Nita Carmona vestida de futbolista en un Carnaval de Málaga.

Nita Carmona vestida de futbolista en un Carnaval de Málaga. Archivo Jesús Hurtado.

Magas-Mujeres en la Historia

Nita Carmona, la primera futbolista profesional española: se vendaba los pechos y usaba gorra para poder jugar

Su pasión por el deporte rey la llevó a hacerse pasar por hombre y a ser encarcelada cuando la descubrían los guardias urbanos.

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Con el reciente segundo puesto de la selección femenina de fútbol en la Eurocopa, es de esperar que el apellido Carmona resuene con fuerza en la cabeza de millones de personas, ya que fue Olga quien marcó el tanto que las clasificó para la final.

Aunque, en esa ocasión, las españolas se quedaron sin levantar el trofeo; en el 2023, el nombre de la sevillana tuvo aún mayor reconocimiento al anotar el gol que les dio la victoria del Mundial.

La protagonista de esta historia comparte con Olga el apellido, la comunidad autónoma de origen y el amor por el mismo deporte. Hablamos de Ana Carmona —más conocida como Nita—, considerada la primera futbolista profesional española.

Ella nació el 16 de mayo de 1908 en el malagueño barrio de Capuchinos, cuando aun ese deporte estaba vetado para las mujeres. Sin embargo, su fascinación por el balón despertó a una edad muy temprana y fue imposible de refrenarla.

Su padre era estibador, por lo que desde pequeña observaba a los marineros ingleses, recién llegados de Gibraltar, jugar al deporte rey en la explanada del puerto de Málaga. Lo que pudo quedarse en un recuerdo de infancia, se transformó en su motivo de lucha.

Nita vivía en la barriada de Segalerva, donde se instaló uno de los primeros campos de fútbol, el del Oratorio Festivo Salesiano. 

Su primer equipo

En esa suerte de estadio, propiedad de las Escuelas Salesianas, dio sus primeras patadas al balón bajo la benévola mirada del párroco Francisco Míguez. Con el tiempo, se convirtió en uno de sus principales apoyos.

Fue el fundador del Sporting Club de Málaga y permitía que Carmona formara parte del once inicial al ser fiel defensor del lema salesiano, "el deporte fortalece el cuerpo y el espíritu se entrena en el estadio de la Santa Misión".

Sin embargo, este pensamiento aperturista no era compartido por mucha gente. Tan solo su abuela Ana apoyaba que la joven luchara por sus aspiraciones deportivas. De hecho, fue ella quien le ayudó a perseguir su sueño.

Bajo la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) se prohibió expresamente a las mujeres participar en competiciones masculinas, por lo que para pasar desapercibida y poder jugar en el que equipo de su ciudad natal tuvo que transformar su aspecto físico. 

Once de Vélez C.F. Ana Carmona es la sexta empezando por la izquierda.

Once de Vélez C.F. Ana Carmona es la sexta empezando por la izquierda. Archivo Jesús Hurtado.

Entró como ayudante de masajista y encargada de lavar y remendar los rotos de las equipaciones. En esta tarea es donde su abuela, Ana, le ayudaba de forma encubierta zurciendo las prendas.

Pero, realmente, esa ocupación era secundaria, ya que se trataba de una tapadera para poder pasar a los vestuarios con el resto de jugadores. 

Era allí donde se cambiaba de ropa, se vendaba el pecho y se escondía el pelo dentro de una gorra para poder saltar al campo cuando empezaban los partidos.

Pero no siempre bastaba con eso. Debido a la gran represión política existente, los guardias urbanos que controlaban la situación a petición de la Federación la arrestaron, en varias ocasiones, por "alteración del orden público".

Lo que se tradujo en raparle el pelo y ser encarcelada por violencia recurrente. Llegados a ese punto, la vida de Nita corría peligro y la reputación de ella y su familia quedó marcada para siempre.

El escarnio público provocó que los padres de Carmona la enviaran a Vélez, ciudad en donde residía el resto de la familia, en un intento de desalentar a la joven. Pero todo lo contrario, la llevaron a hacer historia.

'Veleta'

Su pasión y sus cualidades deportivas la permitió entrar en el Vélez C.F. como centrocampista. La futbolista destacó sobre muchos de sus compañeros varones. Era rápida, dominaba el juego aéreo y contaba con una buena técnica.

Sello de Correos en homenaje a Ana Carmona.

Sello de Correos en homenaje a Ana Carmona.

En este césped repetía la misma operación que en el campo de su adolescencia: pechos vendados, camiseta ancha y pelo corto. Sin embargo, tras lo sufrido anteriormente, aquí se volvió algo más cauta y solo jugaba los partidos que se disputaban fuera de casa, para evitar que los guardias urbanos pudieran descubrirla. 

Dentro del club era respaldada por todos sus compañeros, los cuales le ayudaban a pasar desapercibida y mantener su anonimato. Fue allí donde la apodaron cariñosamente como Veleta al cambiar de mujer a hombre, y viceversa, como tal.

La Segunda República, en 1931, trajo consigo derechos para las mujeres, entre los que estaba que pudieran practicar todo tipo de deportes. Sin embargo, para aquel entonces, Nita Carmona ya se había retirado.

La futbolista murió muy joven, con tan solo 32 años, a causa de la fiebre del piojo verde, una forma del tifus. Sin embargo, su recuerdo será eterno. 

Fue enterrada en el cementerio de San Rafael, arropada por todos sus compañeros de profesión y con la camiseta del Sporting de Málaga sobre su féretro, el equipo que la vio dar sus primeros toques.

La perseverancia y la valentía de Ana ha sido reconocida en varias ocasiones, rindiéndole varios tributos. En 2024, Correos emitió un sello en su honor y, hace unos meses, Málaga le dedicó una calle en el barrio de Fuente Olletas.

Nita Carmona no solo abrió el camino para las futbolistas que hoy celebran triunfos internacionales, sino que convirtió el deporte en un terreno de reivindicación, donde su figura está considerada como fuente de inspiración para todas las niñas y mujeres.