La Hermana Sol y su receta de pollo al ajillo.

La Hermana Sol y su receta de pollo al ajillo.

Estilo de vida

Hermana Sol, cocinera, y su truco para un pollo al ajillo perfecto: "El punto exacto es cuando empieza a pegarse"

La religiosa da la clave para que el pollo esté crujiente por fuera y sabroso por dentro, sin mayor esfuerzo. 

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Hay platos que son pura memoria emocional: el olor del ajo chisporroteando, la sartén humeante, el pan esperando su momento glorioso...

Y si hay una receta que resume como pocas la cocina tradicional española, esa es el pollo al ajillo. Un clásico humilde, barato y capaz de poner de acuerdo a cualquier familia.

Hermana Sol, cocinera de vocación y conocida por su sencillez, espiritualidad y técnica en sus elaboraciones, ha revolucionado esta receta con un consejo que está haciendo que miles de seguidores se replanteen cómo lo han estado cocinando toda la vida.

Según la monja, el éxito no está en el ajo (como todos creíamos), sino en saber reconocer el punto exacto en el que el pollo "se agarra" a la sartén.

Es precisamente ese momento en que parece que se va a quedar pegado, justo cuando hay que apagar el fuego.

El truco que cambia todo

La Hermana Sol lo explica con una claridad que engancha: "El pollo al ajillo está en su punto cuando empieza a 'agarrarse' a la sartén".

Asegura que ese detalle, a pesar de ser interpretado por muchos como señal de que algo va mal, es en realidad la confirmación de que el jugo del pollo y los líquidos añadidos se han evaporado, concentrando el sabor y creando la textura perfecta.

Es así cuando queda dorado por fuera, jugoso por dentro y con un toque de caramelización que multiplica el aroma del ajo y el limón.

Su receta, heredada y pulida tras años de cocina comunitaria, arrasa porque es sorprendentemente sencilla. Y lo mejor: funciona siempre.

El perfecto pollo al ajillo

Aquí la reproducimos tal cual, con ingredientes exactos y paso a paso, para que puedas preparar un pollo al ajillo de 10 sin margen de error.

Ingredientes

Ingredientes de pollo al ajillo

  • 1 kg de pollo deshuesado
  • 2 cabezas de ajo (La mitad entera con piel y la otra mitad, picada)
  • 50 ml de aceite de oliva extra
  • Sal al gusto
  • 100 ml de vino fino de Jerez
  • 1 limón (ralladura + zumo)

Paso 1

Trocear el pollo y aprovecharlo al máximo. La cocinera insiste en limpiar bien el pollo, retirar la parte trasera y cortar en trozos del tamaño de una nuez. Los huesos no se tiran: sirven para un caldo rápido que acompaña de maravilla el plato.

Paso 2

Dorar los ajos enteros. En el aceite caliente, fríe los dientes de ajo enteros, con piel, hasta que estén bien dorados. Retíralos y resérvalos: serán la guarnición final.

Paso 3

Aromatizar el aceite. Añade ahora el ajo picado y dóralo ligeramente —sin quemarlo—. Incorpora los trozos de pollo y fríelos a fuego fuerte, removiendo para que se doren de forma uniforme.

Paso 4

El toque maestro: vino, limón y paciencia. Cuando el pollo empiece a soltar jugo, añade la ralladura del limón, su zumo y el vino fino de Jerez. Mezcla y deja reducir a fuego medio hasta que todo el líquido desaparezca.

Paso 5

La señal que lo cambia todo y, aquí, llega el truco clave de Hermana Sol: Sabremos que el pollo está listo cuando empiece a "agarrarse" al fondo de la sartén. Es ese momento en el que al moverlo hace resistencia y parece que va a quedarse pegado. Ese es el punto perfecto, el sabor está concentrado, la salsa ligada y el pollo caramelizado.

Paso 6

Retira del fuego y sirve con los ajos fritos reservados.

El éxito de esta receta no es casual. Está diseñada para potenciar al máximo tres sabores:

  • El ajo, trabajado de dos formas distintas: entero para suavidad y crujiente, picado para profundidad aromática.
  • El limón, cuya acidez equilibra la grasa y realza el aroma del pollo.
  • El vino de Jerez, que aporta matices complejos y un acabado ligeramente dulce.
  • La técnica de evaporar el líquido y buscar el "agarre" final concentra el sabor y crea una textura imposible de conseguir de otro modo.

La Fundación Española de la Nutrición recuerda que el pollo es una carne magra, rica en proteínas de alto valor biológico, vitaminas del grupo B y minerales esenciales como fósforo y magnesio. Retirar la piel reduce la grasa y lo hace ideal para dietas equilibradas.

La receta triunfa por lo que muchos buscamos hoy: poca complicación, ingredientes accesibles y resultados espectaculares.

Si sigues su truco (esperar al momento en que el pollo empieza a agarrarse), tendrás un plato digno de domingo, pero listo en menos de una hora.