Montserrat Medina.

Montserrat Medina.

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Montserrat (40), la ingeniera española que dejó su empresa para ser monja: "El dinero no me hacía feliz, Dios sí"

Pese a triunfar y alcanzar el "éxito" laboral, Montserrat sentía un profundo vacío que solo la vida religiosa consiguió apaciguar.

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Durante un tiempo, el nombre de Montserrat Medina dejó de aparecer donde solía: en conferencias sobre inteligencia artificial, en artículos sobre startups de éxito o en paneles de liderazgo tecnológico. Su desaparición del mapa sorprendió a muchos, que no entendían por qué una de las figuras españolas más brillantes en Silicon Valley había abandonado de repente el escenario donde había destacado.

La respuesta llegó tiempo después, cuando se supo que aquel silencio no escondía un giro empresarial, sino uno vital: Montserrat se había trasladado al monasterio de Santa Ana, en Castellón, para iniciar una vida de clausura.

Allí, lejos de la vida empresarial, la valenciana comenzó un camino espiritual que ella describe como la búsqueda de una verdad más profunda, un recorrido interior que la llevó a renunciar a lo que el mundo consideraba éxito para abrazar una existencia que, todavía muchos, intentan comprender.

La decisión de Montserrat

Montserrat nació en el centro de Valencia, en una familia de valores tradicionales y arraigo fallero. Desde joven mostró un talento fuera de lo común para las matemáticas y la ingeniería y fue esa misma curiosidad la que la llevó a cruzar el Atlántico para formarse en la Universidad de Stanford, una de las instituciones más prestigiosas del mundo.

Fue allí donde fundó Jetlore, una compañía especializada en inteligencia artificial aplicada al marketing predictivo. Su tecnología revolucionó la manera en que grandes empresas como eBay o Groupon personalizaban sus campañas de correo electrónico. El éxito fue inmediato: en pocos años, fue adquirida por PayPal, y Montserrat se convirtió, con apenas 34 años, en socia de Deloitte.

"Era una edad inusual para ese rango", recuerda un antiguo compañero de la firma al periódico El País. Según les confiesa, su salida profesional para entrar en el convento fue algo que "nadie se esperaba", especialmente, por todos sus logros.

Su perfil público desapareció poco a poco de los circuitos empresariales, aunque su perfil de LinkedIn y su carta de despedida despejaron las dudas de todos aquellos que no entendían su decisión: "Creo que Dios me está llamando a dejarlo todo para seguir a su hijo Jesús de más de cerca".

"He vivido doce años triunfando según los parámetros del mundo", escribió. "Tengo títulos de Stanford, fundé una startup en Silicon Valley que fue adquirida por una Fortune 100, y llegué a ser socia de Deloitte. Pero lejos de hacerme feliz, esa actitud solo me provocaba un vacío cada vez más creciente".

En una entrevista para este periódico, la valenciana dijo que para esos momentos, "era importante que desapareciera para que Dios obre en los corazones directamente", pero que "el testimonio que he escrito tiene todo lo que el Señor ha querido que comparta hasta el momento. Estáis todos en mis oraciones para que Dios siga obrando en vosotros".

Perfil de Montserrat en LinkedIn.

Perfil de Montserrat en LinkedIn.

A su juicio, fue Dios quien le concedió "gratuitamente" todos los talentos que le han ayudado a "realizarse como persona" todos estos años, y su cometido es responder con el mismo cariño. "Desconozco el plan que Él tiene de ahora en adelante para conmigo. Lo único que sé con certeza es que he encontrado "el tesoro" y, como dice el Evangelio, quiero vender todo lo que tengo en este mundo para comprarlo", escribe Montserrat.

En sus últimos años en Deloitte, cuentan, ya se la notaba distanciada del vértigo de los objetivos y las métricas. "Parecía buscar algo más", apunta un antiguo colaborador. Ese "algo más" tomó forma en una decisión que para muchos resultó incomprensible.

Desde hace más de un año, Montserrat vive retirada en el monasterio castellonense de las Agustinas. No concede entrevistas —por decisión de su comunidad— y, para el 2022, se encontraba en el periodo de postulado, una etapa de tres años de silencio, discernimiento y formación en la vida contemplativa.

Estos años de silencio le sirvieron tanto a la comunidad como a la ex socia de Deloitte para saber si lo suyo era una verdadera vocación. "No se trata de una huida del mundo, sino de un encuentro más profundo con Dios".

Sin embargo, es algo complicado saber qué está haciendo ahora mismo, porque las propias monjas del convento rechazan las entrevistas, según le explican al medio citado. "Desde su llegada, si hubiera respondido a todas las entrevistas que nos han solicitado, creo que no hubiera hecho otra cosa", cuenta sor María Teresa.

En el convento, su talento para la tecnología no ha desaparecido: según cuentan sus compañeras, ha desarrollado un pequeño programa informático para organizar la biblioteca del monasterio. "Antes usábamos una hoja de Excel", comenta sor María Teresa a El País.

No obstante, la vida de Montserrat hoy transcurre al margen de las redes, conferencias y trajes empresariales. "He encontrado la paz del corazón", escribió.