La exdiputada al frente de la Asociación de familias y mujeres del mundo rural, fotografiada en la sede de EL ESPAÑOL.

La exdiputada al frente de la Asociación de familias y mujeres del mundo rural, fotografiada en la sede de EL ESPAÑOL. Laura Mateo

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Carmen Quintanilla, voz de la España rural: "Nuestro campo sufrirá indudablemente por la guerra comercial de Trump"

La presidenta de AFAMMER reflexiona sobre el futuro del medio rural y el papel de la mujer en la promoción de la soberanía alimentaria de España.

Más información: Carmen Quintanilla insta desde la sede de Naciones Unidas a "volver al feminismo del consenso y del diálogo"

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No sabemos cuántas alarmas existirán en el mundo, pero cierto es que unas están más desgastadas que otras. Si la de Carmen Quintanilla pudiera hablar, probablemente le pediría una tregua. Pero ella no parece dispuesta a dársela. Un nublado día de abril, la ciudadrealeña llega a Magas con su amplia sonrisa carmín, traje amarillo —color de la alegría, que suele decirse— y una confesión: hoy ha dormido menos de cinco horas.

Su vida sigue tan ajetreada como la primera vez que hablé con ella. Era 2023. Una conversación de dos manchegas que coincidían en que la España vaciada no era, en realidad, nada parecido a eso. "Es la España donante, la que alimenta a nuestro país y al mundo; lo otro es un término peyorativo para ganar votos", recuerda dos años más tarde la presidenta de la Asociación de familias y mujeres del mundo rural (AFAMMER).

La entidad nació en 1982 para reivindicar la presencia femenina en el campo, porque "nosotras producimos el 80% de los alimentos en el mundo", pero las cifras no siempre se han visto correspondidas con reconocimiento y derechos. Quintanilla ha empeñado gran parte de su tiempo para trabajar en aras de un horizonte de progresos palpables.

Ha estado presente en hitos como la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing de 1995, junto a miles de organizaciones de mujeres de todo el mundo. "En aquel momento, fuimos capaces de hablar de la necesidad de universalizar la educación, de sacar la violencia del ámbito privado para llevarla al público, de establecer la transversalidad de las leyes para que todos los avances tuvieran el componente de género", recuerda.

Aquella cumbre supuso la puesta en marcha de una "agenda global de políticas feministas", añade la exdiputada del Partido Popular, parlamentaria de honor y miembro permanente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. En marzo, Naciones Unidas rememoró lo acontecido en Pekín en la 69ª Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, con AFAMMER volviendo a llamar a la acción 30 años después.

"Nos encontramos en un contexto en el que, mientras desde la extrema derecha global se niega sibilinamente la violencia contra las mujeres, la extrema izquierda promueve un discurso contra los hombres". Eso nunca debió pasar con el feminismo, lamenta, y defiende la necesidad de que ellos también "sean cómplices" del movimiento, para "no retroceder en los avances que hemos logrado".

La presidenta nacional de AFAMMER, frente al objetivo de Magas.

La presidenta nacional de AFAMMER, frente al objetivo de Magas. Laura Mateo

La urgencia de responder a estos retos también llevó a Quintanilla a intervenir en los recientes Diálogos para una Alianza Internacional Feminista, organizados por el Ministerio de Igualdad español con la asistencia de representantes de países como Chile o Ucrania, para reclamar una mayor cooperación internacional en la consolidación de estrategias comunes en favor de la igualdad.

La presidenta de AFAMMER, enorgullecida de liderar una organización no gubernamental respetada por todos los partidos, dentro y fuera de España, también muestra su preocupación por una cuestión que lleva semanas copando titulares y portadas: las políticas arancelarias, actualmente en pausa, con las que el Gobierno estadounidense podría hacer tambalear el tablero económico mundial con un solo movimiento.

En sus palabras, "el presidente Donald Trump está imponiendo una guerra comercial que no va a beneficiar a nadie. España es uno de los grandes exportadores de alimentos a EEUU, precisamente por nuestra calidad, por lo que esos aranceles —que se impondrían al 20% en el caso de los miembros de la Unión Europea— van a perjudicar indiscutiblemente a nuestro campo".

Y añade: "Yo espero que reaccione, porque la columna vertebral rural es la agricultura y la ganadería. ¿Qué pueblo no tiene una cooperativa agraria?, ¿de vinos?, ¿de aceite? Estamos tremendamente preocupados por la situación, porque nuestro campo va a sufrir y mucho. En estos momentos, muchos de nuestros productos agroalimentarios están parados en las aduanas, y claro, no sabemos qué puede pasar".

Quintanilla porta un broche con forma de árbol, en representación de la asociación.

Quintanilla porta un broche con forma de árbol, en representación de la asociación. Laura Mateo

Decía usted que las mujeres son productoras del 80% de los alimentos, pero, al mismo tiempo, solamente poseen una quinta parte de las explotaciones a nivel global.

Sí, porque seguimos estando en una situación de desventaja. En muchos países de América Latina, Asia o África no tenemos la propiedad de la tierra y nuestros derechos se vulneran a diario. Nuestro trabajo en el campo no se reconoce; somos mano de obra barata, invisibilizada. En España hemos avanzado: tres de cada 10 explotaciones agrarias están en manos de mujeres, muchas jóvenes que heredan tierras y apuestan por profesionalizar el campo.

La Ley de Titularidad Compartida fue clave para darnos derechos sociales, civiles y laborales, pero aún no ha llegado a todas. Falta impulso político, falta formación en la administración, y persiste una cultura patriarcal que teme que las mujeres 'les quiten la tierra'. No es eso: queremos que se reconozca nuestro trabajo. Nos estamos jugando el relevo generacional y la soberanía alimentaria.

En 2011, la norma, en cuya aprobación AFAMMER tuvo mucho que ver, otorgó ese reconocimiento a mujeres que reclamaban algo tan básico como poder darse de alta en la Seguridad Social. Sin embargo, hay un obstáculo que sigue sin resolverse: el burocrático. ¿La digitalización aquí qué papel juega?

Has puesto el punto en la 'i'. Efectivamente, los trámites siguen siendo abismales, y eso es un error. Hay una falta de información enorme en las administraciones, se ha convertido en un rosario de ventanillas que hace muy difícil que las mujeres puedan ejercer su derecho a la titularidad compartida, y eso se tiene que terminar.

La Seguridad Social es clave porque da acceso al permiso de maternidad, a la incapacidad laboral, abre las puertas a que desaparezca la pobreza en las pensiones de muchas mujeres viudas del campo... pero, aunque han mejorado, siguen siendo mucho más bajas que en otros sectores.

Sobre la digitalización, lo hemos planteado en Naciones Unidas: tiene que ser universal. Pero en el medio rural todavía hay brecha. El 60% de las mujeres ha accedido a formación digital, frente al 80% en zonas periurbanas. Y hay pueblos donde en una acera la red es rápida y en la de enfrente no. Esa desigualdad hay que corregirla. Las mujeres del medio rural tienen que tener los mismos derechos que las de la ciudad.

La política manchega fundó AFAMMER, con sede principal en Ciudad Real, en el año 1982.

La política manchega fundó AFAMMER, con sede principal en Ciudad Real, en el año 1982. Laura Mateo

Háblenos de su otro eje de actuación en la asociación, la lucha contra la violencia de género. En marzo, el Defensor del Pueblo llamó a reforzar la protección de las mujeres de la tercera edad. Hoy existen más de 2.400 casos activos de víctimas mayores de 65 años, según datos del Ministerio de Interior. ¿Cómo trabaja AFAMMER al respecto en el medio rural?

Directamente con las mujeres. Tenemos una gran capilaridad: hay presidentas en muchos pueblos que trabajan de forma cercana con las socias. Organizamos talleres de sensibilización para que no miren hacia otro lado cuando hay una situación de violencia cerca, y también cursos en colaboración con distintos agentes sociales.

Firmamos un convenio con la Dirección General de la Guardia Civil para poner en marcha actividades desde los propios cuarteles rurales. Las unidades de Mujer y Menores ayudan a generar confianza, porque muchas víctimas acuden primero al cuartel, no al centro de la mujer. Por eso pedimos que esos cuarteles no desaparezcan.

Este año, además, impulsamos un programa con el Imserso centrado en mujeres mayores, porque muchas han interiorizado la violencia como algo normal. Son de otra generación, y eso las hace aún más vulnerables.

La dependencia económica…

Y la psicológica. Muchas mujeres mayores, que han criado a sus hijos y dado lo mejor de sí mismas para que estudiaran y salieran adelante, no se plantean denunciar. Piensan '¿cómo les voy a decir ahora que su padre me maltrataba?', aunque ellos mismos lo hayan visto. O muchas veces no quieren verlo, porque en el fondo es su padre y su madre… Es difícil.

Pero eso hay que romperlo. La brecha de silencio es una lacra en el campo, en la sociedad española y en el mundo entero. Por eso desarrollamos programas específicos para ellas, porque necesitan apoyo, herramientas y protección.

Quintanilla, sumergida en la conversación.

Quintanilla, sumergida en la conversación. Laura Mateo

Es ese arraigo, la educación basada en el disimulo y la sumisión, lo que hace especialmente urgente reforzar las redes de apoyo para las mujeres mayores del medio rural. Pero la política también se inquieta ante lo que está ocurriendo con los más jóvenes: "Muchos adolescentes hoy son más machistas que la generación de nuestros padres, y eso no lo podemos consentir", alerta.

En este punto, la conversación se traslada a las redes sociales. A la pregunta "¿es usted activa en ellas?" confiesa que "sí", determinada. Hablamos del fenómeno tradwife, ese movimiento que emerge de plataformas como TikTok en el que jóvenes influencers promueven un retorno a los roles tradicionales de género: ellas, en casa, con delantal y vestidos perfectamente impolutos; ellos, como proveedores y figuras de autoridad.

"Si algo han hecho las españolas en los últimos 40 años ha sido una revolución callada y efectiva de incorporación a la educación y al empleo. Yo respeto a quien elige quedarse en casa y dedicarse a su familia", dice.

Y añade: "La libertad es el principio básico de un feminismo sin ideologías. Lo que no podemos hacer es negar la evidencia de que las mujeres son más libres cuando han consolidado una trayectoria; yo me niego a encasillarlas, deben tener igualdad real de oportunidades y el poder de decidir sobre ellas mismas".

La presidenta de AFAMMER posa nuevamente para Magas.

La presidenta de AFAMMER posa nuevamente para Magas. Laura Mateo

A sus 70 años, Carmen Quintanilla sigue con la misma determinación con la que empezó: levantando la voz por otras mujeres. Echa la vista atrás y piensa en toda una vida cedida, del día a la noche, a la defensa de los derechos humanos.

"Quiero pensar que mis hijos se sienten orgullosos de su madre", expresa emocionada una pionera que, aun habiéndose apartado de la primera línea política, asegura estar más viva que nunca. Como AFAMMER, esa "gran familia de mujeres" que, celebra, "cada día construye un mundo más justo e igualitario" para el mundo.