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Interiorismo

Confirmado por un reconocido arquitecto: “Comprar obra nueva suele salir mejor que reformar una casa antigua”

La construcción de obras nuevas, que ya incluye tecnologías contemporáneas, se ve favorecida por la eficiencia energética y las demandas normativas actuales.

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Decidir si comprar una vivienda de obra nueva o reformar una casa antigua es un dilema habitual entre muchos compradores. Un arquitecto experto sostiene que la opción nueva, en muchos casos, presenta más ventajas prácticas y económicas.

Basándose en recientes declaraciones recogidas por Telecinco, José Luis Esteban Penelas, catedrático de Arquitectura en la Universidad Europea, afirma que los costes de mantenimiento en viviendas nuevas durante sus primeros años son mínimos, mientras que las casas antiguas suelen arrastrar gastos ocultos.

Además, la eficiencia energética y las exigencias normativas modernas favorecen la obra nueva, cuya construcción ya incorpora tecnologías actuales. Mientras tanto, las reformas integrales pueden implicar complicaciones estructurales y sobrecostes inesperados.

Según el arquitecto citado, una vivienda recién construida "hasta los primeros 25 años prácticamente su mantenimiento es muy bajo". Ese tipo de construcción aprovecha materiales y técnicas modernas que requieren menos reparaciones tempranas.

Por el contrario, una casa antigua que se adquiere para reformar puede estar condenada desde el inicio a fuertes inversiones: revisar estructura, saneamientos, instalaciones eléctricas o de fontanería. Muchos compradores subestiman esos trabajadores "invisibles".

Estos costes añadidos suelen representar un porcentaje significativo del presupuesto total. En ocasiones, los sobrecostes por imprevistos estructurales pueden ascender hasta un 15-25% adicional.

Uno de los pilares que favorecen la obra nueva es su conformidad con el Código Técnico de la Edificación, eficiencia térmica, aislamiento acústico y sistemas modernos incluidos. Esto reduce el consumo y mejora el confort.

Las viviendas antiguas, si no están reformadas, muchas veces incumplen estándares energéticos. Para ponerlas al día, es necesario invertir en aislamiento, renovación de ventanas y mejora de instalaciones. Es decir: una reforma costosa.

Por otro lado, una vivienda nueva se revaloriza mejor en el mercado gracias a su menor coste de mantenimiento, atractivo técnico y aspecto moderno. Esa revalorización puede amortizar la inversión inicial.

Uno de los grandes riesgos de reformar una casa antigua es encontrar elementos defectuosos inesperados. El arquitecto advierte que muchos compradores olvidan los "costes invisibles": estructura, humedades, vigas, cimentación.

Los errores más comunes al reformar incluyen no cerrar el presupuesto con garantías, iniciar obras sin estudio previo o acometer reformas por cuenta propia sin profesionales. Tales fallos elevan el coste y complican el proceso.

Incluso reparar elementos estructurales puede disparar el presupuesto. Por ejemplo, cambiar vigas de carga, reforzar muros o adaptar instalaciones inalámbricas puede implicar una inversión desproporcionada frente al plan inicial.

Aunque la obra nueva suele ubicarse en zonas de expansión, lo que implica menor densidad de servicios inmediatos, muchas promociones modernas se planifican con comercios, transporte y zonas comunes bien pensadas.

Las viviendas antiguas, sin embargo, se hallan casi siempre en zonas consolidadas, con acceso inmediato a transporte, colegios y comercios. Esa ventaja puede compensar parte del coste adicional de la reforma.

La decisión final depende del equilibrio entre ubicación, costes totales y estilos de vida que busca el comprador. En muchos casos, una obra nueva bien ubicada y técnicamente moderna resulta la alternativa más segura y rentable.

Comprar obra nueva no es una garantía absoluta, pero tiene ventajas claras: mantenimiento bajo en los primeros años, cumplimiento normativo, eficiencia energética y menor riesgo de imprevistos. Según el arquitecto, esas características inclinan la balanza hacia lo nuevo.