La pareja celebra sus bodas de oro.

La pareja celebra sus bodas de oro. Antena 3

Relaciones

Victoriano (85) y Antonia (84), el sacerdote y la monja que celebran 50 años casados: "La boda fue una vergüenza social"

La pareja dejó el celibato para casarse en 1975, enfrentando el rechazo de sus familias y la sociedad tras renunciar a dedicar su vida a Dios.

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Dedicar la vida a Dios significa renunciar al amor romántico. Y es que salirse de ese camino, aunque sea por amor, siempre ha sido visto como un acto de rebeldía, capaz de provocar rechazo social e incluso familiar.

Pero la vida de Victoriano y Antonia demuestra que el corazón no entiende de reglas. Él, sacerdote de 85 años; ella, monja de 84, este año celebran sus bodas de oro, medio siglo de amor después de dejarlo todo por estar juntos.

Su historia comenzó de manera sencilla, casi mágica, "como la suave lluvia que va ocurriendo". Victoriano trabajaba con niños y adolescentes en la Acción Católica, y Antonia se unió al grupo de trabajo diocesano.

Al colaborar juntos, según relata Victoriano en Y ahora Sonsoles, se dieron cuenta de que "iban encajando en lo que se llama la filosofía de la vida, la ideología, la manera de trabajar". De esa amistad surgió un amor que también despertó atracción física.

Sin embargo, enamorarse fue un terremoto de emociones para Victoriano. Sentía miedo, pero algo en su corazón le decía que "el amor o es libre o no es amor". La tensión entre su vocación y sus sentimientos fue tan intensa que "aquello, me costó una úlcera y una operación urgente de estómago".

Sin embargo, comprendió que aunque las leyes "se hacen para los hombres", no podían impedir que viviera su amor de manera libre.

Antonia se salió de la congregación y estaba convencida del camino que quería tomar. Sin embargo, él no lo tenía tan claro.

Por ello, antes de casarse, Victoriano incluso escribió al Papa pidiendo permiso para seguir siendo sacerdote y casarse con Antonia. Tardó en obtener respuesta, hasta que recibió la negativa.

Aun así, decidió seguir su corazón y el 21 de diciembre de 1975 se dieron el "sí, quiero" en el monte donde les floreció el amor.

Pero el precio social fue alto. La familia de Antonia no asistió a la boda. Para ellos, era una "vergüenza social". Pero Victoriano y Antonia aprendieron a caminar juntos, pese al rechazo y las pérdidas.

Se casaron un día antes de la Lotería de Navidad, y dicen que a ellos ya les había tocado "el gordo, doloroso, pero profundamente amoroso".

Su matrimonio se construyó día a día, con paciencia y trabajo en el amor. Con los años, lograron el cariño de la familia de Antonia y criaron a sus dos hijos con su apoyo, ya que los padres de Victoriano habían fallecido años atrás.

Hoy, medio siglo después, Victoriano describe a Antonia como su "compañera creadora" y asegura que ella ha sido clave para encontrarse a sí mismo y darle sentido a su vida.

"Lo más importante fue hacer realidad ese amor", dice. Un recordatorio de que la fe, la libertad y el amor pueden ir de la mano, incluso cuando parece que no puede ocurrir.