Ana Ibáñez.

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Estilo de vida

La psiquiatra Ana Ibáñez revela la técnica para acabar con la ansiedad en segundos: "Estás calmando tu cerebro"

El informe del Sistema Nacional de Salud reveló que casi tres de cada diez personas padece algún trastorno, sobre todo ansiedad, insomnio y depresión.

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La ansiedad es una emoción normal que se experimenta en situaciones en las que el sujeto se siente amenazado por un peligro externo o interno. En España, es el problema de salud mental más frecuente y afecta al 6,7% de la población con tarjeta sanitaria, es decir, que podrían existir muchos más casos y todavía no estar diagnosticado.

A pesar de entenderse como una respuesta natural del cuerpo humano, la ansiedad puede convertirse en un problema cuando es desproporcionada y demasiado prolongada para el estímulo desencadenante. En estos casos, lo ideal es acudir a un profesional o, tratar de comprender los síntomas para anticiparnos a ellos.

Los ejercicios de respiración son la herramienta más famosa para gestionar la ansiedad, no solo por su simplicidad, sino por el impacto que tienen en el sistema nervioso. No obstante, la neurocientífica Ana Ibáñez ha propuesto otra técnica mucho más sencilla, que además es una habilidad que tiene nuestro cerebro, y es la tridimensionalidad.

La tridimensionalidad para eliminar la ansiedad

La ansiedad es un estado emocional complejo y a menudo incomprendido; sin embargo, en su esencia más pura, no es más que la forma que tiene nuestro cerebro de comunicarnos que está aterrado, explica la neurocientífica Ana Ibáñez.

Aunque los síntomas que sentimos cuando experimentamos ansiedad son muy reales e increíblemente incómodos —como el corazón acelerado, la sudoración, el temblor o la sensación de pérdida de control— es fundamental comprender que la ansiedad no es el enemigo. Más bien, es un mecanismo cerebral diseñado para protegernos, una historia que nuestro cerebro nos cuenta en su intento de mantenernos a salvo.

Según explica la neurocientífica Ana Ibáñez a BBVA Aprendemos Juntos, en estos momentos de ansiedad tenemos que entender que nuestro cerebro es un niño asustado, que grita fuerte para que seamos conscientes de que tenemos miedo. ¿Para calmarlo? Tenemos que transmitirle tranquilidad.

Por este motivo las técnicas de respiración funcionan tan bien, ya que envían una señal directa al cerebro de que no hay peligro inminente. Cuando respiramos lenta y profundamente, activamos el sistema nervioso parasimpático, que es el responsable de la relajación y la restauración. Es un mensaje sutil pero poderoso: "Todo está bien, estamos a salvo".

El cerebro asocia naturalmente este patrón respiratorio con estados de tranquilidad y seguridad, ya que, en situaciones de calma, solemos respirar de esta manera de forma instintiva. Así, al recrear conscientemente este esquema, se envían señales al cerebro que ayudan a reducir el estado de alerta propio de la ansiedad.

No obstante, el manejo de la ansiedad no se limita únicamente a técnicas de respiración. La estrategia que siempre utiliza la neurocientífica es la tridimensionalidad. Este ejercicio, aunque sencillo, tiene un profundo impacto en la actividad cerebral, promoviendo la aparición de ondas alfa, asociadas con estados de calma y relajación.

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La práctica consiste en cerrar los ojos y concentrarse en visualizar las distancias y los espacios dentro de la propia cabeza: la distancia entre las orejas, entre la punta de la nariz y la barbilla, o el espacio que ocupa la lengua en la boca.

"¿Podéis imaginar el espacio que hay entre vuestras orejas? ¿Podéis imaginar la distancia que hay entre vuestra oreja derecha y la punta de vuestra nariz? ¿Podéis imaginar la distancia entre vuestra oreja izquierda y la punta de vuestra nariz? ¿Podéis imaginar lo que ocupa vuestra lengua dentro de la boca? ¿Podéis imaginar la columna de aire que recorre vuestra nariz? ¿Podéis imaginar la distancia entre la punta de tu nariz y la punta de tu barbilla? ¿Y podéis imaginar la distancia que hay entre vuestras orejas?", pregunta la experta.

Al imaginar estos espacios internos, el cerebro se enfoca en sí mismo y en la percepción espacial, alejándose de pensamientos ansiosos o estresantes. Este enfoque no solo calma la mente, sino que también aumenta la producción de frecuencias alfa, detectadas mediante electroencefalogramas en estudios sobre meditación y relajación.

Las ondas alfa están relacionadas con un estado de atención relajada y con una disminución de la actividad en la corteza prefrontal, la región del cerebro que suele estar hiperactiva durante los estados de ansiedad. Al enfocar la mente en la tridimensionalidad del propio cuerpo, se crea un estado de presencia y conciencia corporal que ancla la mente en el momento presente, alejándola de preocupaciones futuras o rumiaciones pasadas.

Este ejercicio puede practicarse en cualquier momento y lugar, ya que no requiere más que unos minutos de atención interna. Es particularmente útil antes de enfrentar situaciones desafiantes, como una reunión importante o un evento estresante, puesto que ayuda a calmar el sistema nervioso y a preparar la mente para responder desde un estado de mayor claridad y serenidad.