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Ilustración. Julia Ramírez

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Nestlé y Astronomer, la punta del iceberg: el amor de oficina crece entre los 'baby boomers' y así lo limitan las empresas

En España, un despido solo basado en que exista una relación sentimental entre compañeros sería improcedente, pero hay algunos riesgos a considerar.

Más información: Quién es Laurent Freixe, el CEO de Nestlé que ha sido despedido por mantener una relación sentimental con una empleada

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En una agencia de publicidad de Madrid, Clara y Marcos llevan meses compartiendo más que reuniones y cafés. Ambos tienen cargos distintos, ella en comunicación y él en ventas, y su relación trasciende la amistad. Por precaución, la mantienen en secreto. Nadie en el trabajo sabe que sus bromas internas en Teams esconden algo más que complicidad profesional.

En el edificio de enfrente, Laura y Javier llevan 25 años casados y ambos son fundadores de una consultora de prestigio. No se ocultan: sus empleados conocen la dinámica de la pareja y la respetan. La confianza mutua les permite tomar decisiones rápidas y coherentes incluso bajo presión, convirtiendo su afecto en un motor de negocio.

Estos casos ficticios ilustran la complejidad del amor en el empleo, algo más común de lo que muchos creen. Según un estudio reciente de la plataforma profesional Zety, el 80% de los encuestados ha vivido algún tipo de relación romántica o sexual con alguien en su espacio laboral. La oficina se vuelve así un escenario cada vez menos inesperado para ello.

El verano de 2025 ofreció dos ejemplos que revolucionaron la prensa internacional. Andy Byron y Kristin Cabot, CEO y directora de Recursos Humanos de Astronomer, fueron captados por la famosa kiss cam de Coldplay en un estadio de Boston. La exposición fue inmediata, viral y devastadora: ambos renunciaron a sus cargos y el mundo se volcó con... sus exparejas.

La repercusión fue tal que la propia compañía decidió tomar cartas en el asunto tras la salida de los directivos. Convirtió el escándalo en una oportunidad —a ojos de muchos expertos, brillante— de comunicación estratégica. ¿Cómo? Contrató a la actriz Gwyneth Paltrow, exmujer de Chris Martin, para que respondiera a las preguntas más frecuentes surgidas en los últimos días.

Sin embargo, las palabras de la 'portavoz temporal' de Astronomer acabaron centrándose en sacar músculo de la oferta de servicios y productos de la empresa. "Nos complace enormemente que muchos de ustedes hayan descubierto un nuevo interés en la orquestación de datos", rezaba la publicación del vídeo.

Gwyneth Paltrow en un 'frame' de la campaña tras el escándalo.

Gwyneth Paltrow en un 'frame' de la campaña tras el escándalo. Astronomer

Más reciente es el caso de Laurent Freixe, CEO de Nestlé despedido tras solo un año en el puesto después de que se descubriese su vinculación con una subordinada directa. Su comentada salida de la multinacional de alimentación se produjo tras varias quejas anónimas en el canal interno de denuncias por trato de favor, además de dos investigaciones en las que él negó los hechos.

La verdad acabó saliendo a la luz y se supo que el veterano directivo había violado el código de conducta establecido, que obliga a comunicar cualquier vinculación entre empleados para evitar conflictos. Dos historias, distintos contextos, misma lección: la pasión en la oficina puede ser intensa, pero no está exenta de consecuencias.

El problema es que, mientras el amor florece entre escritorios y pantallas de Zoom, a veces también surgen las tensiones: elLa contradicción habla por sí sola: el fenómeno está ahí (y es de todo menos nuevo), pero no siempre surge a gusto de todos.

Psicología del amor laboral

¿Por qué se da la atracción en el trabajo? Ana Lombardía, experta en bienestar y salud sexual de We-Vibe, explica: "Pasamos mucho tiempo interactuando con compañeros, jefes y subordinados. Además, en este entorno podemos mostrar otra faceta de nosotros mismos, sentirnos más atractivos y disfrutar de la mirada nueva con la que nos perciben".

Los psicólogos coinciden en que el lugar es un escenario privilegiado para el romance debido a dos factores: intimidad y familiaridad. Guillermo Fouce, doctor en psicología y presidente de Psicología sin Fronteras, señala que cuanto más vemos a alguien y más interactuamos con él, más probable es que se genere atracción física, emocional e intelectual.

Amy Nicole Baker, de la Universidad de New Haven, recuerda a la BBC que la dinámica no es nueva. Ya en la década de 1800 existían vínculos en los primeros entornos administrativos. "La predisposición, la disponibilidad, las interacciones y el hecho de que esa persona te cause emociones", enumera Fouce, crea un caldo de cultivo perfecto.

Hay que decir que no todas las generaciones se comportan de la misma manera. Los baby boomers son los líderes de la estadística: un 90% se ha visto envuelto en este tipo de situación; seguidos de los X (81%), millennials (76%) y Z (70%). La experiencia laboral y la edad parecen moldear la percepción y la gestión de estas conexiones, aunque no tanto su frecuencia.

En España, concretamente, el estudio Amor y trabajo: una relación cada vez más frecuente, realizado por Amazon con motivo de San Valentín, reveló que el 61% de las personas estaría dispuesta a mantener un affaire con un compañero, cifra que sube hasta el 69% en los jóvenes de 18 a 25 años recién entrados en el mercado profesional.

Imagen de archivo de dos compañeros de trabajo reunidos en una cafetería.

Imagen de archivo de dos compañeros de trabajo reunidos en una cafetería. iStock

La jerarquía profesional no siempre es determinante en la dinámica de estos romances. Los números son similares para todos: un 41% de los empleados ha mantenido relaciones con su superior directo (el 24% de las veces fue duradera y solo el 9% no pasó de la aventura de una noche). A su vez, un 36% ha estado con un compañero de nivel similar, y un 33% con un subordinado.

Las infidelidades también son frecuentes, tanto en ellos como en ellas, y hay toda una ciencia que las avala. Está demostrado que, cuando se pasan más de 200 horas con una persona, el 'efecto contacto' hace que el cerebro genere oxitocina —la popular hormona del amor—, y aumentan las probabilidades de desarrollar sentimientos o atracción sexual.

"Es normal que surjan emociones. ¿Dónde pasamos más horas de nuestro día a día?", pregunta Cecilia Bizzotto, socióloga y portavoz de JOYclub. En efecto, los españoles están un promedio de aproximadamente 1.644 horas al año trabajando, ligeramente por encima de la media mundial, según datos de la Organización para el Desarrollo y Cooperación Económico (OCDE).

Igualmente, añade la experta, "hay que contemplar que es muy probable que tengamos intereses, motivaciones e identidades similares a nuestros compañeros de trabajo, lo cual va a incrementar la afinidad y la posibilidad de que surjan conexiones románticas en el ambiente laboral".

La cuestión es saber qué hacer con dicha atracción: "Sentir deseo por terceros no necesariamente implica que ya no lo sientas por tu pareja o que algo esté mal". En estos casos, lo mejor es ser responsable y comunicar lo que está pasando con asertividad, pero eso no siempre ocurre, y ahí es donde comienzan muchas aventuras.

Además, el auge del teletrabajo ha añadido una dimensión nueva a las interacciones. Ocho de cada diez encuestados por Zety considera que la digitalización ha incrementado el número de romances. De hecho, el 84% de los empleados en remoto afirma haber tenido una relación sentimental en este ámbito, frente al 75% de los presenciales.

¿Cómo es eso posible? Bien, las eternas y asiduas reuniones virtuales, así como la privacidad de las plataformas de mensajería corporativas parecen tener la respuesta, y es que se han convertido en las principales herramientas para establecer estos vínculos, según el 52% de los encuestados.

La mayoría lo oculta

Cuando se gestionan adecuadamente, estas conexiones pueden aumentar la satisfacción en el trabajo, la motivación y la productividad. Las parejas que trabajan juntas tienen potencial para comprender mejor la dinámica interna de la empresa, coordinarse más eficientemente y favorecer un clima de confianza mutua.

Sin embargo, los riesgos son reales. Entre ellos se encuentran las represalias, los favoritismos, el deterioro del equilibrio entre vida personal y profesional, la disminución del sentido de pertenencia al lugar de empleo e incluso los despidos o renuncias. Las rupturas pueden generar problemas de equipo, afectar el desempeño y provocar tensiones.

Carmen Gordillo, abogada laboral y socia de Women in a Legal World, explica que la vida privada forma parte del derecho fundamental a la intimidad personal y familiar, tal como recoge la Constitución española. Por ello, no se puede exigir información sobre las vinculaciones de sus empleados, a no ser que afecten directamente al cumplimiento de sus obligaciones.

Sin embargo, en la práctica, muchas empresas incorporan protocolos internos que buscan prevenir conflictos de interés. Según la experta, "cuando uno de los implicados ocupa un cargo directivo sobre el otro, participa en procesos de evaluación, selección o promociones, o hay un riesgo de trato de favor, se recomienda comunicarlo a Recursos Humanos".

No se trata, aclara, de una obligación por ley, sino de "cumplir políticas de compliance y códigos éticos". Por este mismo matiz, el despido por mantener una relación en sí mismo sería improcedente en España, salvo que derive en conductas objetivamente reprochables en el trabajo.

¿Como cuáles? En realidad, las que cabe imaginarse. Favoritismos en cribas de candidaturas o ascensos, uso indebido de la posición jerárquica o situaciones que puedan generar acoso laboral o sexual. Gordillo destaca que "la jurisprudencia es clara: lo relevante no es la vinculación, sino sus consecuencias sobre el cumplimiento de los deberes contractuales".

Imagen de archivo de una pareja frente a edificios empresariales.

Imagen de archivo de una pareja frente a edificios empresariales. iStock

En las multinacionales, son comunes los love contracts o acuerdos de transparencia, que obligan a las partes a declarar la existencia de estas vinculaciones. Estos buscan proteger a la empresa frente a reclamaciones por acoso o trato discriminatorio y, aunque aún son poco habituales en España, empiezan a implementarse en compañías con fuerte influencia.

Desde el punto de vista jurídico español, estos acuerdos solo son válidos bajo dos condiciones: la primera, que no vulneren derechos fundamentales; la segunda, que la información solicitada tenga una finalidad legítima. "En ningún caso pueden servir como causa directa de despido", subraya Gordillo.

La abogada también explica a esta revista que las medidas disciplinarias solo se justifican cuando existe un daño real y demostrable para la entidad. "El Estatuto de los Trabajadores permite el despido en casos de transgresión de la buena fe contractual o abuso de confianza, lo que puede incluir conflictos de interés, trato de favor o daño reputacional", explica.

La posición jerárquica de los implicados, así como la magnitud del impacto en la organización, determinan la gravedad de la sanción. Los casos de Byron-Cabot y Freixe ilustran estas diferencias. En Astronomer, la exposición pública derivó en dimisiones inmediatas más por presión mediática y reputacional que por infracción contractual.

En Nestlé, en cambio, el caso del —hasta principios de septiembre— CEO con una subordinada directa vulneró explícitamente el código de conducta y representó un conflicto de intereses, justificando desde la perspectiva corporativa su despido.

Europa ha sido más laxa que Estados Unidos —otro ejemplo, a Steve Easterbrook lo destituyeron como director ejecutivo de McDonald’s en 2019 por la relación con una empleada—, pero también empieza a tomar medidas. BP reclama desde hace años a su personal la necesidad de informar sobre sus lazos familiares e íntimos en el entorno profesional.

En España, el Banco Santander lo requiere si el empleado está vinculado con algún miembro directivo del grupo cuya capacidad de influencia en la situación laboral sea significativa. Inditex tiene un amplio código ético para evitar este tipo de problemáticas, y en él solicita a su plantilla que, de darse estos, hay que comunicarlos "por escrito y de forma honesta, transparente y completa".

La aventura de emprender juntos

En cualquier caso, no todos estos romances se viven en secreto ni acaban en polémicas. De hecho, a menudo vienen antes que las propias entidades. En España, se estima que 1,1 millones de las compañías se llevan en familia, lo que representa un 90% del tejido empresarial. Jesús y Ana, emprendedores sevillanos, llevan diez años encarnando este modelo con Mintha Estudio.

Jesús y Ana, fundadores de Minha Estudio.

Jesús y Ana, fundadores de Minha Estudio. María Bengoa Kuny Diamond Studio (@kunydiamond_studio)

Juntos lideran un pequeño estudio de diseño especializado en branding, identidad visual y comunicación web. Su historia ofrece una visión diferente: amor y profesionalidad pueden coexistir, e incluso prosperar, cuando hay reglas claras, respeto mutuo y un proyecto común que los motive.

Se conocieron en Sevilla, lejos de su pueblo natal, y lo que comenzó como amistad se convirtió en algo más. Al terminar sus estudios, decidieron apostar por un sueño compartido: "A ambos nos picaba el gusanillo del diseño", dice la dupla. Remodelaron un local y comenzaron a ofrecer sus servicios: "Creamos marcas que dicen mucho sin que pronuncies ni media palabra".

Para esta pareja, emprender de forma conjunta no fue solo una oportunidad laboral, sino una manera de hacer coincidir la vida profesional y la personal. Su experiencia refuerza una idea que surge de las encuestas de Zety y Amazon: cuando una relación está bien gestionada, puede incrementar la satisfacción, la motivación y la productividad, en lugar de generar conflictos.

Eso sí, trabajar de esta forma plantea desafíos únicos y los andaluces destacan tres claves fundamentales para gestionar la convivencia profesional y sentimental:

  • Espacio de trabajo separado: contar con un estudio físico les permite diferenciar cuándo han de atender cada parte de su vida. "Al bajar la persiana cada día, volvemos a ser una pareja más, con las típicas preocupaciones sobre qué vamos a cenar o si se nos ha olvidado tender la colada", explican.

  • Delimitación de responsabilidades: cada uno tiene tareas y áreas de decisión claras. Esto evita solapamientos y reduce las tensiones, asegurando que todo funcione con eficiencia.

  • Respeto mutuo: un desacuerdo empresarial no es uno de pareja. Respetan opiniones, decisiones y tiempos, evitando que lo laboral afecte a lo personal. "Sabemos que suena todo algo complicado, pero la verdad es que para nosotros siempre ha sido sencillo y natural", confiesan.

En su conversación con esta revista, ambos reflexionan sobre los romances en el entorno profesional: "Es un tema complicado, ya que establecer un límite entre lo que surge de forma natural y lo que está influenciado por roles de poder no siempre es fácil", explican. Pero para ellos, prohibir las relaciones no es la solución.

Esto, a su juicio, limita la libertad de los trabajadores y obliga a ocultar vínculos que, en casos de desigualdad jerárquica, pueden dejar a una de las partes en una posición vulnerable. Su propuesta es más flexible y práctica: "Establecer una política en la que simplemente se comunique a Recursos Humanos la existencia de una conexión sería una buena opción".

Así, consideran, se puede hacer un seguimiento sin que haya miedo a sanciones o represalias, incluso protegiendo y comprendiendo a las posibles víctimas en situaciones de desigualdad. Para ellos, la clave está en crear espacios seguros de comunicación, donde estas vinculaciones puedan existir de forma transparente, sin que afecten a los equipos.