Tamara Falcó, instantes antes de su entrevista con Magas.

Tamara Falcó, instantes antes de su entrevista con Magas. Rodrigo Mínguez Magas

Protagonistas ENTREVISTA

Tamara Falcó: "Mi madre fue a una entrevista de trabajo, pero resultó ser una cita. Hoy sería considerado un caso #MeToo"

Cines Callao acogió la celebración del centenario de Rioja como Denominación de Origen. La marquesa de Griñón fue la gran protagonista.

Más información: Tamara Falcó: “Si tuviera que salvar una única cosa de mi casa sería mi medalla de la Virgen de la Alegría”

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Tamara Falcó aparece en Cines Callao envuelta en el color de la tierra, ese tono que lo origina todo: la raíz, el vino, la vida. El espectacular vestido marrón que luce —de largo midi, escote Bardot y fruncido bajo el pecho— está elegido ad hoc para casar con el paisaje de Rioja, que celebra los cien años de su Denominación de Origen.

Alrededor de la marquesa de Griñón, el ir y venir de su glam team —retoques en el maquillaje, un mechón que se escapa, un hombro que se ajusta— no altera su calma. Tamara no vino al mundo con un pan bajo el brazo, sino con una cámara. Esta jungla es su hábitat.

Famosa desde antes de nacer, la única hija del matrimonio entre Isabel Preysler y Carlos Falcó, el recordado marqués de Griñón, camina con la elegancia heredada de su madre, da dos besos casi al aire y se sienta a responder las preguntas de Magas con una chaqueta oversize, también en marrón, reposando sobre sus hombros.

Tamara Falcó en el acto con motivo del centenario de la Denominación de Origen de Rioja.

Tamara Falcó en el acto con motivo del centenario de la Denominación de Origen de Rioja. Rodrigo Mínguez Magas

No tiene dobleces, es transparente, no hay secretos cuando se cuadra delante de un periodista: es su lengua vernácula. Tamara es el mismo cascabelillo espontáneo y risueño que a todos se nos viene a la cabeza cuando pensamos alguna vez en ella.

Entre joyas deslumbrantes, un brazalete dorado que se desliza hasta el suelo y risas cómplices, la aristócrata se muestra sin artificios: cercana, luminosa y dueña de un discurso sólido que fluye con naturalidad.

Habla de Rioja, de su gran momento vital, de las recién estrenadas memorias de Isabel Preysler, de su fe sin solemnidad y de su deseo de ser madre sin ansiedad. “Querría vivir esa experiencia”, confiesa, “pero confío más en el plan que Dios tenga para mí”.

Si tuviera que elegir una única cosa que salvar de su casa, dice sin dudarlo, sería la medalla de la Virgen de la Alegría. Tamara y amén.

Tamara desvela cómo disfrutaba vendimiando con su padre, Carlos Falcó, marqués de Griñón.

Tamara desvela cómo disfrutaba vendimiando con su padre, Carlos Falcó, marqués de Griñón. Rodrigo Mínguez Magas

Tamara, hoy brindamos por el centenario de Rioja como Denominación de Origen, una de las más conocidas y prestigiosas del mundo. ¿Qué significa para usted una celebración así, viniendo además de una familia tan ligada a la cultura del vino?

Creo que hay pocos embajadores de España tan universales como el vino. Y cuando hablas de vino, el primero que viene a la cabeza, el más conocido, es la Denominación de Origen de Rioja, sin duda. Así que para mí es un auténtico honor que me hayan invitado a celebrar estos cien años.

¿Qué celebraría usted con un Rioja?

Un buen Rioja ya es una celebración en sí misma. Cuando estás triste, te tomas una copa con una amiga y ya parece que todo se ve mejor. Y cuando hay algo que celebrar, es imposible hacerlo sin vino. ¡Si hasta el primer milagro de Jesús fue las Bodas de Caná!

¿Qué le enseñó su padre sobre todo este universo? ¿Cuál fue su gran lección en ese sentido?

Era muy divertido. Como él lo vivía con tanta pasión, lo convertía todo en un juego. Nos llevaba a vendimiar y nos iba explicando cosas: por qué se plantan rosales junto a las viñas, cómo leer la tierra… Aprendías sin darte cuenta. Y además era nuestro tiempo juntos, porque mis padres estaban separados. Así que los momentos con él eran siempre en el campo. Era una manera preciosa de aprender y de compartir.

Ahora que usted es marquesa de Griñón, ¿cómo vive ese legado? ¿Siente una responsabilidad especial por continuar, de alguna manera, con el trabajo que inició su padre en los viñedos y bodegas de la familia?

Sí, de hecho, mis hermanos y yo estamos intentando continuar con el legado de mi padre. Es pronto para contarlo, pero hay un proyecto que está...

¿Está en barricas?

¡Está en barricas! (ríe)

Hace unos meses entrevisté a su hermana, Xandra Falcó, la marquesa de Mirabel, y le pregunté qué es lo primero que ella salvaría de su casa en caso de que, por ejemplo, hubiera un incendio. Una única cosa. Su respuesta fue una botella de vino de su padre, un número uno que guarda en su cava de Madrid. ¿Qué salvaría usted?

A la Virgen. Mi medalla de la Virgen. Sin duda.

En un mundo que redefine constantemente el lujo, ¿qué significa para usted?

Para mí el lujo es el disfrute de algo que a veces es efímero, pero que te deja un recuerdo para toda la vida. No tiene por qué ser algo material, aunque también puede serlo. Por ejemplo, para mí vivir en España es un lujo. Puedes sentarte en una terracita en invierno, tomar unas aceitunas, una copa de Rioja, sentir el sol en la cara… y estás de lujo. Literal. Son esos momentos.

¿Y usted puede hacer eso libremente, con toda la atención que genera?

Sí, sí, claro. Hay que encontrar los sitios. Hay sitios secretos (ríe). Siempre hay un rincón donde la gente te deja en paz.

¿En qué momento vital se encuentra? Porque, a pesar de que nació prácticamente con una cámara bajo el brazo, ha habido un tiempo, en mi opinión, demasiado fuerte de presencia mediática. Diría que va desde su victoria en MasterChef Celebrity hasta su boda con Íñigo Onieva. ¿Nota más calma ahora? ¿Está más tranquila?

Sí, estoy muchísimo más tranquila. Aunque claro, ahora mi madre ha sacado el libro… así que la calma ha durado poco (ríe). Pero en general sí, he encontrado un buen equilibrio entre mis proyectos laborales, mi vida personal y las cosas que me inspiran. Hago deporte, dedico tiempo a la creatividad… estoy en paz.

Hablando de su madre, ¿cómo lleva ella este boom de Mi verdadera historia, su libro de memorias? ¿Cómo es posible que Isabel Preysler siga generando tanto interés?

Sí, aunque ella no se lo crea.

Falcó expresa que se han escrito ríos de tinta sobre su madre, Isabel Preysler, y que ahora era el momento de que escribiera su verdad.

Falcó expresa que se han escrito "ríos de tinta" sobre su madre, Isabel Preysler, y que ahora era el momento de que escribiera su verdad. Rodrigo Mínguez Magas

¿Cómo que no se lo cree?

¡No se lo cree! La presentación del libro fue increíble. Había 80 medios de comunicación acreditados. ¡Y porque no cabían más! Había gente haciendo la cobertura arrodillada en el suelo. Es fascinante la curiosidad que siempre ha despertado mi madre.

¿Usted apoyaba que publicase el libro?

La he apoyado totalmente. Creo que era el momento perfecto para que contara su verdad. Se han escrito ríos de tinta sobre ella, y este libro la muestra desde dentro. Como hija siempre me ha protegido mucho y como mujer ahora la he entendido mejor. He visto su perspectiva y comprendido cosas que quizá viví de otra forma. Me alegra mucho que lo haya hecho.

¿Cuál cree que es el secreto de ese magnetismo de Isabel Preysler? La prueba más evidente de que sigue siendo la reina de corazones es la audiencia que hizo en El Hormiguero, que arrasó.

¡Arrasó! Mis compis del programa me decían: “Oye, que venga todas las semanas” (ríe). A ver, mi madre tiene algo muy especial. Cuando entra en un sitio, tiene luz propia. La gente ahora habla de aura. Pues lo tiene, y eso se percibe. Dicen que se ha casado con personas relevantes. Sí, pero, ¿cuánta gente se ha casado con personas relevantes y después nunca más hemos oído hablar de ellos? Y creo que también influye su lado asiático, más reservado, más misterioso. Esa mezcla genera curiosidad. Parece que se sabe mucho de ella, pero en realidad hay tanto por descubrir…

¿Ha descubierto en sus memorias cosas de ella que no sabía?

¡Un montón! Por ejemplo, cuando cuenta que fue a una entrevista de trabajo —que creía que era eso, una entrevista, porque fue recomendada por un amigo— y resultó ser una cita. Mi madre no tenía ni idea, estaba incorporándose a la vida laboral después de divorciarse, y se encontró con esto. Hoy se llamaría #MeToo. Me impactó mucho, qué sensación de impotencia. También hay anécdotas divertidísimas, como sus historias con ese novio que tuvo… muchas cosas que no conocía.

Tamara afirma ser una mujer muy feliz en estos momentos de su vida.

Tamara afirma ser una mujer "muy feliz" en estos momentos de su vida. Rodrigo Mínguez Magas

Tamara, ¿es usted una mujer feliz?

Muy feliz. He trabajado mucho ese equilibrio del que te hablaba. Y sobre todo, la fe me da mucha paz. Aunque la vida te traiga cosas difíciles, saber que hay alguien que te quiere desde siempre y para siempre, toda la eternidad, te da esperanza. Eso me ayuda mucho.

Si tuviera que pedir un deseo personal y otro profesional para este 2026, que ya casi llega, ¿cuáles serían?

Personalmente, me encantaría ser madre. Es un deseo que tengo, pero también confío en el plan de Dios. Creo que él lo sabe mejor que yo. Él sabe mejor cómo voy a ser feliz.

¿Siente presión social por el hecho de no quedarse embarazada y que le pregunten constantemente?

No siento presión social por eso, para nada. Y tampoco sé si yo sería más feliz siendo mami, pero me parece una experiencia preciosa. Los bebés son la mayor bendición, pero quizá no es el plan que Dios tiene para mí. No soy de esas mujeres a las que se les trunca la vida si no son madres.

Bueno, pero es un anhelo.

Sí, pero he tenido tantos anhelos que luego no se han dado como esperaba… (ríe). Y pienso en la canción de Mick Jagger You can’t always get what you want (“No siempre puedes tener lo que quieres"). Pero bueno... tengo curiosidad por ser madre, simplemente.

¿Y el deseo profesional?

Prefiero no hablar de proyectos antes de que salgan.

¿Es usted supersticiosa?

No es por superstición, es que me parece un poco de papanatas (ríe).