Paloma en el podcast 17 Grados.

Paloma en el podcast 17 Grados.

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Paloma viste, maquilla y entierra a fallecidos por 1.100 euros al mes: "Vivir con este sueldo en Madrid es imposible"

La joven ha hablado en un pódcast sobre todo lo que implica su profesión y el mito que la rodea con respecto a los salarios.

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En los últimos años, se ha visto un incremento en la demanda de profesionales del sector funerario en España, especialmente, de tanatopractores, es decir, los profesionales encargados de la preparación y conservación de los cuerpos de los fallecidos para su presentación en el velatorio.

Su labor combina técnicas de limpieza, desinfección, embalsamamiento y restauración estética para lograr una imagen digna y respetuosa para los familiares, pero también, conocimientos técnicos de anatomía y sanidad con una alta sensibilidad emocional para asistirles en el duelo.

Por todos estos motivos y por la cantidad de personas que fallecen al día en nuestro país, existe un mito alrededor de este oficio y es el salario. A pesar de que las estimaciones suelen oscilar entre los 4.000 euros, la realidad, según la experiencia de la tanatopractora Paloma, es "vergonzosa": su última nómina fue de 1.100.

La tanatopraxia y su salario

Paloma es una de las pocas mujeres que se dedican al sector funerario. En su caso, está especializada en la tanatopraxia desde hace 4 años, es decir, en el "acondicionamiento" de las personas fallecidas, explica en el pódcast 17 Grados.

La historia de Paloma comenzó movida por la curiosidad. Tras recibir la recomendación de varias personas, decidió inscribirse en un curso "muy básico" de tanatopraxia. Según explica, este tipo de formación no siempre exige el título de bachillerato; lo único necesario, en la mayoría de los casos, es realizar el pago correspondiente.

Aquí es, precisamente, donde está uno de los mayores inconvenientes y, posiblemente, el motivo por el que no tantas personas estudian tanatopraxia: el precio de los cursos. "Son bastante caros", confiesa Paloma.

Según explica, los cursos se dividen entre aquellos que incluyen prácticas y los que son únicamente teóricos. Estos últimos son más baratos; sin embargo, según la experiencia de Paloma, los mejores son los primeros.

"Que te acepten en un tanatorio únicamente para hacer prácticas es muy difícil. Por eso, lo mejor es que estén incluidas en el curso, que pueden valer 2.500 euros", explica.

Desde entonces, lleva cuatro años trabajando en el sector y sus responsabilidades van más allá de preparar los cuerpos para el velatorio, sino que contrata servicios funerarios, realiza traslados, hace recogidas judiciales, incinera, entierra y embalsama.

Pódcast de 17 Grados con Paloma, una tanatopractora.

No obstante, aunque puede ser obligatoria en casos de traslado o razones sanitarias, la tanatopraxia suele ser un servicio opcional y, en la mayoría de los casos, los familiares no optan por realizar un tratamiento completo.

Es decir, la gran mayoría de los fallecidos reciben un tratamiento básico de higiene y presentación, pero no un embalsamamiento o tratamiento de conservación profunda.

Sin embargo, "incluso el más básico" tiene un coste muy elevado, según confiesa Paloma. "Lo menos que yo he visto son 3.000 euros quitándole todo, incluso la despedida del familiar. De ahí hacia arriba, todo lo que quieras".

Estos precios, en cambio, no se ven reflejados en el salario de los profesionales. A pesar del mito que existe alrededor del sueldo de los tanatopractores, Paloma reconoce que su última nómina fue de 1.100 euros.

@palopypantoja ¡Mucho ánimo a todos! ☠️⚰️ #tanatopraxia #tanatoestetica #17gradospodcast ♬ sonido original - Paloma Pantoja

En su caso, su trabajo lo realiza en un servicio privado, que a pesar de ganar mucho dinero como entidad y realizar las mismas labores, "paga peor que el público", confiesa.

"Es curioso porque cuando te metes en este curso te lo venden como que vas a tener trabajo siempre y vas a cobrar un pastizal", explica, lo cual está bastante lejos de la realidad.

Para ella, el sueldo es algo que no corresponde con las funciones. Además del factor salud mental de tratar con personas fallecidas y con sus familias, ella reconoce cargar con mucho peso, tener que vacunarse previamente para no coger infecciones y, además, correr el peligro de trabajar con objetos como los hornos de incineración.

Paloma, además, confiesa que la situación era peor aún cuando empezó a trabajar, puesto que "hacía muchísimas horas por 800 euros". Y, aunque confiesa que ahora su situación ha mejorado, "es imposible vivir con 1.100 euros".