Retratos de Grace Kelly, princesa de Mónaco.

Retratos de Grace Kelly, princesa de Mónaco. Getty Images, cedida

Lujos

De Grace Kelly a Rihanna: el legado brillante de Cartier, el joyero de reyes y celebridades en el corazón de Londres

El V&A reúne más de 350 piezas icónicas en la primera gran retrospectiva de la Maison en casi tres décadas.

Más información: La pantera de Cartier cautiva al mundo: la última campaña de la 'maison' libera la elegancia del felino

Irene Molina
Publicada

Londres se convierte de nuevo en la capital mundial del lujo con la inauguración de Cartier, la gran exposición que el Victoria and Albert Museum dedica a la legendaria maison francesa. Hasta el 16 de noviembre, más de 350 joyas, relojes y objetos históricos exhiben la trayectoria de una firma que convierte el lujo en arte.

Es la primera muestra de esta magnitud en el Reino Unido en casi tres décadas, lo que convierte al evento en una cita imprescindible para amantes de la alta joyería y la historia del diseño. Piezas creadas para reinas y maharajás, iconos inmortalizados por estrellas de Hollywood y celebridades contemporáneas…

La exposición ofrece un viaje fascinante a través de más de un siglo de joyas y glamour. Visitar Cartier no se limita a contemplar vitrinas, sino a entrar en una historia donde cada diamante lleva consigo una historia fascinante. 

"El joyero de los reyes y el rey de los joyeros". Así fue como se conoció a Cartier en los salones de Europa y más allá, un título que resume la grandeza alcanzada por la maison desde sus orígenes en 1847.

Fundada en París por Louis-François Cartier, fue con sus nietos Louis, Pierre y Jacques cuando alcanzó la internacionalización: Londres, Nueva York y París formaron un triángulo desde el que Cartier sedujo a monarcas, aristócratas y millonarios.

No era sólo la calidad de las gemas, sino la habilidad de anticipar modas y colocarse siempre en el epicentro de lo deseable. Helen Molesworth y Rachel Garrahan, comisarias de la muestra, recuerdan: "Cartier es una de las casas de joyería más prestigiosas del mundo". 

Y adelantan: "Esta exposición explorará cómo Louis, Pierre y Jacques Cartier, junto con su padre Alfred, adoptaron una estrategia de diseño original, artesanía excepcional y expansión internacional que transformó a esta firma familiar parisina en un nombre de reconocido prestigio". 

Inspirada tanto en las artes decorativas francesas del XVIII como en los tesoros de Egipto, India u Oriente Medio, la creatividad de Cartier supo reinventar constantemente el lenguaje de la joyería. El "estilo guirnalda", ligero y romántico, dio paso a un audaz Art Déco que unía geometrías con colores intensos.

Esa dualidad entre tradición y modernidad es una de las claves que explican la fascinación eterna de la maison. El visitante percibe cómo estas piezas son, a la vez, intemporales y modernas.

Aquí aparecen joyas que, más que adornos, son crónicas de una época: desde los encargos reales a las extravagancias de estrellas de cine, cada creación condensa el espíritu de su dueño. La exposición permite leerlas como capítulos de una novela de lujo, glamour y poder.

Piezas destacadas

El broche Williamson (1953).

Engastado con el diamante rosa de 23,6 quilates que Isabel II recibió como regalo de bodas, este broche encargado para su coronación no es sólo una joya, sino un manifiesto de continuidad dinástica.

La reina lo lució con la naturalidad de quien sabe que cada piedra preciosa es, en sí misma, una declaración política.

La tiara Scroll (1902).

Creada para la condesa de Essex con motivo de la coronación de Eduardo VII, esta joya de diamantes en estilo guirnalda pronto se convirtió en un icono de la elegancia eduardiana.

Décadas después pasó a ser lucida por Clementine Churchill, la mujer de Winston Churchill, y ya en el siglo XXI, reapareció en la frente de Rihanna en 2016. De las cabezas coronadas a las portadas de W Magazine: pocas piezas encarnan tan bien la atemporalidad del estilo Cartier.

La prensa británica habló entonces de “tiaramanía”, un fenómeno social que reflejaba la fascinación colectiva por estas piezas.

Tiara Scroll (1902).

Tiara Scroll (1902). Cedida

El broche rosa de la princesa Margarita (1938).

Una pieza íntima y poderosa, lucida el día en que su hermana fue coronada. La joven princesa, más rebelde que su hermana, encontraba en Cartier un toque de individualidad.

Broche de clip en forma de rosa (1938).

Broche de clip en forma de rosa (1938). Cedida

El anillo de Grace Kelly (1956).

Con 10,48 quilates de diamantes, brilló primero en Alta Sociedad y después en su boda con Rainiero de Mónaco. Hollywood y realeza fundidos en un solo destello. Fue, además, un golpe maestro de imagen.

Anillo de compromiso de Grace Kelly (1956).

Anillo de compromiso de Grace Kelly (1956). Cedida

El collar de serpiente de María Félix (1968).

Diseñado con tal ingenio que imita el movimiento real del reptil, fue la joya perfecta para la diva mexicana, indomable dentro y fuera de la pantalla. Dicen que Félix llevó a la boutique un reptil vivo para que los joyeros lo usaran de modelo, y que exigió que el animal pareciera estar a punto de morder. Cotilleo o no, lo cierto es que la pieza destila su personalidad enigmática.

Collar serpiente (1968).

Collar serpiente (1968). Cedida

La tiara Manchester (1903).

Encargada por Consuelo Yznaga, la viuda duquesa de Manchester y una de las célebres dollar princesses estadounidenses que se casaron con títulos británicos. Hecha en Francia, esta joya simboliza la temprana ambición global de Cartier y su papel como mediador entre la nueva riqueza americana y la vieja aristocracia europea.

Tiara Manchester (1903).

Tiara Manchester (1903). Cedida

La pantera (1914–1978).

Desde el primer reloj moteado hasta la célebre pulsera de diamantes y ónix, la pantera encarna el lado más salvaje y moderno de Cartier. Jeanne Toussaint, musa y directora creativa, convirtió al felino en emblema de sensualidad. Maridos celosos y socialités fascinadas veían en estas piezas un guiño atrevido, casi escandaloso.

Modelo actualizado de la pulsera Pantera, actualmente a la venta.

Modelo actualizado de la pulsera Pantera, actualmente a la venta. Página oficial de Cartier

El reloj Crash (1967).

Diseñado en Londres, en plena era del Swinging London, desafía toda convención de la relojería con su caja distorsionada. Una joya surrealista que se convirtió en icono de rebeldía. Algunos lo llaman “el Dalí de los relojes”. Otros recuerdan que su rareza lo ha hecho codiciado por coleccionistas dispuestos a pagar fortunas.

Reloj Crash (1967).

Reloj Crash (1967). Cedida

Lujo como espectáculo

Pero Cartier no solo brilló en vitrinas privadas. En 1925, en la Exposición Internacional de Artes Decorativas de París, fue la única joyería en exhibir junto a los grandes modistos en el Pavillon de l’Élégance.

Allí quedó claro que Cartier no era únicamente un joyero, sino un arquitecto de la imagen moderna del lujo. Ese mismo espíritu visionario es el que lo llevó a prestar piezas a estrellas de cine o a colaborar con revistas, convirtiéndose en parte esencial del star system.

Las comisarias subrayan: "Nos entusiasma poder compartir con los visitantes algunas de las creaciones más famosas y mostrar objetos y material de archivo inéditos que enriquecen aún más nuestra comprensión de una firma que sigue influyendo en la forma en que nos adornamos hoy en día".

El recorrido culmina con una galería de tiaras: la inédita Opal (1937), encargada por Mary Cavendish; la ya célebre Scroll; o la Art Déco inspirada en Egipto (1934), que lució Begum Aga Khan III. Obras maestras que aún hoy siguen siendo el pináculo del glamour, aunque rara vez haya ocasión de lucirlas.

Cartier sigue fabricando estas piezas que se han convertido en sinónimo de estatus, romanticismo y fantasía. Lo fascinante es que cada una parece narrar una vida entera, con sus pasiones, pérdidas y triunfos.

El arquitecto británico Asif Khan, responsable de la escenografía, lo define así: "Quería que nuestra colaboración fuese un paisaje onírico en el que convergieran el arte y la ciencia, con las piezas de Cartier suspendidas en la luz, el tiempo y el sonido, permitiendo así que la historia respire y el futuro perdure". 

El legado Cartier

Más que una retrospectiva, Cartier en el V&A es un relato cultural que muestra cómo el lujo, cuando alcanza esta magnitud, trasciende épocas y generaciones.

Entre diamantes legendarios, tiaras que coronaron reinas y joyas que saltaron de los salones aristocráticos a Hollywood, la casa demuestra que su legado sigue vivo. No es solo lujo: es historia viva engastada en oro y diamantes.