Begoña Pérez, experta en orden y limpieza.
'La Ordenatriz', sobre su truco para acabar con las temidas manchas de óxido: "Son facilísimas de quitar"
Begoña Pérez comparte su rutina de limpieza para los restos que dejan electrodomésticos y enseres metálicos tras entrar en contacto con humedad.
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Hay enemigos en el hogar que a veces pasan inadvertidos, pero que, lamentablemente, dejan un rastro difícil de borrar. Para acabar con ellos, siempre es bueno contar con los consejos de una experta en el tema porque nos ahorra tiempo y quebraderos de cabeza. Y por eso el consultorio de 'La Ordenatriz' es indispensable para muchas.
Esta semana la pregunta que le plantean va relacionada con lo que se comenta en el inicio. Desde Cartagena, una lectora escribe para contar que ha cambiado de lavadora y al quitarla ha descubierto unas manchas de óxido de las que ahora no sabe cómo deshacerse. Este es un ejemplo de las zonas donde puede aparecer este tipo de restos, pero no el único.
Sea la superficie que sea, Begoña Pérez explica: "Son facilísimas de eliminar". Y para entrar en detalle, elige un tendedero metálico algo viejo que ha ido soltando esa suciedad que resulta antiestética y afea el suelo.
Los tendederos suelen oxidarse y dejan restos en el suelo. iStock
Tenemos que comentar que este es un proceso químico natural: el hierro o las aleaciones que lo contienen reaccionan con la humedad y el oxígeno del aire, formando óxidos que se manifiestan como manchas marrones o anaranjadas. Estas marcas pueden deteriorar los materiales con el tiempo si no se termina con ellas correctamente.
Suelen aparecer en lugares donde hay contacto frecuente con líquido: fregaderos, griferías, utensilios de cocina, herramientas de jardinería e incluso en superficies de mármol o azulejos si han estado en contacto con objetos metálicos. En zonas costeras o con alta condensación ambiental, el riesgo aumenta, ya que el aire salino potencia la corrosión.
La buena noticia es que no hace falta recurrir a limpiadores agresivos o contaminantes para combatir este problema. La experta consultada nos da la clave: uno de sus productos preferidos, la llamada piedra blanca, natural, biodegradable y muy eficaz que no daña la zona en la que se aplica.
¿De qué está compuesta? Suele incluir arcilla blanca, jabón vegetal, agua y, en algunos casos, bicarbonato o aceite esencial de limón. Se presenta como una pasta sólida dentro de un tarro. Utilizarlo es muy sencillo. Primero se moja ligeramente la esponja y se coge algo de pasta para frotar la zona afectada con movimientos circulares y suaves.
No es necesario hacer demasiada presión, sino dejar que actúe un poco y luego retirar con una bayeta húmeda. Seca la superficie si lo consideras necesario con un paño o deja que lo haga al aire. Te sorprenderá ver cómo los restos de óxido han desaparecido sin dejar restos ni ralladuras y aportando brillo.
La piedra blanca sirve para limpiar muchas otras cosas: lavabos, baldosas, vitrocerámicas, campanas extractoras... También para dejar impecables ollas y sartenes quemadas, las suelas de las zapatillas de goma claras y el propio tendedero que ha servido de ejemplo y que la experta deja impoluto.
Además, si está estropeado, recomienda pintarlo con un producto especial antioxidante. Este es un producto muy económico, presente en diferentes marcas, cuyo precio oscila entre los cuatro y los 18 euros.