El psiquiatra Enrique Rojas.

El psiquiatra Enrique Rojas. EFE.

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Enrique Rojas, psiquiatra: "La edad ideal para que un niño tenga móvil son los 13 años, y con estrictas restricciones"

Según el experto, los móviles y todas las aplicaciones de hoy en día funcionan como una adicción: generan dependencia y dificultan el autocontrol.

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Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 70,6% de los menores en España dispone de un teléfono móvil y según UNICEF, la edad media en que los niños disponen de su primer móvil es antes de cumplir los 11 años.

La principal razón por la que muchos padres entregan un móvil a sus hijos a una edad temprana es la seguridad; sin embargo, en los últimos años, se ha convertido en una norma no escrita: si después de la comunión no disponen de un teléfono propio, serán más raros que sus compañeros.

De acuerdo con los expertos, esta edad sigue siendo muy temprana y lo ideal es recibir un móvil entorno a los 13 años, pero "con estrictas restricciones". Así lo ha explicado el psiquiatra Enrique Rojas, quien confiesa que los móviles funcionan como una adicción.

El peligro del móvil en los niños

Desde hace años, los teléfonos móviles son la herramienta más potente de la actualidad. Vivimos en una sociedad marcada profundamente por la tecnología y los diferentes dispositivos han transformado nuestros hábitos, relaciones y formas de vivir.

Esta transformación no solo ha impactado a los adultos, sino que ha alcanzado también a los niños, que acceden a estos dispositivos cada vez más pronto e, incluso, a las diferentes aplicaciones.

"Algunas plataformas como TikTok están diseñadas para quedar enganchado, es divertida, es epidémica, es superficial, no exige nada de esfuerzo y puedes pasar tres o cuatro horas enganchado", explica Rojas.

Este diseño, incluso, está siendo investigado por la Comisión Europea por sus posibles efectos negativos en los usuarios, incluyendo la creación de "efectos de madriguera de conejo" y adicciones comportamentales.

Por este motivo, "cualquier niño de 7-8 años que coge un móvil se distrae y se queda enganchado, lo cual también genera una especie de adicción", indica Rojas.

La base de esta comparación radica en la neurociencia: cuando una persona consume una droga como la cocaína, se produce una liberación intensa de dopamina en el cerebro, lo que genera una sensación de euforia y bienestar momentáneo.

Enrique Rojas.

Con el tiempo, el cerebro se acostumbra a estos picos artificiales de placer y desarrolla tolerancia, lo que puede llevar a un consumo compulsivo y una dependencia cada vez mayor.

Algo similar ocurre con el uso temprano del móvil, especialmente con aplicaciones diseñadas para generar interacción constante, como las redes sociales, los videojuegos o los videos de corta duración.

Estas plataformas están construidas para estimular la liberación repetida de dopamina mediante recompensas instantáneas, como notificaciones, "me gusta" o contenido personalizado.

En un cerebro en desarrollo, esto puede generar un patrón de uso compulsivo, afectando la capacidad de autorregulación y fomentando la necesidad de gratificación inmediata.

Los niños no tienen la madurez neurológica necesaria para gestionar estos estímulos. Así como un padre jamás le daría una sustancia adictiva a un niño, tampoco debería facilitarle el acceso a un dispositivo que puede generar un impacto similar en su cerebro en desarrollo.

Para Enrique Rojas, "la edad ideal para que un niño tenga un teléfono móvil son los 13 años", pero con estrictas restricciones. "La exigencia es dura, pero hay que hacerla atractiva", confiesa.