La maquilladora Katie Jane Hughes con uno de sus looks de belleza más extra.

La maquilladora Katie Jane Hughes con uno de sus looks de belleza más extra. IG vía @katiejanehughes

Belleza

Cómo llevar la tendencia del 'glitter' esta Navidad: de las miradas con destellos sutiles a los pómulos cromados

Los calendarios de Adviento se van consumiendo, sinónimo de la llegada de las grandes celebraciones. Así se luce la purpurina en el rostro este año.

Más información: Del clásico 'smokey eye' al toque más 'grunge': este invierno el ahumado en la mirada vuelve a ser tendencia

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La Navidad se presta a exagerar lo bonito: luces, sobremesas largas y ese permiso tácito para brillar un poco más. De repente, la tendencia minimalista, asociada además al clean look, deja paso al exceso, que es bien recibido en estas fechas y que aporta una personalidad que parecía haber quedado relegada a un segundo plano.

Este año, el glitter vuelve a escena como si nunca se hubiera ido: no solo en las uñas o el vestido, sino pintando párpados, delineados, pómulos y hasta labios. Es una invitación a jugar —a ser instantes de fiesta sin perder el foco de la elegancia. Porque el brillo puede ser sinónimo de celebración a la par que refinado; basta con elegir dónde poner el foco.

Sin embargo, precisamente es esa la tarea que a veces cuesta definir. Cuando el público se somete a tal exposición, ¿hacia dónde dirigir la mirada?, ¿en qué centrar el look de belleza?, ¿es viable darle un sí a todo?

Para las que quieren arriesgar, esta época del año es una de las idóneas. Mezclar un buen ahumado o un párpado con destellos junto a un labio rojo no resulta tan descabellado. No obstante, para las que se atreven a experimentar por primera vez, la recomendación desde Magas es la de ir paso a paso.

Cuando se apuesta por algo diferente, ya sea en el plano de la moda o el de la belleza, una de las claves es la de ir cómoda, no sentirse disfrazada. Que incluso lo más extra resulte natural y se funda con la esencia de quien lo lleve.

Partiendo de esa base, hay diferentes apuestas para lucir la tendencia de los brillos en el rostro estas Navidades.

En pasarela la purpurina no ha sido sólo un guiño, sino que se ha convertido en un auténtico espectáculo. Las colecciones recientes han incorporado este elemento como recurso de belleza: ojos que reflejan la luz con pequeños toques metálicos y acabados húmedos que recuerdan a los espejos de una pista de baile. Ese cotillón tan propio de comienzos de los 2000 que daba la bienvenida al año.

Diseñadores como Loewe —con sus nuevos directores creativos, Jack McCollough y Lazaro Hernandez— han llevado miradas con unos destellos muy controlados, transformando el glitter en poco más que un elemento de alta costura. De este modo, se desecha esa manida idea de que este toque pertenece a otras fechas que encierra el calendario, como la de Carnaval o los festivales que animan el verano.

Para los ojos resulta especialmente interesante el empleo de sombras tornasoladas o partículas finas que besen el párpado desde el centro, aportando así profundidad y movimiento.

Por otra parte, este toque extra se cuela también en delineados, creando un gesto gráfico que moderniza cualquier look clásico.

Igualmente, el punto de luz en el lagrimal es uno de los trucos más sencillos para añadir esta tendencia en el apartado beauty, ayudando además a abrir la mirada.

En cuanto al iluminador, o highlighter, exige de precisión y mesura. Si hace unos años las propuestas que contenían partículas reflectantes eran lo más, ahora las apuestas se mueven más en la línea de la sutileza. Productos líquidos y en crema que se posan sobre el punto alto del pómulo y que crean una especie de efecto glaseado. En este caso, el brillo parece emanar del propio cutis.

No obstante, para las que quieran hacer un all-in y, por ejemplo, tengan como referencia estilismos con reminiscencias ochenteras y noventeras, sí que sería recomendable optar por alguna alternativa en polvo que refuerce la idea a base de shimmer. Si a esto se le une un colorete en tono fucsia, la combinación puede ser explosiva.

Respecto al blush, los que contienen destellos pueden ser una de las claves del momento. Si se quiere lograr algo como lo expuesto en el ejemplo anterior, pero en otra línea, pensar en Sabrina Carpenter es la clave. La cantante, antes centrada en la actuación, lleva por bandera el uso de este producto, solo que en una versión más angelical y naíf.

En cualquier caso, hay muchas propuestas en el mercado de este tipo de artículo que juegan con el concepto de la textura cromada o el acabado glowy, especialmente en las colecciones que se lanzan en especial de cara a la campaña invernal.

Esta tendencia del glitter también toma fuerza cuando se alía con la frosty, un efecto que pretende replicar el brillo del hielo y que de nuevo retrotrae a la mente a referencias vintage que regresan gracias a la influencia de la Generación Z.

Por último, sí, es posible lucir purpurina también en los labios. Sin embargo, quizás sea la opción más peligrosa. En este caso, suele implicar decirle adiós a los besos, porque los destellos se perderán por el camino.

Hay diferentes formas de incluir este toque en las propuestas beauty navideñas. Sin duda, los glosses están viviendo un momento álgido, potenciado una vez más por esa estética heredada de décadas pasadas y por la búsqueda, también, de un aspecto más natural.

Este último detalle, calificativo, bien podría ser iniciador de un debate, puesto que en los últimos tiempos enmascara tratamientos de medicina estética que se hacen pasar por genética.

En cualquier caso, cabe destacar que hay barras mate y de acabado aterciopelado que incluyen esas partículas brillantes tan deseadas en estas fechas. No obstante, las que deseen ir un paso más allá, las más valientes en el apartado beauty navideño, pueden optar por la combinación más extrema.

En este caso, la idea consistiría en colorear los labios con una propuesta —preferentemente permanente— al gusto en cuanto a tonalidad y a continuación decorarlo con purpurina, aplicando un pegamento específico para que quede adherida de forma correcta. Volviendo a la segunda década de este siglo, quizás se haga imprescindible en este contexto realzar también el arco de cupido con algo de iluminador.

De la mano de la Navidad, no solo llegan los buenos deseos, sino también el ánimo de arriesgar, de permitirse salir de esa zona de confort que a veces acorrala —sin que nadie se dé cuenta— en el día a día.

El maquillaje, al igual que sucede con la moda, ha nacido con la finalidad de divertir y eso también responde a una finalidad. Al fin y al cabo, la vida es más que cumplir con unas expectativas. Se trata de ser en esencia.