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Estilo de vida

Una fontanera habla sin rodeos sobre el oficio: "Muchos hombres creen que les estamos quitando el trabajo"

La arquitecta Ane Alonso ha recogido algunos de los testimonios más duros de mujeres que se dedican al sector de la construcción.

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El sector de la construcción, donde se engloba la fontanería, es tradicionalmente masculino. Según el Observatorio Industrial de la Construcción, en 2023, las mujeres representaron el 11.2% del total de personas empleadas en España, lo que equivale a aproximadamente 154,837 trabajadoras.

Por razones obvias, resulta sorprendente, tanto para trabajadores como para personas ajenas al oficio, ver a una mujer en puestos de albañil, carpintero, electricista o fontanero. Pero existen y, en menor o mayor medida, tienen que lidiar con una serie de comportamientos.

La arquitecta Ane Alonso ha recogido algunos de ellos en el estudio 'La ausencia de las mujeres en el sector de la construcción en los trabajos a pie de obra' en el cual participaron una carpintera, pintora, peona y fontanera, quien reconoce que las mujeres están "claramente discriminadas".

La experiencia de una fontanera

Históricamente, las mujeres han participado en la construcción, aunque a menudo de manera subrepresentada y en roles menos visibles. En la Edad Media, su presencia era evidente en tareas como el transporte de materiales, desescombro y preparación del terreno.

Es evidente que ese dato ha cambiado en la actualidad. A pesar de representar una parte mínima de la construcción, hay muchas mujeres que hoy día se dedican a diferentes sectores; sin embargo, el asombro parece ser el mismo que hace siglos.

Hoy día, se sigue dudando de que las mujeres puedan desarrollar satisfactoriamente este tipo de trabajos, de hecho, según explica la fontanera, la primera barrera se presenta en el acceso al puesto correspondiente.

La fontanera lleva más de 25 años trabajando en el sector; sin embargo, al ser autónoma "es una prueba constante que cambia cada vez que cambian de cliente".

Empezó trabajando con una mujer, y les costó mucho hacerse un hueco en el mercado laboral. La historia cambió cuando, después de varios años, empezó a colaborar con un socio.

"Ahora que tengo un socio, la gente siempre se dirige a él", comenta, "A él se le presupone que es un buen fontanero, a mí no. Yo tengo que demostrarlo a pesar de ser 10 años mayor".

Imagen de ilustración de una fontanera.

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Una demostración que, a la par, está ligada a una serie de pensamientos, como que una mujer va a tener menos fuerza o, incluso, que por serlo tienen que ser más limpias.

"No está bien visto ver a una mujer sucia, con manchas… pero a un hombre sí. A mí me miran mal, la gente no está acostumbrada porque no se imaginan que trabajas en la obra", explica.

Este comportamiento no viene solo por parte de los clientes, sino que los propios compañeros también están acostumbrados a un ambiente completamente masculino.

"Ellos están acostumbrados a hablar a su manera, a decir burradas… y yo me daba cuenta de que cortaban frases, se daban codazos porque yo estaba allí. Te hacen sentir que no es tu sitio", explica la fontanera.

Los comentarios machistas son, por norma general, algo que vas a oír sí o sí si comienzas en un trabajo históricamente masculino. De hecho, a veces este conjunto de actitudes se traducen en hostilidad.

"Muchos hombres son manifiestamente hostiles, piensan que estás quitándole el trabajo a un hombre, que es muchísimo peor que quitarle el trabajo a una mujer", apunta la trabajadora.

El estudio también recoge que muchos clientes rechazan a las mujeres por el simple hecho de serlo. "Los comerciales de la empresa en la que trabajábamos nos confesaron que les costaba colocarnos, que había clientes que decían que no querían chicas".