Nativel Preciado, premio Maga de Magas a mejor trayectoria.

Nativel Preciado, premio Maga de Magas a mejor trayectoria. Julia Ramírez

Protagonistas

Nativel Preciado, premio Maga de Magas a mejor trayectoria por su brillante serenidad en el periodismo y la literatura

Destaca por su mirada equidistante y palabra coherente. En sus novelas, las historias navegan entre pasión y cotidianeidad en un universo muy femenino.

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Sigue sintiendo Nativel Preciado la misma presión y propensión hacia el trabajo bien hecho que aquella postadolescente que trabajaba en el diario Madrid y, como castigo, tuvo que cubrir con éxito información de boxeo. Acabó amando aquel deporte mientras duró el correctivo, y este 2025 recibe el Premio Maga de Magas a mejor trayectoria.

Esa ha sido su costumbre: la entrega con pasión, la atracción profesional incluso cuando los polos se oponían. O precisamente por eso. Y siempre con el propósito de hacer de la necesidad virtud.

Lo ha llevado a cabo con pasos firmes, elevados -a pesar de su aparente fragilidad-, constantes, silenciosos, ajenos al ruido ambiente. Ha caminado a la caza y captura del equilibrio.

Ese que aprendió de unos padres absolutamente diferentes, pero que, tan amantes, buscaron siempre el punto de encuentro, alejado del empeño irracional de la conquista de la razón.

Puede responder "yo estuve allí" si le hablan de represión franquista. E igualmente si alguien nombra la Transición. O la llegada y las diferentes etapas de la Democracia. Estuvo y ocupó su espacio.

Es ese histórico momento de la Transición el que seguramente más ha marcado a la periodista y literata en su devenir profesional. También en el personal.

Muchos hablan del golpe de Estado del 23-F, sin ir más lejos. Algunos de sus colegas lo vivieron desde las redacciones, otros desde sus casas o desde la calle. En general todos lo narran.

Ella estaba allí viviéndolo. Desde dentro. En el Congreso de los Diputados. En el suelo, cuando la voz verde gritó "todos al suelo". Ella puede contarlo. Desde la emoción que produce la vivencia de la atrocidad. Desde el coraje y el temor por su suerte y la de su país.

Y ese espíritu, no el del miedo, sino el que se deriva de la transición le ha marcado como ha hecho con pocos periodistas españoles. Ella sigue siendo esa metamorfosis del todos a una, de la búsqueda del bien común, por encima de teorías, ideologías y egos.

Tras más de 50 años de trabajo ininterrumpido, Nativel mantiene la frescura no solo de la palabra, sino del pensamiento que la guía, libre, comprometido y crítico.

La escritora y periodista Nativel Preciado.

La escritora y periodista Nativel Preciado. Javier Carbajal.

Con idéntica libertad, sigue fiel a unas ideas de las que ningún contratiempo la ha apartado. Eso sí, realiza juegos malabares para expresarlas como si cada palabra se mullera en un algodón mágico. Siempre brillante. Siempre serena.

Seguramente Nati -como la conocen sus cercanos- es hoy, a esos 75 años de los que puede presumir y presume, una falsa tranquila, una de esas personas que hablan con paz dejando las batallas para el interior.

Así se expresa en su faceta periodística. Ya tiene los libros para descarnarse y sufrir por amor, como la vida misma. O para juguetear como en su penúltima novela, Palabras para Olivia. En ella torna en escritora que elige "negro" escritor.

Y recuerda a veces un pasado que afecta emocionalmente a muchos, como en ese mismo libro, cuando casi de soslayo nombra la colección Austral que tantas casas vestía.

No ha perdido la espontaneidad en el periodismo. Esa que tan bien combina con su gesto y mirada que guardan cierta inocencia infantil y mucho de picardía adolescente.

Presume de vivir y haber vivido la intensidad de diferentes épocas de la historia de España desde mediados del siglo pasado. Como todo en su existencia, con entusiasmo, pero sin estridencias.

Puede vanagloriarse de su paso por tantos y tan diversos medios, algunos desaparecidos, como Aquel Madrid o Cambio 16, o la revista Tiempo de la que fue fundadora. También de participar en multitud de tertulias de las cadenas y emisoras más diversas. Y de ser un foco de paz en ellas.

Tampoco ha perdido la lozanía literaria. Gracias a ella vuelca la narración que se escapa de recónditos rincones del alma. Y la expresa con la misma calidad de un ser construido de humanidad, verdad, fortaleza y humildad.

El jurado del premio Maga de Magas a la Trayectoria ha destacado su sensatez, coherencia y sensibilidad. Son valores que se aprecian en tiempos de polarización y cólera, de vértigo y posverdad. Como si apaciguar fuera lo suyo.

Ella siempre aplaca los terremotos con sentido del humor y la bronca con esa sonrisa de medio lado suya tan característica. Ante las estridencias, impone su firmeza, con sutileza e inteligencia.

Nativel Preciado.

Nativel Preciado. Carbajal.

Ese cóctel que también se aprecia en su literatura le ha otorgado el poder de las palabras que llegan y conmueven. De ello dan buena cuenta sus lectoras y lectores. Pero también la crítica y los premios.

Y son muchos sus galardones. Ahí están el Azorín de Novela, que ganó en 2021 con El santuario de los elefantes, o el Premio Fernando Lara de Novela en 2014 con Canta solo para mí, una historia de amor en el tardofranquismo, un himno a la libertad de expresión.

Seguramente es esta su novela más espejo de ella misma, de su experiencia como mujer periodista en un mundo que fue especialmente patrimonio masculino en fondo, forma y formas, ese que también desnudó en su primer libro, El egoísta, en 1999, el más feminista.

Rodeada de testosterona, algo que ha evidenciado siempre que ha podido, nunca lo ha gritado. Simplemente ha ejercido su posición, con los hechos y la verdad. La ha defendido cuando ha sido menester, siempre con esa equidistancia tan necesaria como infrecuente.

Son posturas que nacen de lo más íntimo y que navegan entre la profesión y la vida cotidiana. Salvo que en esta no tuvo que defender posiciones.

Quienes la conocen, saben que Alejandro, su hombre amado, fallecido cuando solo tenía 58 años, fue quien más ejerció la responsabilidad paternal, dentro de la pareja. Su marido celebró y facilitó el desarrollo profesional de ella, que no solo es gran madre, sino que adora a su hija y a su hijo, y por cierto a sus nietos.

Nativel ha reconocido que quiere dejar a su descendencia "una almohada llena de buenos recuerdos". Y ha vuelto a ser muy personal o a recordar lo personal en su escritura con un último libro, El pan de mis hijos, en el que es periodista y escritora que no para en su trabajo a pesar de las súplicas de sus hijos.

No está comprobado que sea su caso. Pero ella misma dijo en la presentación de la novela que se trataba de una historia medio verdadera, llena de certezas y mentiras, pero sobre todo de sueños.