El pueblo de la periodista Mariló Montero.

El pueblo de la periodista Mariló Montero.

Estilo de vida

El precioso pueblo de Mariló Montero (60 años) en el que se refugia con su familia: "Es mi lugar en el mundo"

La periodista asegura que jamás ha olvidado sus raíces porque acude a ellas siempre que puede, para rodearse de los suyos. 

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Escondido entre colinas verdes, puentes de piedra y el murmullo del río Ega, se encuentra un rincón único de Navarra que vio nacer a una de las periodistas más queridas de España

Estella-Lizarra, el pueblo natal de Mariló Montero, es el lugar al que siempre regresa cuando necesita reencontrarse con la calma, la familia y las raíces que la hicieron quien es.

La presentadora, que ha recorrido medio mundo, confiesa que nada se compara con volver a "su querida Estella".

"Un fin de semana en mi tierra con mis amigas del alma. Pocas cosas pueden mejorar estas escapadas", ha escrito en sus redes sociales. "Es mi lugar en el mundo".

Como reza el dicho popular que tanto repite: "Estella la bella, que no la ves hasta que estás en ella". Nada que perder y mucho que ganar en una escapada perfecta para cualquier momento.

La Estella de Mariló Montero

Mariló Montero nació y creció en esta localidad navarra hasta que, con apenas 19 años, puso rumbo a Costa Rica para iniciar su carrera en televisión.

Aun así, el pueblo que la vio nacer sigue muy presente en su vida y en su corazón. Cada visita a Estella es un reencuentro con su historia, con la casa familiar sobre la antigua zapatería de sus padres, con la plaza donde jugaba de niña y con los olores que le devuelven su infancia.

La periodista recuerda cómo una inundación acabó con el negocio familiar, obligando a sus padres a trasladarse al matadero municipal, donde su padre trabajó como conserje.

En cada visita, la presentadora no deja de pasar por los lugares de siempre: la pastelería La Mallorquina, en la calle Mayor, donde compra los dulces artesanos que tanto le gustan, y la plaza de los Fueros, donde se reúne con sus primas cada vez que puede.

Qué ver en Estella

Más allá de los recuerdos personales, Estella deslumbra a quien la visita. Puentes medievales, palacios románicos y templos monumentales conviven en un casco antiguo que parece detenido en el tiempo.

Lo primero que sorprende es el Puente de la Cárcel, conocido popularmente como Puente Picudo, uno de los rincones favoritos de Mariló.

Panorámica de Estella-Lizarra, Navarra.

Panorámica de Estella-Lizarra, Navarra. iStock

Cruzarlo es entrar en un escenario de cuento: calles empedradas, casas con balcones floridos y tiendas con encanto a lo largo de la calle San Nicolás.

En la parte alta, se alza la iglesia de San Pedro de la Rúa, con su preciosa escalinata y un claustro románico que la periodista ha mostrado en sus redes.

Frente a ella, el Palacio de los Reyes de Navarra, hoy sede del Museo Gustavo de Maeztu, guarda el legado artístico de uno de los grandes pintores vascos del siglo XX.

Muy cerca, la iglesia del Santo Sepulcro y la basílica del Puy completan un recorrido lleno de historia, espiritualidad y belleza.

Pero Estella no se entiende sin su gente y sus costumbres. El mercado de los jueves, en la plaza de Santiago, sigue siendo el alma del pueblo. Puestos de frutas, quesos, flores y artesanía llenan el aire de aromas y colores, como si el tiempo no pasara.

Y, cuando cae la tarde, nada como tomar un vino en la sala Trovador, el local donde Mariló bailaba con sus amigas en la adolescencia y al que vuelve cada vez que puede.

Naturaleza mágica

A menos de media hora, la naturaleza ofrece uno de los espectáculos más impresionantes del norte de España, el Nacedero del Urederra, en la Sierra de Urbasa.

Es uno de los lugares favoritos de Mariló para desconectar. Sus aguas turquesas, las cascadas y el silencio del bosque crean una postal irreal.

El acceso es limitado para proteger este entorno mágico, pero merece la pena reservar con antelación y recorrer el sendero que parte desde el pueblo de Baquedano.

Otras joyas cercanas completan la escapada: el monasterio de Irantzu, en Abárzuza; el monasterio de Iratxe, en Ayegui; o la iglesia de Santa María de Eunate, uno de los hitos del Camino de Santiago a su paso por Navarra.

Iglesia de San Pedro de la Rúa, Estella-Lizarra, Navarra.

Iglesia de San Pedro de la Rúa, Estella-Lizarra, Navarra. iStock

Estella no solo es un lugar, es una emoción. Un recordatorio de que, incluso para quienes han conocido el mundo entero, siempre hay un rincón que huele a hogar. Y el de Mariló Montero, sin duda, está entre las montañas navarras.