La escritora posa en el Hotel Palace de Madrid.

La escritora posa en el Hotel Palace de Madrid. Rodrigo Minguez

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Marta Robles: "La capacidad de matar es inherente al ser humano. Si fuéramos perfectos, no habría leyes"

Es una de las escritoras más reconocidas de novela negra y regresa al panorama literario con 'Amada Carlota', en la que trata temas como el robo de bebés.

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Lo verdaderamente curioso de Marta Robles es que parece un personaje de sus novelas. Llega a la cafetería circular del Hotel Palace, donde todo el mundo la mira, una mujer le toma una foto robada y se sienta bajo la cúpula, con la luz brillando sobre su característico cabello rubio, como si fuera un halo art déco.

Posee esa velocidad televisiva, esa perspicacia mediática, ese dato curioso sobre cualquier tema, ese perfume del género negro y esa provocación justa de sus novelas. Confiesa ser “más de Philip Marlowe que de Sam Spade”.

“Un asesino es cualquiera de nosotros un segundo antes de cometer un crimen, como dice Simenon”, arranca la conversación la madrileña y lo reclama con una sonrisa. “Lo difícil es ser bueno cuando las cosas se ponen complicadas. Serlo aquí en el Palace haciendo una entrevista y contigo es fácil, ¡todo es perfecto!”.

Marta Robles disecciona su nuevo libro en la entrevista.

Marta Robles disecciona su nuevo libro en la entrevista. Rodrigo Mínguez

En cuanto a las polémicas recientes, se considera afortunada simplemente porque le encanta leer. Ha escrito una veintena de libros. Ahora presenta Amada Carlota (Espasa), una nueva entrega con sus personajes más famosos: el atractivo investigador protagónico Tony Roures, y su alter ego, la jueza Carlota Aguado, una misteriosa mujer de fuerte carácter que le encarga los casos más complejos.

“Roures es un tipo muy atractivo, por tres razones enumera—. Primero, porque escucha, que es lo más sexy que hay. Segundo, porque lee y eso realmente te ofrece muchos argumentos para seducir. Y tercero, porque le pone a cada momento de la vida la música adecuada y eso es algo verdaderamente único”.

Se trata de un thriller lleno de referencias musicales, desde Bon Iver a Nancy Sinatra. “Cuando construí ese personaje, tenía muy claro que quería que fuera un ex corresponsal de guerra: todos vienen tocados, por muchas razones”, explica.

“Yo quería que mi detective fuera empático afirma. No iba a juzgar, porque sabría que entre el blanco y el negro hay infinitas tonalidades de gris: entre el bien y el mal hay un largo trecho”.

“Pero tenía que salvarlo de alguna manera añade. Sus bálsamos son la música y la literatura, fundamentalmente la primera, pero la segunda también está muy presente en el libro y en la vida de Roures”.

Hay cientos, miles o quizás millones de malos por el mundo, que nadie en su vida ha descubierto y lo peor, que causan admiración"

Mujeres de novela

¿Por qué nos gustan tanto las novelas policiacas?

La capacidad de matar es consustancial al ser humano, lo dicen todos los psicólogos y psiquiatras, está ligada al instinto de supervivencia. Si fuéramos perfectos, no necesitaríamos que existieran leyes, pautas y normas.

Nos gusta asombrarnos y ver qué lejos estamos de todo lo que ocurre. Por otra parte, nos hace pensar que dentro de nosotros siempre hay una parte de bien y mal. Queremos conocer el mal por miedo a que un día nos equivoquemos y los villanos seamos nosotros.

¿Cómo llegó la novela negra a su vida?

Con los libros de Enid Blyton, esos pequeños detectives, cuando yo era una niña había muchos libros como Los Cinco, Los Siete, Puck… En un momento, cayó en mis manos el libro de Los Crímenes de la Calle Morgue de Edgar Allan Poe y esa fue mi puerta de entrada al género.

Una puerta de entrada a lo grande…

¡Yo entré en el género negro muy pequeña, por eso soy muy peligrosa! [ríe, y la mesa de al lado nos mira]. Luego vinieron Chandler, Highsmith, Collins… Como escribo todos los días desde los 13 años, dije ‘algún día haré una novela negra’.

¿Todos los días?

Sin falta, hasta en mis partos. Escribir para mí es una necesidad vital. Si no, siento como un vacío.

¿Es porosa o inmune a las interferencias?

Sé de dónde quiero partir y adónde quiero llegar. Pero puede pasar que quedemos a comer y algo de lo que me cuentes al final acabe formando parte de la historia.

¿Aún puede afectarle algo de esta conversación?

No, ahora el libro ya está en imprenta [sonríe]. Hay escritores a los que le gusta que esté todo perfectamente programado, y eso es una opción. Yo me documento muchísimo primero y luego creo en dejar una puerta abierta a lo que pueda suceder. Eso hace que las historias se agranden.

Yo viajaba mucho en el tren entre Madrid y Castellón: un día vi a una mujer llorando, y de la observación de esa persona con la que no crucé ni media palabra nació uno de los personajes fundamentales de mi novela anterior.

Esta última pertenece a una saga, pero se puede leer sin conocer las anteriores.

Marta Robles es una de las autoras de novela negra más reconocida.

Marta Robles es una de las autoras de novela negra más reconocida. Rodrigo Mínguez

¿Cuál es la mejor para seguir a esta para alguien que no las haya leído?

Roures es autoconclusivo y crea bastante adicción. Cuando se lee la última, hay quien va directamente a la primera, pero cualquier orden es posible.

La historia comienza con una escena terrible…

Sí, una niña adolescente que va a dar a luz a una clínica clandestina y la separan de su bebé por orden de su padre. Hace unos años la hermana de una compañera mía del colegio que murió me llamó para decirme ‘tienes que escribir la historia de mi familia’.

Y como eso me lo dicen cada jueves y cada martes, porque muchas personas que me encuentro me cuentan su historia, respondí que ‘yo no escribía al dictado de nadie’. Eso fue como hace ocho o diez años. Pero me quedé con dos imágenes de lo que me contaron y construí una historia sobre algunos asuntos que tenía muchas ganas de abordar.

Hay personajes históricos que sorprenden…

Sí. Hay uno en concreto que creo que va a impactar mucho, sus datos son históricos, pero no lo podemos anticipar [sonríe]. Todo lo que cuento sobre él es real. Luego está Vallejo-Nájera, por ejemplo, otro secundario. Un asunto que me parece importante reseñar es que aún tenemos en nuestra memoria histórica ciertos nombres de personas que pensamos que han sido adalides de las cosas buenas de determinados momentos… y no.

¿El doctor Vallejo-Nájera?

Me costaba un poco escribir sobre él porque el hijo de este señor luego hizo un grandísimo trabajo en psiquiatría, y sus nietos y descendientes son mis amigos. Samantha es muy querida para mí y la persona más trabajadora que conozco, Alejandra o María... Son todos estupendos.

¿Y qué pasa con él?

Pues si investigas, es terrorífico. Tiene muchos libros escritos sobre la ‘eugenesia’. Yo no sabía que había formado parte de la dictadura y que toda su obsesión era demostrar que existía un ‘gen rojo’ que hacía que los rojos fueran unos depravados. Yo lo leía y no daba crédito. Cuando supe, por ejemplo, de los experimentos de las cárceles de Málaga, me horrorizó.

A veces, hay personas del pasado que pensamos que han hecho grandes cosas, y fue al revés. Seguramente fue el mejor abuelo y padre. Pero es que los malos no tienen cara de malos pueden ser personas muy allegadas.

Sobre estos datos históricos que menciona, hay algunos que nos dejan en shock

Sí, el tema del robo de niños que ha habido en España es muy impactante. Resulta muy común en los regímenes totalitarios, siempre al final se juega con la superioridad de un lado y con machacar al otro. Hay dos tramas en la novela, dos casos que están investigando. Uno es la sustracción de bebés, el otro es un abuso a universitarias con la dark web, que también tiene que ver con la manipulación.

Queda claro que mucha gente malvada se queda sin juzgar…

Pues cuando hablas con la Policía o la Guardia Civil, se te caen los palos del sombrajo, porque realmente te dicen que en montones de investigaciones, solamente por una casualidad o porque haya funcionado algo que ni remotamente esperabas que fuera a suceder, se consigue atrapar al malo, que tiene que cometer un error para que lo atrapes.

Hay cientos, miles o quizás millones de malos por el mundo, que nadie en su vida ha descubierto y lo peor, que causan admiración.

¿Esta novela explica por qué las principales víctimas de la dictadura fue la población femenina?

Las mujeres somos y hemos sido durante mucho tiempo las más vulnerables. En los tiempos de la dictadura era todo muy diferente a ahora. Cualquier cosa que sucede es un pasito para atrás. En un conflicto bélico o lo que sea, otra vez se vuelve al punto de partida.

Familias no tan perfectas

La escritora Alice Kellen pone por las nubes la construcción de su nueva novela. Me gustaría resaltar cómo hila la relación amorosa entre el investigador y la jueza…

Son dos personas poco comprometidas. En este libro es la primera vez que se dicen que se quieren. En estos tiempos que parece que cuesta tanto, y más dentro del género negro, me gustaba muchísimo. El amor es lo más importante en la vida y en la literatura.

Sólo hay dos temas: el amor y la muerte. Y si me apuras, lo más importante es el primero; lo otro nos preocupa porque nos separa de nuestros seres queridos.

¿Sólo existe un tema entonces?

Sí, sólo uno. El amor.

En realidad ha creado una doble arquitectura espacio-temporal, ¿cómo la ideó?

Aquí hay en realidad no dos tiempos sino tres, porque empieza en 1985 y luego vamos al presente y después al pasado y alternamos. El pasado va avanzando hasta que coincide con el tiempo actual. Resultaba un reto conseguir que fuera agradable, incluso entretenido.

Dicen que hay dos tipos de escritores, los de mapa y los de brújula. Javier Marías decía que éramos cojos o ciegos. Yo pienso mucho lo que quiero escribir. Una novela negra es un cubo de Rubik y si yo la consigo cuadrar, a pesar de ser desordenada, es porque tengo buena memoria.

"Las mujeres somos menos violentas, pero eso no quita para que podamos actuar con mayor frialdad a la hora de cometer una barbaridad; hay muchas Medeas"

Hay también lugar para las conversaciones de bares…

Dios está en los pequeños detalles, como decía Van der Rohe. Hay conversaciones sobre la amistad entre hombres y mujeres. Un personaje dice cosas muy incorrectas.

¿No te parece que ahora ya no nos atrevemos a escribir cosas que forman parte de nuestra cotidianidad? ¿Y si no las pones en una novela, no las haces creíble? Cuando tú escribes una novela la tienes que apuntalar con la verdad, no sólo con la documentación.

Me gustó especialmente cómo invita a revisar la idea de la familia como un lugar seguro… ¡hay buenos y malos padres!

Cierto. Detrás de las puertas que se cierran de algunas supuestas buenas familias hay universos terroríficos.

"Todas las familias felices se parecen, las infelices lo son cada una a su manera", empezaba Anna Karenina. El que la tiene parece que es sagrado, y si tú no estás en una convencional, entonces eres sospechoso.

¿Las personas que depositan toda su identidad en su familia quizás es porque carecen del coraje para crear su identidad propia?

Es que da mucho miedo ser uno mismo. Es muy fácil ser valiente cuando las circunstancias te lo permiten. Lo que hace cada uno es justificarse. En esta novela, hay algunos que parecen buenos y se meten resbalones tremendos. Nadie está exento de meter el cuezo. La familia no debería ser el parapeto de todas las cosas.

"Ama a tus padres si son justos", escribe…

Y si no, sopórtalos. O niégalos.

Optimismo de novela

En este libro hay una mujer que termina reconstruyéndose a sí misma… ¿es usted optimista?

Al final del túnel siempre hay una luz. Es muy importante pensar en eso, porque hay mucha gente que vive cosas oscuras. Lo que cuento en esta novela es aterrador, pero si rascas en la realidad es constante.

¿Aún nos fascina la maldad?

Es una cosa increíble. Perturba mucho, pero también hay gente que la admira. Me horroriza pensar que hay muchos malos caminando. Por estadística, cuando entraba en este salón, ¿cuántos puteros hay? Desde luego, unos cuantos.

¿Y cuántos de ellos, cuando han ido a contratar un servicio sexual le han preguntado a la persona que se ofrecía si lo hacía libremente o estaba esclavizada? ¿A que ninguno va a salir y va a llegar a su mujer, y le va a decir ‘cariño voy a ayudar a una chica con la que estuve ayer pasando un ratito’?

Por otro lado, la igualdad es reclamar que las mujeres podemos ser buenas, malas y regulares y que no somos seres de luz. Las hay malas-malísimas, lo que pasa es que a lo mejor por las circunstancias no hemos tenido la posibilidad de actuar de frente.

Yo creo que somos menos violentas, pero eso no quita para que podamos actuar con mayor frialdad a la hora de cometer una barbaridad; hay muchas Medeas. Nos ha sido más fácil envenenar que pegar dos tiros, porque las armas las tenían los que iban a la guerra.

'La periodista comparte con Magas algunas anécdotasde su vida.

'La periodista comparte con Magas algunas anécdotasde su vida. Rodrigo Mínguez

¿Para qué sirve la ficción? ¿Leer nos hace mejores personas? Estos días ha habido polémicas…

Es una herramienta poderosísima de concienciación de las personas. Shakespeare decía en Ricardo III que “el que no siente el dolor ajeno acaba convirtiéndose en un monstruo”. Realmente hay veces en que casi nos obligamos a no sentirlo para que no nos haga daño.

En una novela nos recordamos asuntos sobre los que no queremos pensar, pero que a partir de un personaje de la ficción podemos reflexionar sobre ellos.

Maltratos, abusos, robos de niños, lo importante de la verdad y la mentira, o de la manipulación: si haces un viaje con el personaje a lo mejor te conciencias más. Respecto a lo que decía María Pombo: yo creo que leer no te convierte inmediatamente en mejor persona, pero sí que te ofrece la posibilidad de ser más empático.

Es como viajar. Si miras más, si escuchas más, al final te das cuenta de que las lentejas de tu madre no son lo máximo en el mundo. Claro que puedes comer solamente las suyas, pero ahí te quedas, te pierdes abrir unos horizontes verdaderamente extraordinarios.

La lectura ofrece todo, de una manera brutal. Hay muchísimos viajes que jamás se hicieron y, sin embargo, fueron contados. Mira Salgari, fue un tipo que nació en un pueblecito de Italia y prácticamente ni se movió, pero nos llevó a paraísos exóticos que vivíamos como si fueran nuestros. Y, además, la lectura te da muchas herramientas para la seducción. Ahí está Sherezade, que consiguió que le perdonaran la vida. Cuando cuentas historias te vuelves luminoso.

Lorena Maldonado escribía hace unos días en este medio que lo que realmente queremos es estar con gente interesante, que nos haga recordar que estamos vivos, ¿cómo son las personas con las que quiere pasar su tiempo? ¿Y los libros en los que se quiere quedar a vivir?

Las más atractivas no son las que tienen los ojos más bonitos, sino algo que decir. De pronto no puedes dejar de atender a esa persona. Hay muchas formas de nutrirte, como el cine o los viajes, pero la lectura te las ofrece todas.

Las personas que hacen cine también escriben, las personas que viajan hacen sus apuntes. Lo engloba todo. Por supuesto que leer es sexy, muy sexy, extraordinariamente sexy.

Yo tengo la suerte de que leer sea para mí un enorme placer. Para quien no lo sea, a lo mejor tiene que encontrar el libro o el momento adecuado, o con quien compartir su lectura. En Amada Carlota hay una conversación en la que Roures habla del poder de las palabras. En esa charla sobre mesmerismo e hipnotismo su amigo le responde ‘así has ligado tú, con tanto rollo’.

Hay mucha gente empeñada en distanciar a las personas de la cultura cuando todavía no han llegado a ella. Muchos se creen por encima de los demás. A mí me encanta una frase de Borges que dice ‘a los académicos no les interesa el género negro porque no es lo suficientemente aburrido’.

Yo creo que la cultura lo que tiene que hacer es justamente lo contrario, retenerte, divertirte, abrirte una puerta, revolverte por dentro, provocarte náuseas, angustia, desprecio, amor… La gente que habla de ella como algo a lo que no puedes acceder, desde una atalaya de aburrimiento, les digo que siempre ha sido lo contrario.

Pretendemos construir un libro con una estructura y un lenguaje más complicados… y luego está Don Quijote de la Mancha, que es un libro para todos, novela de novelas, que lo abras por donde lo abras, hay veces que te partes de la risa, hay hasta mujeres feministas…

Vila-Matas afirma que un buen libro, se abra por donde se abra, debe mostrar un fragmento de canon…

Desde luego eso sucede con algunos libros como Rayuela, pero también con las grandes obras. Si los releo, lo que hago es abrirlos por cualquier parte, y así recuerdo cómo están trasladadas las emociones al lector a través de un párrafo o un diálogo. Esa es la magia, ¿no?

¿A quién admira en literatura?

Siempre hablamos de Virginia Woolf o de las Austen, pero hay que irse más cerca. Yo admiro a Milena Busquets, Alicia Jiménez Barlet, Almudena Grandes, que era de mi cole, solo tres años mayor que yo, a Clara Sánchez, Carmen Laforet, Nativel Preciado… Y no puedo dejar de mencionar a Mary Shelley, que me ha influido tanto como Patricia Highsmith.

"Empecé la carrera de periodismo por casualidad, porque se empeñó mi novio que hiciera esa en vez de filosofía, que era lo que yo quería"

Dora García decía que "el arte es para todos, pero solo unos pocos lo saben"…

Sólo algunos lo descubren. Hay gente que no sabrá nunca, por ejemplo, que le gustaría la ópera, como le pasa a Julia Roberts en Pretty Woman. De pronto alguien tiene la suerte de poder hacerlo. Lo que diferencia el arte de lo que no lo es es la emoción. Una frase que me dijo Rossi de Palma, cuando leyó un libro mío, me emocionó. Me aseguró: "Me has devuelto las ganas de leer".

Hice mi primera novela con 16 años, suerte que nunca se publicó porque era muy mala, pero la tengo, porque me explica quién era yo. Empecé la carrera de periodismo por casualidad, porque se empeñó mi novio que hiciera esa en vez de filosofía, que era lo que yo quería, y luego ya me entró el gusanillo de la profesión, como un compromiso con la verdad.

Cuando empecé a escribir, fue con libros como la biografía de Pedro J. o la de Carmen Romero, mis primeros títulos fueron todos con tinte periodístico. Luego sentí que estaba suficientemente preparada para hacer lo que realmente quería, meterme en la ficción.

En la novela hay un juego de complicidades con el lector que es maravilloso y me parece la herramienta más poderosa hecha con palabras. Pero no todos los escritores son periodistas ni al revés. De hecho, hay autores que se ponen a redactar en prensa, y no pueden elaborar ni una columna al derecho… ni al revés.

¿Es más fácil escribir una novela que una biografía?

Una novela es inicio, nudo y desenlace. Tienes que tener con ella una intención literaria, saber qué quieres contar. En Amada Carlota yo quiero hablar de esa manipulación de las mujeres, de esa vulnerabilidad que hay en distintos momentos de la historia hasta nuestros días y contra la que a veces es muy difícil luchar. Pero si no luchas, te estás volviendo cómplice de lo que pasa.

¿Es entonces una buena época, está escribiendo un buen capítulo?

Estoy en la mejor de mi vida. ¡Y lo es porque lo he logrado! Durante algunos años tuve una concatenación de enfermedades familiares, y eso me asustó mucho, a pesar de que a mí nunca me había asustado demasiado la muerte. No soy creyente, por desgracia, ya me gustaría tener fe, pero ese es un regalo del que carezco.

En ese momento duro de mi vida aprendí a valorar cada momento que comparto con las personas que quiero y a vivirlo más intensamente. Identifico la felicidad, si acaso, con la ausencia de miedo. Siempre he estado muy condicionada por mis propios temores, pero ya sé que no tengo que ser perfecta. Lo único que quiero es disfrutar de las personas a las que amo.