La convención en la localidad de Seneca Falls dio lugar a la declaración homónima.

La convención en la localidad de Seneca Falls dio lugar a la declaración homónima. Getty Images

Magas-Mujeres en la Historia

Así fue la Declaración de Seneca Falls, la convención feminista que abrió el camino a la igualdad en el siglo XIX

El documento se convirtió en un halo de libertad y un impulso cuando el rol de la mujer estaba reducido a las tareas domésticas y a seguir normas sociales.

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Verano de 1848, Nueva York. La ciudad que nunca duerme fue testigo de un momento histórico. Un acontecimiento sin precedentes que cambió para siempre el papel femenino en el rumbo de EEUU y del mundo.

Una convención impulsada por y para ellas se convirtió en el punto de partida de la lucha feminista por reivindicar y batallar por todo aquello que les pertenecía.

"Todos los hombres y mujeres son dotados iguales; que están dotados por el Creador con ciertos derechos inalienables…". Con esta frase se marcó un antes y un después, se volvió al origen de todo.

Todos nacemos siendo iguales, sin embargo, la sociedad se encargó de arrinconar a un género concreto a las tareas del hogar, a imponerles actitudes y normas que debían seguir para ser 'buenas'.

Esto cambió gracias a la valentía de dos activistas, Elizabeth Cady Staton y Lucretia Mott, que era cristiana cuáquera.

Dos personas que dijeron basta a la situación de injusticia que vivían las mujeres en su país simplemente por serlo.

Pero antes de adentrarnos en su hazaña y en lo que pedían, ¿qué les motivó a crear lo que sería la primera convención feminista?

Hay que retroceder al año 1840, a un EEUU que debatía si prohibir o no la esclavitud, una práctica normalizada desde el siglo XVII. Fue entonces cuando se celebró la Convención Internacional Antiesclavista de Londres.

Elizabeth Cady Staton junto a su marido, Henry Staton, asistieron a la misma. Sin embargo, tanto a ella como a las otras seis mujeres que se desplazaron hasta la capital británica, entre las que se encontraba Lucretia Mott, se les negó la entrada.

Elizabeth Cady Staton en la Convención de Seneca Falls.

Elizabeth Cady Staton en la Convención de Seneca Falls. Getty Images

Este veto, que podría considerarse como un desprecio hacia las mismas, fue el muelle y el precedente que les impulsó y les dio el coraje para plantar cara a la sociedad en la que vivían.

Durante casi ocho años, ellas, ingenuas y decididas, trabajaron junto a otras compañeras y compañeros para organizar la comúnmente conocida como 'Convención Seneca Falls' entre el 19 y 20 de julio de 1848 que dio pie a la declaración homónima.

Una cita que se cimentaba en la liberación de la mujer, en la búsqueda de la igualdad entre géneros, dejando de lado las restricciones y las normas de comportamiento exclusivas para ellas.

Derechos sociales, políticos, civiles y religiosos quedaron recogidos en el documento.

El acuerdo, también conocida como Declaración de Sentimientos y Resoluciones —como sus impulsoras la apodaron— está basado en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776.

Esta propuesta pionera abrazó a todas las mujeres, indistintamente, para hacerlas valer ante la ley y la sociedad. Coincidió con la publicación del Manifiesto Comunista de Marx y Engels, hecho que ensombreció que se conociera mucho más.

Aunque la convención era en principio solo para ellas, estas dejaron que los hombres accediesen al acto. De este modo se produjo un enriquecedor cruce de ideas. Al final ellas fueron más de 70 y ellos alrededor de 30.

Cada una de las palabras que conformó la declaración arrojó luz en aquel momento a las cuestiones que se discutieron. Un documento de mejoras, reivindicaciones y denuncias.

Se pretendía dejar atrás:

El no poder votar ni presentarse a elecciones.

No tener funciones de autoridad en las iglesias.

No poder acceder a la educación superior ni a las profesiones.

Dejar de ser excluidas en el proceso de creación de leyes.

No ser reconocidas para ocupar cargos públicos.

Que la custodia de los hijos pasase directamente al padre en caso de divorcio.

Fueron más de 100 personas las que firmaron la propuesta con el deseo de que las mujeres se asegurasen el derecho al voto y que se las tratase en igualdad de condiciones.

Sin saberlo, una vez más, los hombres dieron a las féminas la razón que les impulsó a buscar su independencia. Una convención histórica que marcó un antes y un después.