Bárbara Royo

Bárbara Royo Berbell

Protagonistas

El Magatest de Bárbara Royo, abogada penalista: "Sin revolución no hay mundo"

La abogada responde a nuestro test donde las preguntas remiten a títulos de libros escritos por mujeres.

2 agosto, 2023 02:28

Licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, Bárbara Royo comenzó su andadura profesional en el año 1999, entrando a formar parte del prestigioso Despacho profesional especializado en Derecho Penal, ‘Manuel Cobo del Rosal’.

[Sara Navarro, diseñadora: "Una mujer puede perder a un hombre, pero jamás su autoestima"]

Cuenta con un Diploma de Estudios Avanzados, un máster en Derecho penal, Deontología profesional y Asistencia jurídica al detenido (CESEJ) y cursos relacionados con el Derecho penal, procesal, penal, penitenciario, constitucional y la criminología.

En 2003 fundó su propio despacho, ‘Bárbara Royo García’, donde continúa ejerciendo en la actualidad.  Además de su trabajo como abogada, cabe destacar su experiencia como docente en diversos centros como la Universidad Camilo José Cela, la Universidad Europea de Madrid y la Universidad Autónoma.

Ha participado en casos como el de Jose Bretón y sus apariciones en diferentes programas de televisión como ‘Espejo Público’ o ‘Y ahora Sónsoles’, han convertido a Royo en uno de los rostros más conocidos de nuestro país.

La abogada responde a nuestro Magatest, en el que las preguntas remiten a títulos de libros escritos por autoras como Virginia Woolf, Carmen Laforet, Alice Munro, Elena Ferrante, Almudena Grande, Ana María Matute…

Tu primera memoria…

Lo relevante no es la primera memoria, sino aquellas, muchas primeras, segundas y terceras memorias, que te trasladan a momentos felices. En la playa de San Juan, con mis padres, mis hermanos y mis abuelos comiendo polos de fresa. Una mesa en navidad con abuelos, tíos y primos que nunca volverá.

En los montes de Asturias, jugando a polis y cacos con mis hermanos (de ahí me viene la vena) o investigando con mis amigas si en el desván del cole estaba secuestrado el pintor que le daba el nombre al colegio, o escribiendo con ocho años, una novela que nunca acabé, claro, que se llamaba “El último testigo”.

Son tantas… Felicidad e ingenuidad en estado puro.

Una habitación con vistas a…

A los montes de Ferrera, una aldea Asturiana que me carga de energía, me reconecta y me devuelve a mi sitio.

¿Orgullo y prejuicio(s) sobre…?

Orgullosa de mi marido, de mi padre, de mis hermanos… Hombres buenos que son parte de mi vida y que hacen que me revele ante estúpidos clichés.

Mi madre dirá… ¿Y yo qué? Pues mamá, ya lo sabes, mi mayor orgullo eres tú, pero hoy en día lo que hace falta es hablar de hombres buenos. Respecto a las mujeres se da por hecho su intrínseca bondad, lo cual me lleva directamente al prejuicio.

La amiga estupenda es…

Aquella que te dice lo que no quieres oír. La que no siempre está de acuerdo contigo y la que te pone en tu sitio cuando lo mereces.

¿Qué fue lo que el viento se llevó?

Social y contextualmente, las buenas costumbres, la educación, la contención y el respeto. La libertad ha dado paso al libertinaje. Lo bonito a lo grotesco, la verdad a la mentira… o “a los cambios de opinión”, mejor dicho.

Con respecto a mí, las palabras que nunca debieron pronunciarse. Los sentimientos y los pensamientos que te hicieron desgraciado. Solo afectan a su titular y solo desprendiéndote de ellos, puedes ver la luz.

¿Queda algo de la edad de la inocencia?

Todo. Y que no lo perdamos nunca. Decía Anatole France que “la vida nos enseña que no podemos ser felices, sino al precio de cierta ignorancia”.

¿Qué te deja el corazón helado?

La mediocridad, la estupidez, la ideología y el fanatismo. La falta de capacidad para la autocrítica y la introspección.

¿El mejor de los mundos posibles?

Hoy, y en España, un mundo libre de Sanchismo. Parece imposible ¿no?

Un mundo sin guerras, equitativo y con justicia social, sin conflictos, sin delincuencia, que sería la respuesta esperada, es una Utopía y, por tanto, esa respuesta sería absurda.

En un país social y democrático de derecho, alejado del totalitarismo, donde las libertades son esenciales, la delincuencia es la otra cara de la sociedad, y pretender erradicarla es una utopía que pugna con la normalidad del hecho criminal. Una ajustada política criminal debe enfocarse en reducirla y controlarla, lo demás es discurso vacío. 

Un mundo sin pederastas, sin ladrones, sin asesinos, jamás va a existir, ¿por qué perdemos el tiempo en reivindicarlo? Invirtámoslo en políticas primarias que incidan en la etiología del hecho criminal, en sus raíces, en sus motivaciones, para controlarlo hasta cifras tolerables.

Esto, a los políticos ignorantes no les interesa, son políticas a medio y largo plazo. Les interesa el “ahora” recaudatorio de votos.  Y ese “ahora” no sirve.

¿A quién asesinarías en el Orient Express? O, mejor dicho, ¿a quién regalarías un viaje sin retorno?

A nadie. Soy yo la que desaparezco del entorno de esa persona a la que mandaría a freír espárragos. La bloqueo y la hago desaparecer de mi mente.

¿Qué supone la ridícula idea de no volver a verte?

Quizá no sea tan ridícula. Supone dependencia. Hay veces que nos empeñamos en aferrarnos a alguien y creemos que no soportaríamos su ausencia, pero igual no es verdad. Igual nos libera y nos hace crecer. Más vale solo que mal acompañado.

El amor más grande es…

No es el primer amor, ni necesariamente un amor romántico o un amor filial. Volveríamos a los clichés.  El amor más grande es el pausado, el continuado, el que acepta, el que tolera, el que entiende, aquel amor que te acompaña y te da “aaaaaaalas” como el red bull.

¿Para qué pedirías amnesia colectiva?

No la pediría. Lo que pediría es memoria colectiva. Estamos hechos de recuerdos, de vivencias buenas y malas. Son nuestra historia, como personas, como sociedad y como parte del planeta. No quiero olvidar la pandemia, por ejemplo, porque no quiero olvidarme de los millones de fallecidos.

Un secreto a voces

Es un oxímoron. Soy bastante transparente, bastante políticamente incorrecta y digo lo que quiero cuando quiero y donde quiero. Esto me ha traído algún disgusto que otro (de 15 minutos, eh), pero merece la pena ser libre y no subirse al carro de voceros y voceras.  Así que, secretos a voces, ninguno.

¿Un secreto inconfesable?

Respecto a mí, secretos muchos, inconfesables ninguno. Lo único que no confieso son mis pecados. Respecto del resto, jamás los confesaría.

¿Qué es para ti 'la nada'?

La nada no existe. Siempre hay algo, siempre hay esperanza.

Cuando la revolución termine…

Me bajo de este mundo. Sin revolución no hay progreso, no hay cambios, no hay ideas, no hay cultura. En definitiva, no hay mundo.