La creativa lleva 15 años dedicándose a la joyería.

La creativa lleva 15 años dedicándose a la joyería. Cedida

Moda

De la capital al mundo: Suma Cruz, la firma de joyería madrileña que se inspira en Tim Burton y admira la realeza

La creadora desvela las claves de una colección que "convierte la fragilidad en arte" y hace del lujo una expresión de emoción.

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Álvaro Fernández-Espina
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En el universo de la joyería contemporánea española, hay nombres que emergen con fuerza, personalidad y una narrativa visual tan poderosa que ya no se limitan a acompañar al vestido: lo redefinen.

Es el caso de Suma Cruz, marca artesanal que ha sabido elevar el más es más al nivel de bandera estética. Su artífice, Susana Cruz, dirige su taller, fundado en 2008, desde el corazón de Madrid.

Su mano ha concebido piezas portentosas que han captado la atención de la realeza —como en el caso de la reina Letizia y la princesa Leonor, del street style más sofisticado y, ahora, del desfile que Ailanto celebró ayer en el San Sebastián Moda Festival.

Con esta nueva colaboración con el dúo formado por los hermanos Aitor e Iñaki Muñoz, la casa no sólo reafirma su lugar a la vanguardia del diseño español, sino que propone un diálogo entre moda, naturaleza y tiempo.

Una invitación a descubrir los secretos de su proceso creativo, la alquimia detrás de aquello que florece en su taller y la emoción de ver cómo una rama de vid se transforma, literalmente, en una joya eterna.

Imagen de la campaña con los diseños de la colaboración.

Imagen de la campaña con los diseños de la colaboración. Cedida

Para esta colaboración junto a Ailanto, ¿cómo nació la idea de transformar esa vegetación y sus frutos en algo de Suma Cruz? ¿Hubo un momento concreto que detonó esta inspiración?

La naturaleza siempre consigue desatarla. Partí de una rama seca que tenía una forma preciosa. La llevé al taller y la convertimos en algo nuestro. Desde ahí, el color y las formas fueron dando vida al resto de la colección.

Imagen de 'backstage' del desfile.

Imagen de 'backstage' del desfile. Artefoto

¿Qué representa para ti cada piedra de esta colección: el granate, la labradorita, la prehnita y la perla?

Evocan los matices de la vid. Los granates recuerdan los racimos maduros; las labradoritas reflejan el color cambiante de la luz sobre las hojas; las prehnitas aportan un tono fresco que evoca el interior de la uva, y las perlas, de distintos tamaños y colores, simbolizan la diversidad de las cosechas. En conjunto, es la naturaleza convertida en una pieza de joyería.

El proceso de creación es muy simbólico. ¿Qué mensaje quieres transmitir con esa conexión directa con el ecosistema?

Siempre me ha cautivado cómo ese entorno puede encerrar tanta belleza y complejidad. Esa conexión me recuerda que el tiempo o lo imperfecto son fuentes inagotables de inspiración. Quiero que lo que hago transmita esa misma verdad.

¿Cuál ha sido el mayor desafío técnico al trabajar esta colección y cómo lo superaste en el taller?

Traducir la fragilidad de una rama en metal resistente y a la vez vivo. El reto siempre es conservar la imperfección. Nos ayudan las pruebas en cera y prototipos sucesivos. El taller es un laboratorio: ensayo, error y la paciencia del oficio.

¿Qué significa para ti participar en el desfile de Ailanto dentro del San Sebastián Moda Festival?

Es un honor. El San Sebastián Moda Festival es ya un escaparate relevante, y el Museo Cristóbal Balenciaga, un escenario con enorme carga histórica y estética. Participar de nuevo en un desfile junto a la firma significa dialogar una vez más con otra sensibilidad creativa y llevar la joya al ritmo de la escena.

Imagen de 'backstage' de la presentación.

Imagen de 'backstage' de la presentación. Artefoto

¿Cómo se construyó el diálogo artístico entre vosotros?

Trabajar con ellos siempre supone entrar en un espacio de confianza mutua en ese plano, donde nuestros universos se complementan y se potencian.

¿Qué nos puedes adelantar sobre este aperitivo que ha desfilado en San Sebastián y cómo será lo que veremos en febrero, cuando desveles la colección completa?

Veremos una amplia variedad de diseños que visten el cuerpo femenino y lo decoran. Piezas que se complementan para formar un todo coherente. Esta propuesta abre la puerta a las creaciones de 2026 y el camino es largo y precioso. Nada queda al azar, aunque siempre dejamos espacio para lo inesperado.

Una de las propuestas de Suma Cruz.

Una de las propuestas de Suma Cruz. Cedida

El desfile tuvo lugar en el Museo Cristóbal Balenciaga. ¿Cómo ha influido ese entorno histórico en la presentación de tus joyas?

Un lugar así impone respeto. El oficio de Balenciaga y su estética sobria y escultórica hacen que mi trabajo dialogue con la costura como objeto de arte. El enclave añade solemnidad y una emoción especial a la puesta en escena.

¿Cuál es el protagonista del desfile? ¿Hay alguna creación que represente el alma de la colección?

No nos gusta pensar que una destaque sobre otra. Todas conviven y se complementan. Al tratarse de una línea con una base muy centrada en el montaje, podemos pensar cada pieza desde el cuerpo y el movimiento. Este enfoque permite construir estructuras flexibles y orgánicas que no siguen patrones fijos, sino que conversan entre sí.

17 años después de haber fundado Suma Cruz, ¿cómo ha evolucionado tu visión desde aquel objetivo inicial que te propusiste de "convertir lo accesorio en lo principal"?

Para mí, las joyas siempre han sido lo más importante en mi forma de entender la moda, y así sigue siendo. Creo que para muchas personas también lo son.

La marca no ha parado de crecer: ya somos 21 personas en el equipo, unidas por un mismo objetivo. Nuestras clientas traspasan fronteras, y eso reafirma que lo que ofrecemos va más allá del objeto: es una forma de hacer, de sentir y de comprender nuestro trabajo.

Es dedicación, búsqueda e identidad. El sueño evoluciona ofreciendo nuevos universos en los que la gente se reconoce y se transforma. Desde hace más de 15 años mantenemos intacta la intención de convertir lo accesorio en lo principal, desafiando paradigmas y marcando tendencias dentro de la industria.

El trabajo en el taller.

El trabajo en el taller. Cedida

Dices que crecer es "hacer realidad las fantasías de la niñez". ¿Qué fantasías han inspirado tus piezas más icónicas?

Incontables. Por ejemplo, las mantis siempre me han parecido como hadas. De hecho, una de mis grandes inspiraciones es la película El laberinto del fauno, donde estos insectos sufren esa transformación y pululan por ese mundo mágico imaginado por Guillermo del Toro. Esa mezcla de lo fantástico y lo inquietante me inspira profundamente.

¿Cuál fue ese momento en el que sentiste que Suma Cruz había dejado de ser un proyecto personal para convertirse en una marca con voz propia?

No hubo un instante exacto, sino una concatenación de muchos. El equipo no ha dejado de crecer; la primera colaboración con Ailanto y la colección Girasoles; mi primera gran campaña, Tanzania, dirigida por Eugenio Recuenco y su repercusión.

Por otro lado, están los artículos y editoriales en revistas; la exposición del Brazalete Mantis en el Museo del Traje junto a joyeros a los que admiro; o el galardón en nuestra categoría en la primera edición de los Premios de la Academia de la Moda Española. Cada paso ha sido una confirmación de que Suma Cruz tiene un pulso propio que trasciende lo individual.

La vida de las flores, La Sirena Terrestre, Gabinete de curiosidades... Tus colecciones tienen siempre una narrativa muy definida. ¿Hay alguna que consideres especialmente personal o transformadora en tu trayectoria?

Cada una responde a una inspiración concreta, cuenta una historia y evoca un significado. Todas aportan algo al conjunto.

Empecé con modelos independientes, como el Brazalete Libélula, hasta que aprendí a construir líneas completas. Helechos, por ejemplo, ha estado presente desde los inicios y se ha convertido en un icono por el que la marca es reconocida nacional e internacionalmente.

Una de las propuestas creadas para el desfile de Ailanto.

Una de las propuestas creadas para el desfile de Ailanto. Artefoto

¿Qué papel juega la artesanía en tu proceso creativo? ¿Cómo logras ese equilibrio entre lo tradicional y lo innovador?

Es el latido. La inspiración es el origen invisible y suele tomar forma en fragmentos de algo que apenas se entiende, pero se siente. El primer paso es siempre reflexionar y anticipar lo que aún no existe. Después llega el diseño.

Nuestra concepción de la joyería tiene una vocación tanto práctica como estética: partimos desde el cuerpo, no desde el adorno, lo que nos permite expresar algo profundamente personal.

Realizamos bocetos a mano que luego trasladamos al entorno digital. Ideamos modelos 3D para estudiar volúmenes, proporciones y gestos, e imprimimos en resina esas formas para explorarlas antes de llevarlas al metal. El equilibrio entre lo que mencionas nace del respeto por las técnicas clásicas y la voluntad de experimentar: tradición para el alma, innovación para la forma.

Sueles hablar del "Rock & Roll de las hadas y los duendes". ¿Qué significa esa frase y cómo la traduces al diseño?

Es una de las muchas maneras de definir el alma de Suma Cruz: esa constante oposición de conceptos. Traducido a lo que hacemos, son piezas que pueden ser barrocas y contundentes, pero al mismo tiempo delicadas.

¿Cómo consigues mantener esa narrativa en un sector como el de la moda, tan marcado por las tendencias y la falta de paciencia para dejar que el talento madure?

Sabiendo esperar. Invertir en identidad antes que en moda pasajera. Cuando construyes universos potentes, encuentras clientas fieles que valoran la coherencia. La apuesta es por colecciones con protagonismo propio y por comunicar con claridad el porqué de cada elemento que la compone.

Un vistazo al 'atelier' de la firma.

Un vistazo al 'atelier' de la firma. Cedida

¿Tienes alguna referencia artística o literaria que alimente tu universo creativo, más allá del mundo fashion?

Muchísimas. Desde los cuentos clásicos hasta el cine de Tim Burton. También admiro el arte en todos sus formatos y, por supuesto, la artesanía popular y la orfebrería histórica.

En un mundo de consumo rápido, ¿cómo cultivas esa relación cercana y casi ritual con tus clientas?

Por más que la marca crezca, intento no alejarme de la realidad que son ellas. Al otro lado de Instagram sigo estando yo, manteniendo conversaciones. Con algunas me unen años de relación. Organizamos eventos en el showroom para fortalecer ese vínculo y hacerlas sentir parte de la firma, porque realmente lo son.

¿Cómo te gustaría que una mujer se sintiera al llevar una pieza de Suma Cruz?

Creo que una joya tiene el poder de hacer que cualquiera se sienta en su mejor versión, y eso es lo que deseo para ellas.

¿Qué tipo de vínculo se genera entre tú y aquellas que eligen Suma Cruz?

Es una conexión de complicidad y confianza. Se genera un circuito emocional: la creación acompaña en momentos importantes y la relación se vuelve casi íntima.

El lujo ya no es ostentación, sino emoción y artesanía. ¿Cómo entiendes tú este nuevo concepto?

Para mí es aquello que tiene historia y tiempo invertido, que te pide atención. Es sentido. Una pieza hecha a mano, con respeto por los materiales y el oficio, es lujo porque encierra intención, sentimiento y el esfuerzo colectivo de un equipo comprometido con lo auténtico.

Muchas de tus obras parecen más que adornos: casi amuletos. ¿Crees en la joyería como objeto protector o canal de energía?

Sí, aunque no necesariamente de una forma mística. Creo en su poder simbólico, puede funcionar como ancla, como recordatorio de un momento o una persona. Y eso la convierte en algo más que un accesorio.