Una pareja de jubilados.

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Una pareja de jubilados, sobre cómo han comprado su primera casa a los 80 años: "Nuestro hijo compró el 20 %"

Para esta pareja de jubilados la compra de su primer piso se ha hecho esperar varias décadas. Un logro que no habría sido posible sin la ayuda de su hijo.

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En España no solo se retrasa la natalidad, también lo hace el acceso a una vivienda en propiedad. Y es que, cada vez pasa más tiempo hasta que los españoles logran comprar su primera casa, una tendencia marcada por el encarecimiento de las hipotecas y la presión creciente en el sector inmobiliario.

De hecho, las estadísticas sitúan la compra de la primera vivienda en España en torno a los 41 años, una edad que no deja de aumentar ante la subida de precios y la persistente precariedad laboral. A este contexto se suma ahora el retraso en la edad de jubilación y unas pensiones que, en muchos casos, siguen siendo insuficientes.

Esto es algo que conocen en primera persona Benoit y Dominique Sagona, una pareja de jubilados que ha vivido más de 20 años en una vivienda social en Besanzón, una ciudad de Francia y que hasta los 81 y 86 años no han tenido la oportunidad de convertirse en propietarios de su propia casa.

Un logro que ambos han estado deseando y luchando durante décadas de trabajo y sacando a la vez adelante a sus hijos, con todos los desafíos y dificultades que ello conlleva. Un sueño que hasta hace poco parecía difícil de cumplir a su edad, pero que ambos han conseguido con la ayuda de sus hijos.

No ha sido por azar o por suerte, sino gracias a la ayuda de su hijo menor e informático que vive en Suiza. Él fue quien les animó a hacerlo realidad: "Cuando nos habló del proyecto inmobiliario nos dimos cuenta de que no estábamos tan lejos de conseguirlo. Con algo de ayuda pudimos hacerlo", recuerdan ambos en el medio digital FranceInfo.

Después de tomar la decisión, la pareja comenzó a buscar en el mercado inmobiliario opciones que estuvieran adaptadas a su presupuesto ajustado, hasta que dieron con un piso de 93 metros cuadrados y cercano a su antigua casa, con ascensor y dos plazas de aparcamiento.

Una gran oportunidad pero que superaba el presupuesto del que ambos disponían. Así fue como decidieron contactar con su hijo pequeño quien no dudó en ayudarles económicamente: "Somos copropietarios, un 80 % para nosotros y un 20 % para él", explica Benoit.

Una ayuda que se convirtió en un regalo adelantado por su 62º aniversario de bodas. "Es la culminación de nuestra vida juntos", aseguran emocionados, recordando una frase de su hijo que aún les remueve: "Mamá, nos ayudaste mucho, es justo que nosotros también hagamos lo mismo".

El caso de esta pareja refleja un fenómeno que comienza a visibilizarse en otros países europeos: el retraso extremo en la adquisición de vivienda incluso a edades avanzadas y por la dificultad real de acceso al sector inmobiliario.

Un camino que, aunque todavía minoritario, podría anticipar las consecuencias del contexto actual que sufre España con la precariedad laboral, el encarecimiento de la vivienda y la falta de relevo generacional cada vez mayor en la propiedad inmobiliaria.