Añadí colágeno a mi dieta desde los 25 años y estos son los cambios que he notado: es clave en mi rutina
- ¿Sugestión o efecto real? Esta es mi autoevaluación y qué aprendí después de confiar en el suplemento de nutricosmética más en auge.
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Envejecer es irremediable, pero ¿a quién no le va a gustar cumplir años y seguir luciendo estupenda? A mí, desde luego, sí. Por eso, cuando llegué a mis 25, supe que era el momento de sumergirme de lleno en el mundo de la nutricosmética y conocer en primera persona qué tenían para ofrecerme todos aquellos suplementos que se promocionaban como la panacea frente al paso del tiempo: el colágeno.
A quien pueda parecerle precipitada mi decisión a los 25 años, debe saber que los expertos en estética confirman que es a partir de esa edad cuando comienzan a disminuir los niveles de colágeno en el organismo, y que la producción y síntesis del mismo se ralentiza cada vez más haciendo visible el paso del tiempo en nuestro rostro (y más allá).
Es esta proteína, presente de manera natural en nuestro organismo, la responsable de mantener la piel elástica y las articulaciones sanas, sabiendo esto, decidí añadir a mi alimentación un suplemento de colágeno durante un mes y comprobar en primera persona los beneficios que a este se le atribuían. Spoiler: desde entonces han pasado dos años y es clave en mi rutina de cuidado diario.
Mi elección
Está claro que a los veintipico años mi piel no necesitaba a gritos un cuidado en profundidad antiedad. No presentaba arrugas y tampoco pérdida de firmeza, pero la promesa de un rostro turgente, poros menos visibles y un cabello y uñas más fuertes me convenció para dar este paso hacia la suplementación.
Algo que aprendí en la búsqueda de mi nuevo complemento alimenticio fue que no todos los colágenos son iguales y que un sabor agradable hará que tu compromiso diario con su ingesta sea mucho más fácil. Tras varias lecturas al respecto y preguntas en mi entorno sobre sus preferidos, me decanté por seguir los pasos de mi hermana y hacer un pedido de Elixir Cacao, de la marca nutricional Paleo Bull.
Con una fórmula elaborada con un 100% de ingredientes naturales, con base de colágeno hidrolizado bovino, triglicéridos de cadena media, glicina y enriquecida con cacao, magnesio y estevia, prometía. Su presentación, en tarro de plástico negro y con etiqueta discreta; su agradable olor a cacao y la sedosa textura que aportaba a la bebida vegetal, agua tibia o leche donde lo diluía fueron grandes puntos a su favor.
¿Resultados en 28 días?
Cada mañana, en ayunas, ingería 15 gramos de Elixir (un cacito dosificador) diluidos en el líquido pertinente. Había días que optaba por el agua tibia, otros por la leche o una bebida vegetal si me apetecía potenciar la dulzura natural del suplemento y romper mi ayuno. Así durante un mes.
El ciclo natural de regeneración celular dura alrededor de los 28 días, esta es la razón de que todos los fabricantes de nutricosmética recomienden seguir los protocolos por este mínimo período y extenderlo en el tiempo con el fin de ver resultados a la larga. "No es algo que vayamos a notar rápido o de manera drástica como determinados tratamientos, pero es un apoyo importante", me comentaba la doctora Sandra Grohs.
La tardanza de actuación requiere por nuestra parte compromiso y paciencia, y lo cierto es que los resultados acaban llegando. Pasado el mes, pude experimentar cómo mi piel lucía luminosa, con una pigmentación más homogénea y una apariencia turgente.
Además, noté cómo mis articulaciones se habían fortalecido y sufrían menos durante los entrenamientos que practicaba con regularidad (ya no 'crujían'). En cuanto a las uñas, vivieron su mayor esplendor y podía dejarlas crecer sin que se lascasen. Eso sí, respecto al cabello no noté una gran diferencia, pero tal vez se deba a que nunca fue mi punto débil, pues ya le ponía especial cuidado.
Tan sorprendida me dejaron los resultados, que seguí consumiendo este mismo colágeno por más de un año y pude ver cómo su efecto se sostenía en el tiempo.
¿Marino o bovino?
Como buena beauty hunter necesitaba explorar otras opciones nutricosméticas y le di una oportunidad al Balance Blend de Apih, de origen bovino, enriquecido con cúrcuma y un sabor menos edulcorado; recomendé el Unique Pink Yellow Collagen con cinco péptidos y una fórmula pensada para cuidar de los huesos y las articulaciones a mi madre y pregunté sobre la cremosidad del blend de Baïa a mi entrenadora que lo consumía. Y si algo saqué en claro, es un dato que más tarde la doctora Grohs me confirmó: lo importante es que el colágeno que consumas esté hidrolizado.
El colágeno es una proteína con un alto peso molecular, por ello no podemos absorberlo de manera directa. Al hidrolizarlo, se descompone la proteína en unidades más pequeñas, consiguiendo una alta biodisponibilidad, o lo que viene a ser lo mismo, que es más fácil de digerir y asimilar por el organismo para aprovechar al máximo su efecto.
En cuanto a la procedencia del colágeno, este puede ser marino, bovino e incluso porcino (como el que comercializa Be Levels), y si bien es cierto que existe evidencia sobre los altos beneficios del que proviene de criaturas del mar, todos (siempre y cuando estén hidrolizados o se presenten en péptidos) tienen sus puntos a favor y serán un gran aliado a la hora de cuidar tu piel, articulaciones y más desde el interior.
¿Sugestión o efecto real? El resultado de mi autoevaluación es, sin duda, a favor de la realidad de los beneficios que el colágeno hidrolizado aporta a tu organismo. Eso sí, consulta siempre antes con tu médico, nutricionista o especialista de confianza antes de introducir cualquier suplementación en tu dieta.