La empresaria y hostelera, en el pódcast de Nuria March.

La empresaria y hostelera, en el pódcast de Nuria March.

Protagonistas

Eliza Arcaya dirige el café en el que comen Michelle Obama o Alec Baldwin: "Murillo se ha convertido en una institución"

La hostelera, cuya historia está marcada por la superación y su familia, está al frente de uno de los restaurantes favoritos de la 'jet set' que pasa por Madrid.

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Elena Pérez
Publicada

En el nuevo episodio del pódcast En marcha con Nuria March, la empresaria venezolana Eliza Arcaya comparte una conversación profundamente inspiradora en la que repasa su trayectoria como emprendedora en España, su conexión con Madrid, y la forma en que el amor y la fe marcaron su vida tras el accidente que sufrió su hijo Joaquín.

Llegó a España en 2002, huyendo de la crisis política y económica que atravesaba su país tras el paro petrolero y la inseguridad creciente. "Yo llegué en el 2002, tengo mucho tiempo aquí en Madrid", recordó en el programa. "Había vivido en Nueva York, una ciudad que vibraba y no paraba", recuerda.

Y precisamente fue una diferencia entre la capital española y la ciudad del Empire State la que la llevó a arrancar su negocio. ​Con una naturalidad que la caracteriza, explica cómo encontró su lugar en el barrio de Los Jerónimos, detrás del Museo del Prado, donde más tarde nacería el Murillo Café, uno de los lugares gastronómicos más icónicos de la capital.

Su historia con la hostelería viene de familia: en Caracas tuvo varios restaurantes y un catering reconocido, además de colaborar con el chef Paco Roncero y participar en eventos de alto nivel, como la cena previa a la boda de los actuales reyes Felipe y Letizia​.

"Cuando llegué a Madrid, me impresionó que no hubiera dónde comer entre horas. Solo se podía almorzar entre la una y las cinco, y luego después de las ocho de la noche. No había sitios de cocina continua, amables, con un menú amplio", explica.

Esa observación coincidió con su espíritu emprendedor: junto a su hermano, decidió crear un restaurante "amable con los vecinos, con los turistas, donde siempre hubiera un sitio". Así nació Murillo Café. ​

Una extensión de su casa

Con el tiempo, el local se convirtió en un punto de encuentro obligado para madrileños y visitantes internacionales. Nombres como Michelle Obama o Alec Baldwin han pasado por sus mesas. "Murillo se ha vuelto una institución. Me hace sentir muy orgullosa porque tenemos casi 18 años ahí", cuenta en la entrevista.

Eliza Arcaya, protagonista del episodio de esta semana.

Eliza Arcaya, protagonista del episodio de esta semana.

Su relación con el local es profunda. "Es una extensión de mi casa porque me encantaba recibir gente. Fue el segundo paso para conocer más Madrid, involucrarme social y laboralmente, y aportar a la sociedad", explica.

No solo es un espacio gastronómico, sino también emocional: allí volcó su amor por la cocina, el arte del diseño y la hospitalidad, junto a su hermana Maite y su socio Guillermo, con quienes mantiene un equipo que considera una familia. ​

En la actualidad, Murillo Café combina la tradición española con ingredientes y sabores latinoamericanos, con una carta que incluye platos como las croquetas de jamón, las pizzas trufadas o los tequeños venezolanos. Su propuesta es la comida con alma: accesible, cuidada y siempre servida con cariño.​

La historia de Joaquín

En el episodio, uno de los momentos más conmovedores llegó cuando habló sobre su hijo Joaquín, que a los 19 años sufrió un accidente en un carrito de golf que le dejó en coma durante meses. Un suceso que cambió para siempre su mirada ante la vida. "Era casi improbable que sobreviviera. Joaquín ha sido mi gran maestro: de la resiliencia, de cómo doblarse sin partirse. [Su recuperación] fue un trabajo en equipo, muy duro, donde no había lunes ni martes", confiesa.​

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Arcaya explicó que la experiencia le enseñó el verdadero sentido del amor. "Cuando a un hijo le pasa algo, se te quita el egoísmo por completo. Entiendes de verdad lo que es el acto del amor como madre. Puedes acompañarlo en el camino a la velocidad que él necesita y no a la tuya". A partir de ese momento, dice, "se me quitó el miedo. Aprendí a caminar sin ver, solo con amor, creyendo que sí va a suceder. Los milagros existen".​

Esa filosofía espiritual impregna todo lo que hace. La entrevistada afirma: "Hay que tener mucha fe, ámenla como quieran, y creer en algo más grande que uno como ser humano. Para salir adelante hay que apoyarse en los amigos, tener apertura de corazón y aceptar la ayuda cuando llega. El pasado no existe, el futuro tampoco: lo que hay es el presente. Y en ese instante es donde hay que poner esfuerzo, dedicación y constancia".​

La misma energía la aplica a su trabajo y a sus proyectos creativos. En el catering y en su marca de moda, AM to PM Basics, une estética y funcionalidad: "El concepto del primero es acompañar al anfitrión para que se sienta en su casa. No quiero que nuestro nombre salga, sino que la persona luzca en su evento. Yo acompaño al host en su camino y eso me divierte".

Madrid, su casa definitiva

Tras más de dos décadas en España, Arcaya afirma sentirse plenamente integrada. "Eso demuestra la maravilla de la apertura de Madrid. Yo no concibo morirme en otro lado, lo tengo que decir: me siento madrileña", afirma con una sonrisa.

Hoy, con el apoyo de sus allegados y un equipo fiel, la empresaria continúa expandiendo su legado gastronómico y humano. "Los retos de la vida te hacen crecer como ser humano", dice con serenidad. "Hay muchos ángeles de la guarda por el camino y uno solamente los ve cuando realmente los necesita".​

Su voz, cargada de experiencia y esperanza, resume el mensaje de este nuevo episodio de En marcha con Nuria March: que incluso en medio del dolor, la vida puede volver a florecer cuando se trabaja con amor y se vive el 'aquí y ahora'.

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