Keka Martínez junto con la portada de su libro

Keka Martínez junto con la portada de su libro Cedida

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A mí nadie me dijo lo difícil que era despedirme de mi bebé

Keka Martínez
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Te voy a ser honesta: me comunico mejor hablando que escribiendo. Así que esto, más que un libro, es una conversación entre amigas.

Este libro empezó entre lágrimas mientras dormía a mi hija en la mecedora. Ella hacía más de un año que se acostaba sola, pero un día (un buen día) me pidió que la acurrucase, y como llevaba mucho tiempo sin hacerlo, le dije que SÍ.

Y allí, en la oscuridad de la habitación, con su cara pegada a mi pecho, vi que ya no era el bebé que yo solía conocer.

Sus piernas largas me llegaban a las pantorrillas, sus pies ya no eran suaves. Su cabeza era casi del tamaño de la mía.

Pensé: ¿cuándo fue la última vez que la dormí así? Ahí empecé a llorar.

Le agradecí a Dios por darme la oportunidad de vivir eso una vez más. Eso de lo que tantas veces me quejé.

Fue ahí cuando pensé: ¿por qué nadie te advierte sobre las últimas veces?

A mí esto nadie me lo contó. Ese desasosiego por saber que mi bebé ya no era bebé. Que ya no estaba, y no volvería.

Fue casi un luto. Un bonito luto, al ver la niña en la que se estaba convirtiendo.

Este libro no pretende educarte. Con este no vas a aprender a ser madre. No vas a tener el secreto para que tu bebé duerma toda la noche y sobre todo, no vas a adquirir habilidades en cocina.

Este es el libro que vas a leer cuando tengas un mal día. Te abrazaré, y te entenderé, porque he pasado por lo mismo que tú.

Nos han hecho creer que ser madre es un trabajo injusto. Yo quiero que sepas que es un bello trabajo. Y uno que nadie más puede hacer.

Quiero hacerte reír, quiero hacerte llorar, y no te voy a engañar, me encantaría que te acercara un poquito a Dios.

Querida lectora: te pido disculpas si se te acaba el libro demasiado rápido. Está escrito para que incluso cuando no tengas tiempo, puedas leer un capítulo completo.

Espero no confundirte. El libro está escrito por varias versiones de mí misma: madre, embarazada y recién parida.

He de confesar que no he vuelto a leer el libro después de publicarlo. No me he atrevido. Me siento demasiado vulnerable. Porque no hay máscaras, y no sé si soy todo lo buena que quisiera ser para mis hijos.

Sería un verdadero honor para mí que este libro esté en la estantería de tu casa. Quizás un día hables con una amiga que se esté planteando la maternidad y le digas “toma, léete esto”.

Querida lectora: no soy escritora, soy mamá.