funeral de su abuelo, el rey Miguel I, llevaba el pelo corto, ahora lo ha teñido de verde y luce varios piercings.

Prefiere vivir su vida al margen de su apellido y crear su propio camino como ilustrador. Pero sin esconderse. Los tiempos han cambiado y las monarquías europeas se van adaptando.

En Holanda, por ejemplo, queda contemplada y aceptada la posibilidad de que un heredero al trono lo siga siendo pese a tener una pareja del mismo sexo. Entre las princesas europeas, Victoria de Suecia y Kate Middleton están muy comprometidas con el colectivo.

También Mary de Dinamarca, que pronunció un discurso en defensa de los derechos LGTB durante el Día Mundial contra la Homofobia y la Transfobia de 2016, y su cuñada, Marie, la primera royal en asistir a un desfile del Orgullo.

No pueden faltar los Reyes de España que en su estreno en el trono 2014 recibieron en palacio a la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGT) y a la Fundación Triángulo; algo inédito hasta entonces.